Se avecina un gran cambio
Así es la vida de Carlo Costanzia en un modesto bajo de Vallecas, a punto de ser padre
El que será papá del primer hijo de Alejandra Rubio continúa llevando una vida modesta en un barrio obrero y sin demasiados lujos
Alejandra Rubio y Carlo Costanzia han visto cómo sus vidas han cambiado radicalmente en los últimos meses. Y es que hace apenas hace cinco meses que nos sorprendíamos de sus primeros besos en la portada de una revista del kiosco rosa, que ha llegado el anuncio oficial de que esperan su primer hijo en común. Ni ellos mismos se lo creen, ni sus madres se ven preparadas para afrontar el nuevo papel que les toca desempeñar como abuelas primerizas, pero confían en el buen juicio de sus vástagos para sacar adelante sus propias vidas. Alejandra Rubio hace mucho que voló del nido, pues desde que cumpliese la mayoría de edad decidió mudarse con su pareja de por aquel entonces, Álvaro Lobo. El caso de Carlo Costanzia ha sido más inestable, pues ha ido dando tumbos hasta que ha encontrado su sitio donde se siente en casa y donde bien podría dar sus primeros pasos como padre.
Tras dar la buena e inesperada noticia de que están esperando un retoño, la pareja ha huido de la atención mediática para descansar unos días en Ibiza. Un emplazamiento donde poder esconderse de las preguntas que saben les aguardarán a su regreso, a pie de calle, desde la propia puerta de la casa de Carlo Costanzia, un bajo en la Colonia de los Taxistas de Vallecas. Actualmente reside de alquiler en un local reconvertido en vivienda, cercano al Parque de las Siete Tetas. Ya el propio hijo de Mar Flores explicaba cómo era su vida en este madrileño barrio obrero cuando detalló su situación en ‘De viernes’: “Llego a malas penas a final de mes. Vivo en un barrio obrero donde puedo permitirme pagar un alquiler bajo. Contando los céntimos, llego a mañas penas a final de mes. Esa es mi realidad”, destacaba el hijo de una de las modelos más icónicas y perseguidas de nuestro país.
Dado que su situación económica no era nada boyante antes de conocer a Alejandra Rubio, sus planes tampoco lo eran. Disfrutaba de una vida tranquila, en la medida de lo posible. Se mudó a esta zona de Madrid tras romper con su exnovio, Jeimy, con la que terminó a gritos y en muy malos términos. Desde entonces va al gimnasio, saca a pasear a su perro por las inmediaciones, se cita con amigos y hace escapadas con Alejandra Rubio. El trabajo de los reporteros que siguen sus pasos muestran una vida sencilla, realizando salidas diarias para comprar y atender quehaceres cotidianos. También es cierto que sus pasos han estado muy limitados por la pulsera telemática que la justicia le hace llevar para mantenerle bajo control y siempre localizado.
Ahora que ha comenzado a coger gusto a esto de las exclusivas y las entrevistas en televisión, quizá su situación mejore y pueda permitirse un tren de vida como el de la que será la madre de su futuro hijo. Más allá del dineral que Alejandra Rubio puede tener en su armario con looks de los mejores diseñadores y bolsos privativos para un sueldo mileurista, la hija de Terelu Campos también se paga sus propios gastos. Por ejemplo, el alquiler de su apartamento en una exclusiva urbanización de Aravaca. Quizá no sea muy asequible para cualquier bolsillo, pero a su favor está el detalle de tener a su madre muy cerca y si la pareja decide emplazar aquí la llegada de su primer hijo en común, seguramente Terelu les eche una mano con feliz abuela.
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