Crisis emocional
Isabel Pantoja, al borde del abismo
Las deudas acorralan a la tonadillera que pasa por un momento de inestabilidad emocional y más distanciada que nunca de sus hijos
Las cuantiosas deudas, el desarraigo familiar, la ausencia de afectos, el acoso de Hacienda, la escasez de trabajo, las desilusiones vitales… han mermado tanto la vitalidad de Isabel Pantoja que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que se siente más sola que nunca.
Su hermano Agustín es su único apoyo en estos momentos tan duros. Siempre lo ha sido. Una persona cercana al clan Pantoja, Antonio S., desvela a LA RAZÓN que «en Cantora quien hace y deshace es Agustín. La influencia que ejerce sobre su hermana es innegable. Isabel está muy baja de moral, su mente es un caos, duerme mal y se vuelve loca al pensar en las deudas a las que tiene que hacer frente».
Tal y como descubre Carmen Borrego, «cuando la cantante se personó en las instalaciones de la Agencia Tributaria y le notificaron la deuda que mantiene con Hacienda se desmayó. Ella no tenía conocimiento de ciertas cosas que le han ocurrido. Hay personas de su entorno que no le han contado la verdad». Y es que el monto total de lo que debe a Hacienda es de 4.215.000 euros, de los que 2.700.000 los adeuda a un banco junto a su hijo Kiko Rivera, debido a la hipoteca que pesa sobre su finca desde 2002. Además, 1.100.000 al Fisco, que también implica a su vástago, y otras cantidades privativas de 338.816 y 75.263, igualmente a Hacienda.
Si la situación le conduce a un embargo, tendría que intentar deshacerse antes de sus propiedades, la finca, la casa de El Rocío, el piso de Sevilla y el ático de Fuengirola. Pero la fuente anterior asegura que «ella pide demasiado dinero por las ventas y los posibles compradores se echan atrás. Y eso que con tan solo deshacerse de Cantora, por la que ha recibido una oferta de más de cuatro millones, ya podría hacer frente a todas sus deudas».
Desde su entorno confirman que «tiene un serio problema de salud emocional. Hace unos días estuvo visitando a un médico en Córdoba para que le pusiera un tratamiento. No tiene ganas de ver a nadie, se cierra en sí misma y el único que tiene acceso a ella es Agustín. Le atormenta pensar que todo lo que gane en sus próximas actuaciones, en Bilbao, Madrid, Barcelona y Tenerife, se lo embarguen. Si no hay ingresos, su ruina económica será casi imparable».
Decisiones inesperadas
Pero Isabel parece vivir en el limbo. Toma decisiones sorpresivas, como la que le ha motivado a cambiar radicalmente su testamento, dejando únicamente la parte legítima a sus dos hijos y mejorando con el resto a su hermano Agustín y a sus nietos. Pepe del Real contaba este martes en exclusiva que Kiko Rivera y su madre habrían tenido una reunión a través de una videollamada en mayo o junio en la cual el Dj. habría dejado claros sus deseos de renunciar a toda la herencia. «Ambos estaban acompañados de sus abogados y Kiko manifiesta que no tiene intención de recibir nada y que pone a su disposición la finca Cantora, que es el bien que comparten, para que lo pongan a la venta y pueda saldar sus deudas con Hacienda. Le dice que está cansado y que ahora que ya ha solucionado sus deudas, no quiere recibir otras», ha asegurado.
Otra de esas decisiones insólitas es que la tonadillera, según revela el periodista Antonio Rossi, «ha dejado por escrito que quiere ser incinerada cuando fallezca, y que se esparzan sus cenizas en sitios determinados. Ya se lo ha comunicado a su entorno más directo a modo de últimas voluntades, porque quiere que se respete su decisión de blindar su futurible despedida. Desea que nadie se acerque al tanatorio para presentar sus condolencias, ni tan siquiera sus hijos, y tampoco quiere que se organice ninguna capilla ardiente por la que pasen sus fans, ni un funeral multitudinario».
Un miembro del equipo que le ha acompañado en su gira americana, J.C., recuerda que «Isabel dejó entrever que quiere deshacerse de todos sus bienes y marcharse a vivir a México o Miami, donde cuenta con buenas amistades. Está harta de todo lo que le rodea en España y le impide ser feliz. Ya ha hecho algunas gestiones, usando a su hermano como intermediario, para ver las posibilidades de cambiar de residencia. Se siente más querida en América que en España. Y tal y como están las cosas se iría sin mirar atrás».
Hay quien la ha visto «conversar» con los gatos que se mueven por las inmediaciones de su finca, es una forma de desahogo que no practica con nadie , bueno, sí, con Agustín, pero esos paseos por el campo son como un bálsamo ante la adversidad. Allí encuentra la paz que se le niega en otros lugares. El silencio apaga los malos pensamientos y le ayuda a meditar sobre un futuro que, ahora, ve de color negro.
El dolor de no poder ver a sus nietos
La ausencia de Isabel en la reciente boda de su hija con Asraf Beno ha levantado todo tipo de críticas. Isa derramó lágrimas de pena al saber que, definitivamente, su madre no la acompañaría en un día tan especial. Están distanciadas, sí, pero la joven sigue queriendo a la figura materna y la echa de menos. La artista, no obstante, ignora a sus hijos. Agustín es su prioridad y su único desconsuelo es que no ve a sus nietos. Los desafueros materno filiales le han alejado también de los niños. La abuela sufre en silencio esas ausencias.
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