Este viernes 2 de agosto se cumple un año desde el asesinato de Edwin Arrieta. Un año desde que Daniel Sancho decidió descuartizar a quien era su amigo, pareja o socio en los negocios –según la versión de cada uno-, para repartir los 17 pedazos de su cuerpo por la isla de Tailandia a la que acudieron de vacaciones. A la espera de que se conozca la resolución judicial que establezca si el acusado llevó a cabo el crimen con premeditación o de forma impulsiva, desde la familia de la víctima ha habido movimientos. Se cumple el primer aniversario sin el cirujano colombiano y aún no se ha terminado de hacer justicia, de ahí que el abogado de los Arrieta haya querido hacer un llamamiento popular, remover conciencias y evitar que Edwin caiga en el olvido. Un movimiento viral que está provocando una oleada de solidaridad con la familia, empatizando con el dolor que llevan arrastrando estos larguísimos meses que ya suman doce.

Será el próximo 29 de agosto cuando la Corte De Koh Samui se pronuncie sobre el destino judicial de Daniel Sancho. Sobre él cabe la posibilidad de una pena de muerte, aunque todos dan por hecho que será condenado a cadena perpetua, para después pedir el perdón real y regresar a España en un plazo no inferior a los ocho años. Los seres queridos de Edwin Arrieta no quieren venganza, tan solo justicia, confiando más en Dios que en el juez, como así han dejado constancia en sus intervenciones públicas, como su hermana Darlin en España. Ella ya ha dejado muy claro el sufrimiento que ha arrollado a sus padres y ha convertido sus vidas en un auténtico infierno. Algo de lo que también ha hablado Juango Ospina, su abogado.

“Hoy se cumple un año de este atroz y cobarde crimen. Todo mi cariño para una familia humilde y trabajadora, que sin quererlo de la noche a la mañana perdieron a un ser querido y han tenido que sufrir toda la presión mediática”, se solidariza el letrado de los Arrieta con el dolor de sus clientes. Sabe de primera mano lo mal que lo han pasado estos duros meses en los que no solo se enfrentaban al duelo de la pérdida de Edwin. También el hecho de tener que hacer frente a rumores y desinformaciones que ponían el foco en la intimidad de la víctima y no tanto en los pormenores del asesinato ocurrido en Tailandia a manos da Daniel Sancho, como así él mismo reconoció. Después ha ido matizando su versión y excusando su confesión para ajustarse a la estrategia judicial marcada por sus propios abogados.

“Que la esperanza de encontrar justicia y paz les llegue pronto a sus vidas y corazón. A quienes cree en el bien y en la vida después de este paso terrenal, acompañemos a la familia con una oración”, terminaba por pedir el abogado de la familia de Edwin Arrieta, que busca ofrecer algo de consuelo a sus clientes en tan marcada fecha en el calendario. Un 2 de agosto que para ellos siempre estará marcado en rojo en sus calendarios, irremediablemente asociado al dolor del asesinato del cirujano colombiano a manos de su amigo. Ese de quien no habían oído hablar, como de otros tantos asuntos que conocerían después cuando todo se precipitó y sus vidas se derrumbaron. Cuestiones que la defensa de Daniel Sancho está utilizando para subrayar que su muerte no fue un asesinato, que dejan a la víctima como presunto verdugo.