Empresario del motor
Alejandro Agag, de discreto yerno de Aznar a rey Midas del automovilismo eco
El yerno de Aznar atrae a sus fiestas deportivas a las personalidades más influentes. La próxima, en Marbella
Cualquier afortunado que reciba pase para una de sus fiestas podría confundir a Alejandro Agag con ese Gran Gatsby que trazó F. Scott Fitzgerald en su novela en 1925. Más que por él, por la naturaleza hedonística de sus invitados. Esta osadía imaginaria solo sirve para ilustrar la exuberancia de convocatorias como la que reunió la semana pasada a los personajes tan célebres y dispares como Tita Cervera y su hija Carmen, el cantante Marc Anthony o el actor Will Smith en Venecia para celebrar la segunda cita del Grand Prix de la «E1 Series League», algo así como la Fórmula 1 de las lanchas eléctricas. Después de la competición, el anfitrión condujo a los asistentes al hotel Kempinski, un antiguo convento del siglo XVIII donde les esperaba una gran cena de gala en la que las máscaras añadieron el toque barroco que faltaba a este festín de elegancia. No faltaron ni su esposa, Ana Aznar, ni sus suegros, Ana Botella y José María Aznar.
Al margen de estos eventos, la vida de Agag a sus 54 años nada tiene que ver con el misterioso protagonista de Scott Fitzgerald. Tampoco con aquel joven que conocimos en su boda con Ana Aznar el 5 de septiembre de 2002, en El Escorial. Hijo de padre belga de origen argelino, el banquero Youssef Agag, y madre española, el empresario estudió en el colegio Retamar de Pozuelo de Alarcón y se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en el Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF). Si bien inició una exitosa carrera política, primero formando parte de Nuevas Generaciones y después en el Partido Popular Europeo, enseguida se encaminó profesionalmente como empresario y, concretamente, hacia el mundo del automovilismo, donde se mueven anualmente miles de millones de euros. Dirigió un equipo de GP2, principal serie de soporte de la Fórmula 1, y fundó dos campeonatos de velocidad con vehículos movidos por electricidad, Fórmula E y Extreme E. Su personalidad extrovertida y su espíritu emprendedor le han valido para estrechar vínculos con los hombres más poderosos del motor, como Bernie Ecclestone y Flavio Briatore. «Bernie Ecclestone trata a Alejandro como a un hijo», declaró hace tiempo Adrián Campos, ex piloto de Fórmula 1. Hoy su fuerza podría ser equiparable a la de este empresario apasionado por los coches que transformó la competición en un negocio multimillonario al adquirir los derechos comerciales de la Fórmula 1 en la década de los setenta. Se dice que al dúo Briatore-Agag se debe el mito de Fernando Alonso. Actualmente, tiene los derechos exclusivos para organizar la World Champion Racing los próximos 25 años con el objetivo de convertirla en la mayor carrera a motor que respeta el medio ambiente.
Una vida familiar corriente
La pareja, padres hoy de cuatro hijos varones, se mudó en 2005 a Londres y en 2022 a Roma, donde no deja de crecer en su carrera. A su cargo tiene la gestión de varias empresas vinculadas con la automoción y el desarrollo sostenible.. En la capital italiana disfrutan de una vida acomodada con rutinas saludables, que incluyen la práctica de yoga y mindfulness. La maternidad inspiró a Ana, psicóloga infantil, un proyecto vinculado con la educación de los hijos: Rec Parenting, una plataforma de ayuda especializada que «brinda apoyo durante todo el ciclo de vida de los padres, desde los primeros momentos en que se considera formar una familia». Además, trabaja como profesora en la prestigiosa universidad americana John Cabot, con sede en Roma.
Agag repetirá su fiesta deportiva el próximo sábado, 1 de junio. Esta vez tendrá como escenario Puerto Banús, en Marbella. Habrá que esperar a ese día para ver con qué golpe de efecto sorprende y qué celebridades vuelven a sentarse a su lado. Es todo un logro deportivo a nivel internacional que ha sido posible gracias al apoyo decidido de las administraciones públicas. Después continuará en Ginebra, Mónaco, Róterdam y Hong Kong. La fórmula será la misma y despertará el mismo interés mediático.
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