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Concurso

Makoke y Terelu, liberadas y superadas: dos caras de la mujer madura

La psicóloga Ciara Molina valora para LA RAZÓN el impacto en el público femenino de las concursantes que abrazan su edad

Terelu Telecinco

Después del chasco de Demi Moore, necesitábamos el golpe de realidad de Cayo Cochinos. La actriz de Hollywood nos hizo creer que otra belleza era posible, pero luego posó en la alfombra roja de los Oscar cual Venus de Milo. Y todo lo que nos había contado sobre madurez y sensualidad, vejez y hermosura, imperfección y atracción, resultó papel mojado. A punto de la histeria colectiva, aterrizó Terelu en Honduras. Pimpante, generosa, real, satisfecha de vida y aceptándose en sus casi 60 años.

Y nos gustó más así que con los filtros y artificios de la foto promocional de «Supervivientes». Liberada y superada. Resiliente y con un corazón lleno de ganas de aventura. También Makoke, con 55 años y mil batallas ganadas. Ella ha llegado de la mano de la cirugía plástica y con una figura esculpida a golpe de gimnasio. Ni un pero. Makoke y Terelu son la cara y la cruz de una misma moneda, la de la mujer madura que, a pesar de su sarta de berrinches, han decidido amar sus cuerpos sin preocuparse de si se ajustan a la geometría que ideó Da Vinci en el «Hombre de Vitruvio».

Las imágenes que nos llegan de Honduras han sido muy bien recibidas. «Qué importante que en televisión haya cuerpos de toda condición», ha declarado Jorge Javier Vázquez, quien aprecia que la hija de María Teresa Campos se haya quitado «caparazones que le impedían avanzar». La misma valoración ofrece a LA RAZÓN Ciara Molina, psicóloga y autora de «Amar sin cicatrices»: «Cuando unas concursantes que son referentes abrazan su edad, sus cambios y su autenticidad, el resto de las mujeres se sienten validadas y libres para hacer lo mismo. Y esto no solo tiene un impacto a nivel personal, sino también en la forma en que educamos a las nuevas generaciones, fomentando una mirada más compasiva y menos crítica sobre sí mismas».

Terelu Campos y Makoke vive el primer gran enfrentamiento de 'Supervivientes 2025'Mediaset

La luz de Cayo Cochinos no es siempre generosa, pero Terelu se muestra tal como es, con sus arrugas, sus marcas y su cuerpo real. «Se envía a sí misma un mensaje de amor propio y autenticidad. No se trata solo de descubrir otra belleza, porque ya es bella, sino de liberarse de la presión de encajar en moldes externos y empezar a valorar su identidad desde una mirada más amable. Y eso, sin duda, es mucho más poderoso que cualquier filtro», señala Molina.

Agradece que, en lo profesional y en lo personal, cada vez más mujeres elijan mostrarse sin filtros. «Más que un acto de rebeldía contra los estándares de belleza, es un paso hacia la autoaceptación y el bienestar emocional frente al bombardeo constante de ideales inalcanzables, que puede generar ansiedad, inseguridad e incluso trastornos de la conducta alimentaria».

En este sentido, los años de las concursantes son un plus. «En la segunda mitad de la vida, donde muchas veces la sociedad nos ha hecho sentir invisibles o fuera del ideal de belleza, estos gestos de naturalidad y seguridad ayudan a cambiar la narrativa: en lugar de ver el envejecimiento como una pérdida, podemos empezar a verlo como una etapa de plenitud, confianza y disfrute genuino», indica la psicóloga. Insiste en que nuestro cerebro está programado para aprender por imitación y conectar a través de la empatía. Es muy posible que al regresar al plató caigamos en que todo fue un espejismo, pero, mientras, nos deleitamos en esa otra belleza natural y ajena a la edad.

Una carpeta sexual para la Campos

Terelu está cumpliendo retos que ni ella sospechaba. Se tiró del avión, superó un temporal histórico, le cogió gusto al coco… «A partir de ahora, mi cuerpo me va a decir campana y se acabó», amagó después de activar el protocolo de abandono. Pero de nuevo se sobrepuso. ¿Y si hiciese carpeta? Es el nombre con el que se conocen los idilios erótico sentimentales en el reality y, por qué no, podría ser su próximo desafío a batir. ¿Sería Escassi el elegido? Demasiado libertino, quizá, para tanto remilgo como ella gasta. ¿Montoya? El sexo por revancha del sevillano traicionado no sería lo más oportuno para romper una década de abstinencia. Makoke, no; Pelayo, tampoco… ¿Y Manuel? A tentador no hay quien le gane. No descartemos la opción.