Recuerdo

La foto fetiche de Arévalo que supone un homenaje póstumo a su hijo Kike

Siempre la llevaba su fotografía en uno de sus bolsillos.

 Paco Arévalo guardaba una imagen de su hijo Kike, fallecido a los veintisiete años víctima de un infarto. Nunca se separaba de ella, y la besaba cada vez que iba a subirse a un escenario.

Fue su amigo, el recordado cómico Gila, quien le dijo a Paco, al verle tan afectado por la muerte de Kike, que eligiera la fotografía de su hijo que le trajera mejores recuerdos y la conservara en todo momento en uno de sus bolsillos.

Era un ritual que Arévalo seguía al pie de la letra. Para el, aquel prematuro adiós de Kike le sumió en una profunda tristeza. En una ocasión, a los pocos días del trágico desenlace, tuve ocasión de hablar con el recién fallecido humorista, y me dijo que “Kike era demasiado joven para morir, era un hombre con una gran vitalidad, un buen hijo y una persona que amaba la vida. No hay mayor tragedia para un padre que sobrevivir a un hijo.”

En un momento dado de aquella conversación a Paco no le salían las palabras y el silencio demostró su inmenso dolor en unos momentos tan duros. Ya hemos contado que no era el primer hijo de Arévalo que se iba de este mundo prematuramente. El mismo me confesó que “perdí a otro que murió en mis brazos cuando apenas había cumplido un mes de vida. Fue una tristísima desgracia, la mayor que puede sufrir un padre.”

Y es que él entendía la paternidad como algo sagrado, y su prioridad en su vida siempre fue el amor a su familia, disfrutaba llevándose a sus hijos a sus espectáculos, incluso llegó a trabajar con uno de ellos, Paquito, durante una temporada.