Entrevista

Joan Punyet, nieto de Joan Miró: «El Rey Felipe me gusta, pero ya es otro protocolo»

Expone «Monocromías» y desvela la íntima relación de su abuelo con Don Juan Carlos

Joan Punyet Miró
Joan Punyet MiróGonzalo PérezLa Razón

Joan Punyet, una de las fortunas más importantes de España y nieto de Joan Miró, venerado por todas las generaciones modernistas, sigue los pasos de su extravagante antepasado practicando la abstracción ecológica en el arte. Ahora se lanza al ruedo en Madrid con «Monocromías», una exposición de cuadros en pequeño y gran formato, que oscilan entre los 3.000 y 10.000 euros, en la que muestra sus últimas creaciones: grandes mares de color de dos metros por tres, en tonos rojos, azules y negros, con un empastado que da relieve y vida al oleaje. En una entrevista concedida a LA RAZÓN, Joan asegura: «Toda esta experiencia cromática que aquí muestro data de cuando tenía diez añitos y bajé con mi abuelo a ver su estudio. Él tenía 85, y todos esos colores de Mallorca fueron un impacto dentro de mi corazón». Y añade: «Yo no quiero ser solo un pintor de cuadros, de museos aburridos; quiero ser un creador de espacios que inviten a la reflexión». Esta forma de pensar, dice, la ha heredado de su abuelo, del que se desprendió de su apellido «para que no vayan diciendo por ahí que soy un enchufado», relata.

Joan es el mayor de los cuatro nietos de Miró. Dos de ellos, David y Emilio, fallecieron, y el pequeño Teo tiene síndrome de Down. Así que le ha tocado asumir la responsabilidad de guiar el imperio: «Hemos creado ya la tercera Fundación Miró. Somos sus herederos y es toda una responsabilidad». Joan define a su abuelo como un hombre elegante, siempre a la moda y con los sombreros más modernos. «Nunca olvidaré verlo con el enorme anillo que Alexander Calder le hizo a mi abuela Pilar. Le relumbraba cuando comía su paella, que le apasionaba», rememora. Amó a su mujer toda la vida y solo tuvo una hija, Dolors, madre de Joan. Ahora, él mismo se encarga de administrar el legado de su abuelo como consejero delegado de la Successió Miró. «Estamos en Barcelona, Mallorca y Tarragona. En estas fundaciones hay que generar un cambio para que todo no sea tan estructurado y se deje más paso a la poética y a lo provocador», explica.

 Fotografía facilitada por la galería Mayoral del pintor Joan Miró que forma parte de la exposición "Miro's Studio"
Fotografía facilitada por la galería Mayoral del pintor Joan Miró que forma parte de la exposición "Miro's Studio"Jean Marie del MoralAgencia EFE

Joan recuerda miles de anécdotas de su abuelo, que murió a los noventa años. Siempre lo evoca entre pinceles y oliendo a aguarrás. «Menos cuando se ponía el casco y cogía la moto para perderse por la isla. Eso le encantaba», señala.

Doña Letizia coge el testigo

Nos cuenta Joan que uno de los mejores amigos de su abuelo era el rey Juan Carlos: «Eran vecinos y tenían mucha complicidad. Mi abuelo iba a recogerlo y se perdían los dos por la isla en grandes paseos en moto. Le llegó a conocer tan bien que le hizo un autorretrato como regalo. Lo pintó en 1978. Ahora está en el Palacio de La Zarzuela. Es una cabeza y un fondo azul. Así veía a nuestro monarca metafóricamente».

Joan, por su parte, detalla: «Adoro a don Juan Carlos, pocos personajes habrá así en la historia de España. Lo digo bien alto. ¿Que ha cometido errores? ¡Sí! ¿Y quién no? Todos erramos, pero no es justo que, por un mínimo de equivocaciones, se juzgue una vida ejemplar. El rey Felipe me gusta, pero ya es otro protocolo».

La relación de la familia Miró con la Casa Real siempre ha sido excelente, y ahora apostilla que la reina recoge el testigo de los Miró. «Si mi abuelo hubiera conocido a doña Letizia, le habría encantado. La reina se involucra mucho en el mundo del arte y entiende la importancia de la obra de Miró. Seguro que la habría pintado con un fondo azul esperanza y grafismos vigorosos de compromiso y valentía, con colores rojo, amarillo y verde. De fondo, un negro brillante», asegura.

[[H2:«Mis hijos no son unos niños ricos»]]

Joan Punyet está divorciado de una mallorquina de origen manchego, Marisol Ramírez, con la que tiene dos hijos, de 21 y 15 años, y mantiene una buena relación «basada en el respeto. Mis hijos no tienen el concepto de ser niños ricos. No han heredado el genio de su abuelo con los pinceles. Solo se hereda el dinero y las deudas», bromea. Punyet aclara que sus hijos «se han educado plantando árboles en la finca y poco a poco van entendiendo que su bisabuelo era un estandarte del arte. Estoy centrado en inculcarles que hay que defender el legado».