La verdad
Ni millonaria ni arruinada: la herencia de María Teresa Campos
La pregunta es si la periodista, que había ganado mucho dinero, era a día de hoy solvente
Desde que María Teresa Campos dejó de trabajar muchos han sido los titulares de revistas y comentarios en prensa relacionados con su economía. La cuestión que a veces se debatía era si la presentadora y directora de sus programas era solvente o lo contrario. Había ganado mucho dinero con los contratos que firmo primero con Telecinco y después con Antena3 más los sumados de su etapa en la cadena Cope. Unas cifras extraordinarias que se añadían a los pagos por las publicidades en sus programas. Las empresas querían que fuera ella la que apareciera con los productos recomendándolos personalmente en sus espacios. Lo mismo podía ser una compañía telefónica que una línea de zapatos o las ofertas de El Corte Inglés. Su imagen no solo daba credibilidad, sino que las firmas la consideraban una buena «vendedora» o prescriptora, como se denominan ahora.
No solo era la oferta y la demanda en su vida televisiva, sino que también firmó contratos importantes con las editoriales. Escribió seis libros. Los más vendidos fueron «Amar, ¿para qué?» y sobre todo «Mis dos vidas. Memorias». Este último fue, sin lugar a dudas, un éxito de ventas. En él relató uno de los momentos más duros de su vida que fue el suicidio de su marido. Hasta ese momento en que quiso desnudarse literariamente era una información que se conocía en Málaga ya que José María Borrego era director de la emisora de RNE en Marbella y en el grupo más íntimo de María Teresa y sus hijas. Tuvo varias reediciones que la convirtieron en una apuesta segura para las editoriales.
Todos estos ingresos convirtieron a la periodista en una profesional con una economía más que solvente, millonaria. Hay que recordar que su cambio de TVE a Telecinco en 1996 supuso uno de los grandes contratos de la cadena. En aquel momento la cifra que se barajó fue de trescientos millones de pesetas. En España no se había adoptado el euro como moneda única, que se concretó el 1 de enero de 1999. Con este cambio la cifra quedó en tres millones de euros por temporada más publicidad aparte. Una cifra que sirvió para que la periodista pudiera cumplir con uno de sus sueños que fue mandar construir en 2010 la mansión que con el tiempo se convertiría en su peor pesadilla. Ella misma lo aclaraba en el programa «La Resistencia» donde una de las preguntas fijas de David Broncano, conductor del espacio, se refiere a cuánto dinero tiene el entrevistado.
María Teresa fue muy clara. Seguía trabajando y por lo tanto no tenía problemas económicos más allá del desencuentro con Hacienda que, finalmente, por una sentencia de la Audiencia Nacional tuvo que devolver a la periodista el millón de euros de multa. Un triunfo que le supuso una alegría económica y personal
En esa entrevista aseguraba, «no sé de negocios, lo que sí te digo es que invierto mi dinero en mi casa. Espero poder venderla en algún momento de mi vida, pero por ahora estoy feliz y orgullosa de lo que tengo». Su sueño inmobiliario en la urbanización Molino de la Hoz eran dos mil metros cuadrados en una parcela de seis mil metros donde no faltaba ningún detalle: piscina climatizada, gimnasio, biblioteca, sala de música, bodega y un jardín con árboles exóticos. Algunos de ellos no llegaron a aclimatarse a las condiciones de la comunidad de Madrid. El coste total de la construcción fue de cuatro millones de euros y varios millones más en la decoración de Jaime Fierro, uno de los mejores profesionales que falleció hace unos años.
Inversiones inmobiliarias
Una inversión que nunca recuperó porque tuvo que ponerla a la venta en septiembre de 2021 por dos millones y medio. Los gastos fijos eran muy altos y vivir ella sola con el servicio no tenía mucho sentido. Siempre creyó en que las inversiones inmobiliarias eran un seguro de vida. Compró un ático de doscientos metros cuadrados en Pozuelo que con el tiempo vendió por 1,3 millones de euros. Finalmente se instaló en un piso de alquiler en una urbanización familiar cerca de su hija Terelu. Si en Madrid las operaciones inmobiliarias no dieron buen resultado, en cambio sí las tuvo en Málaga. Dos propiedades, una de las cuales cambio de titularidad como informaba «Vanitatis» cuando Bigote Arrocet se fue sin despedirse. La otra se encuentra en la zona de Pedregalejo. Se trata de un ático de doscientos metros cuadrados con vistas a la playa. Este piso fue para ella la joya de la corona antes de ser la propietaria del casoplón de Molino de la Hoz. La herencia de la comunicadora sigue siendo un colchón económico importante para sus hijas. A pesar de lo que se ha dicho nunca estuvo arruinada.
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