Entrevista

Graciela Molina, la voz secreta de las estrellas

Hablamos con la actriz de doblaje que hace que Lindsay Lohan o Megan Fox suenen en español, aunque su trabajo va más allá

La actriz y directora de doblaje Graciela Molina
La actriz y directora de doblaje Graciela MolinaCedida

¿Se imaginan descolgar el teléfono y escuchar, al otro lado de la línea, a Lindsay Lohan, Megan Fox o incluso a la mismísima duquesa de Sussex? Algo similar experimentó quien esto escribe al conversar con Graciela Molina, una mujer cuya voz habita en la memoria colectiva. Es posible que su nombre o su rostro no les resulten familiares, pero su trabajo resuena en incontables películas y series: ella es la actriz de doblaje que, desde hace años, otorga su voz en castellano a muchas de las grandes estrellas de Hollywood, pero su labor va mucho más allá de la simple traducción. «El actor de doblaje tiene que tener mucho sentimiento, conexión y empatía con el actor. Tenemos compañeros que no tienen grandes voces pero son unos cracks en el mundo del doblaje», explica a LA RAZÓN, admitiendo que, en su caso, la genética ha jugado a su favor y le ha regalado una voz con una sonoridad especialmente dulce.

Su andadura en el sector comenzó cuando solo era una niña de seis años, guiada por la experiencia de su padre, Matías Molina, director y actor de doblaje al que insistió hasta que accedió a darle un papel: «Un día le salió una niña pequeñita en una película que tenía dos frases y dijo ‘‘que lo haga ella’’. Funcionó muy bien y a partir de ahí se corrió la voz –literalmente– y otros directores empezaron a llamarme. Mis primeros trabajos fueron en ‘‘Willow’’ y ‘‘Chucky: el muñeco diabólico’’, hasta que llegó un momento en que mi padre me dijo que ya no podía trabajar con él porque estaba muy ocupada entre el colegio y los otros directores».

Y así nació una próspera carrera de actriz de doblaje que también la ha llevado a dirigir varios proyectos, además de hacer sus pinitos como docente en escuelas que enseñan el oficio. Un oficio no siempre reconocido y a veces denostado incluso por los profesionales del sector: «Recuerdo la ceremonia de los Goya en la que estuvo Sigourney Weaver y puso en valor el trabajo de su actriz de doblaje, la maravillosa María Luisa Solá, porque sus películas tenían más éxito aquí gracias a ella. Muchos se esperaban que dijeran que el doblaje no estaba bien. Solo se nos reconoce y aplaude cuando salen las esquelas, es muy triste, así que una pequeña mención en este tipo de galardones estaría muy bien».

La voz de una duquesa

Han llegado a culpar al doblaje de que los menores en España no hablen inglés con fluidez. «Entonces, ¿por qué traducen los libros?», se pregunta Molina, que reivindica la libertad del espectador a la hora de elegir cómo quiere consumir su producto: «Hoy en día, quien quiera ver algo en versión original, puede hacerlo. Hacernos responsables de que la juventud no sepa idiomas es muy injusto. No traduzcamos nada, entonces».

Sorprende la ternura con la que habla de «sus actrices», aquellas a las que ha prestado su voz con dedicación y respeto. Entre ellas, además de las ya mencionadas, se encuentran Kirsten Dunst («Spider-Man»), Amy Adams («Encantada: La historia de Giselle») o Christina Ricci, con quien trabaja actualmente en la serie «Yellowjackets». Elegir entre ellas, confiesa, «sería como escoger entre papá y mamá», aunque admite una especial devoción por Ricci: «Cada vez me lo pone más difícil porque es una actriz maravillosa. Le han concedido una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y la tiene más que merecida. Está fantástica en la serie».

Uno de sus últimos trabajos ha sido el doblaje de Meghan Markle en su reality de Netflix, «Con amor, Meghan», una voz que ya conocía bien. «La doblé por primera vez antes de que se casara con el príncipe Harry, en la serie “Suits”, y después en el documental “Harry y Meghan”. No todo el mundo puede decir que ha sido la voz de una duquesa», concluye con orgullo.