En el anonimato
Juan Antonio Roca, la vida del exreo que presumía de haber ganado 80 veces la lotería
Ya nadie quiere ser su amigo (públicamente), pero mantiene una vida plácida en la Marbella que contribuyó a corromper
Juan Antonio Roca, el que fue el adalid de Marbella, dentro de una de las mayores tramas de corrupción que será recordada por siempre en la historia de España, sigue como paladín de la ciudad. Aunque él intenta pasar desapercibido, en el más puro anonimato, su biografía fulgurante aflora en estas fechas llena de sombras. Su nombre se hizo viral en el sumario de Malaya por la «suerte» de haberle tocado la lotería en 80 ocasiones. Eso le dijo al juez: que fue el «modus operandi» para convertirse en la cuarta persona más rica de toda España, acumulando más de 2.400 millones de euros durante su periodo en activo. El juez José Godino que instruyó la macro causa no se creyó nada de «los mágicos decimos» lo que conllevo una investigación a él y parte de su familia, concluyendo en que el propio político reconociese haber blanqueado más de 646.000 euros en billetes premiados.
Irrreconocible
El juez de Malaya dictaminó una sentencia en la que se estimaba que los métodos para lograr su fortuna pasaban por beneficiarse económicamente, de tierras y solares, de construir pisos en Marbella y la recalificación de esas propiedades para que otros promotores levantasen sus proyectos en ellas. Nada que ver con la lotería. Muchos se preguntan ¿Qué ha sido de Roca? El cerebro de la trama Malaya esculpe su longevidad plácidamente en los mismos lugares de la ciudad marbellí que pisaba antes de ingresar en prisión. Pasea por las calles de la ciudad costasoleña, como un lugareño más. Casi nadie le reconoce, más envejecido, con menos oros y sin alardear ya de ser ingeniero de minas.
La semana pasada, comía con su mujer Rosa en un restaurante al lado de su casa de Poseidón. Algunos le preguntan cuántos amigos le quedaban tras salir de la cárcel. A lo que el murciano, siempre contesta convencido: «Me quedan los buenos, los de verdad. Con esos me sobra». Sus colegas van desapareciendo. Allí le veíamos hace unos meses en el solitario entierro del que fue alcalde de Marbella despidiendo al que fue su enemigo más que amigo: «La cárcel nos cambia a muchos y hay que perdonar».
La mayoría no se creyó ese «buenísimo» y justificó la reciente cercanía del exgerente con el clan Muñoz como una argucia para que Julián, que amenazó con tirar de la manta, no sacara los «muchos trapos sucios aun sin lavar de Juan Antonio Roca». Él mismo dijo que era «consciente de que por mi actitud se produjo un daño a la ciudad». Roca obtuvo la libertad condicional en febrero de 2019 tras 12 años en prisión. La justicia le reclama 63 millones de euros que no han aparecido. Aunque su libertad condicional no estaba prevista hasta junio de 2023, su buen comportamiento en semi libertad colaborando con Cáritas hizo que la Junta de Vigilancia Penitenciaria le otorgase la salida de la cárcel antes de tiempo.
Su mujer y su hija, Rosa Jimeno y María, fueron procesadas en su día por un presunto delito de blanqueo en la trama de compra de billetes de lotería premiados, detectada durante la investigación del caso Malaya.
Ahora, cada una sigue sus vidas. María con sus negocios por Sevilla y Rosa, pegada a su esposo, en cada paseo y comida por la zona como en el Café De Ronda, Los mellizos o el Mercato de la Fontanella. Atrás ha quedado la famosa frase de: «Habla con Roca», con la que contestaba el fallecido ex alcalde Jesús Gil cuando le visitaba algún promotor urbanístico.
Algunos dicen que la fiesta se le acabó a Juan Antonio Roca y que los ojos se le llenan de nostalgia cuando ve fotos en los papeles de su Finca de la Caridad, su fastuosa joya de la corona que ha pasado a ser de titularidad municipal y se ha convertido en el recinto ferial de San Pedro Alcántara.
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