Sintió su presencia

‘El Soro’ narra cómo el fantasma de ‘Paquirri’ se le apareció y le tiró del dedo gordo del pie

40 años después de su muerte ha dormido en la misma habitación de hotel en Pozoblanco. El espíritu del torero estaba bromista

 ‘El Soro’ en una imagen de archivo
‘El Soro’ en una imagen de archivoGtres

Mucho se ha hablado estas últimas cuatro décadas de Francisco Rivera ‘Paquirri’, especialmente por las polémicas que ha arrastrado su viuda, Isabel Pantoja. La felicidad en el matrimonio dura poco, pues su muerte en la plaza de toros de Pozoblanco trunca sus planes de futuro, con un bebé recién nacido: Kiko Rivera. Desde entonces se habla de su legado, especialmente de aquel que deberían haber heredado sus hijos mayores y que la tonadillera supuestamente ha retenido con diversas tretas en Cantora, hasta que su vástago abrió una puerta y estalló la guerra en el clan. El torero no ha podido descansar tranquilo con tanto que se le ha nombrado en mitad de controversias, revelaciones dolorosas o acusaciones y reproches. Pero este jueves regresa a los titulares en boca de un gran amigo de los ruedos, ‘El Soro’, quien se sienta a hablar con ‘TardeAR’ sobre cómo el fantasma de ‘Paquirri’ se le ha aparecido.

‘El Soro’ fue testigo de la tragedia, pues compartía cartel con él la trágica tarde en Pozoblanco. Pero parece que su vínculo va más allá de esta coincidencia, pues sus destinos están irremediablemente ligados. Al menos así ha sucedido en una habitación de hotel, aquella que fue la última que ocupó ‘Paquirri’ antes de dormir y en la que su amigo ha vivido una experiencia paranormal. “En esta cama durmió mi hermano, mi amigo, mi maestro, Francisco Rivera ‘Paquirri’, en esta misma cama y aquí voy a dormir”. Cuarenta años después de lo sucedido, su compañero en el albero pasó una noche en esa misma estancia marcada por la tragedia. No lo hizo solo, pues se atrevió con su mujer. Ahí es donde dice haber sentido su presencia y seguro de lo que experimentó lo ha querido narrar con todo lujo de detalles.

Después de poner de relieve la profunda admiración que siente por su amigo, ‘El Soro’ ha confirmado que ha notado la presencia del torero. No es la primera vez que ha sentido que le acompaña y está a su lado, pero dice que nunca antes lo había notado como aquella noche en la que ha dormido en la cama en la que echó su última cabezada. “Quise estar en la misma habitación de hotel en la que ‘Paquirri’ se quedaba a dormir su última noche”. Fue el pasado mes de septiembre de 2024, coincidiendo que Enrique Ponce toreaba en la plaza de toros y muchos amigos quisieron arroparle. La noche del 21 de septiembre el diestro se atrevió a pasar la noche ahí con su mujer. Narra cómo nada más meter la llave magnética en el contacto de la puerta se encendió la televisión del cuarto y en ella aparecía Isabel Pantoja cantando su mítica canción ‘Marinero de luces’: “Ya ahí me causó un impacto y me dije, ‘Dios, ¿esto qué es?’”. Este suceso se lo puso en conocimiento a los responsables del hotel, que no supieron darle una explicación: “Será el espíritu del maestro”, propusieron.

“Esa noche fue una noche tremenda y, además lo digo con total sinceridad, lo cuento por primera vez en mi vida. Esa noche llegamos a dormir, después del homenaje muy efusivo, muy contento”, relata ‘El Soro’, que explica cómo estaban en camas separadas, él eligiendo justo la que ocupó ‘Paquirri’ en su última noche. “Empezamos a hablar, que aquí estaba el maestro. Imagino todo lo que pasó o lo que pensaría esa tarde, esas ilusiones se truncarían ese día. Y les cuento esto, porque en el momento en el que empezamos a hablar, eran como las dos de la mañana, le dije ‘venga cariño, vamos a descansar’, rezamos un padre nuestro, porque yo soy muy católico, y le recé a la presencia del maestro Francisco Rivera y apagamos la luz. A los 10 minutos la luz comenzó a encenderse y apagarse, a parpadear. Como si nos hablasen…”. En un primer momento pensó que el interruptor no estaba bien apagado, de ahí que se levantó a comprobarlo. No era eso. Tocó infinidad de veces la tecla, pues dice que estuvo toda la noche así, con el juego del parpadeo: “Dieron las 5 de la mañana y mi mujer abrazada a mí del susto”. Una hora después, a las 6, sin poder pegar ojo, le pidió al maestro que les dejase dormir, que estaban muy cansados y dice que así la situación se arregló. Aun así, a las 6:30 dice que le estiraron del dedo gordo del pie: “La verdad que sentí el espíritu de Paquirri”.