Aniversario
Los 75 años de Pepa Flores sin añorar a la niña Marisol
La artista disfruta de una tranquila senectud, disfrutando de la soledad en el anonimato
Huerto, cocina y retiro total del mundo mediático. Así es la vida actual de Pepa Flores, que hoy cumple setenta y cinco años sin añorar lo más mínimo sus años de gloria escénica como Marisol. Desde 1985 reside en Málaga junto a su pareja, el italiano Massimo Stecchini, once años menor que ella, con el que se les suele ver paseando con su perro por La Malagueta, cerca del Paseo de la Farola, donde tiene su domicilio. «Lo que llena mi vida es lo cotidiano», asegura, «vivo de una manera muy sencilla, que es lo que quiero».
No le interesa la fama, ni tan siquiera la popularidad. Su hermana Vicky recalca a este medio que Pepa Flores no reniega de Marisol a pesar de su retiro voluntario: «Hay una leyenda negra que dice que Pepa mató a Marisol. No es cierto. Ella ha sido la mayor defensora de Marisol, que sigue viviendo en su interior, no la ha matado». Pero la que fuera niña prodigio del cine español, aplaudida hasta en América, encuentra serenidad y mesura en los pequeños placeres de la vida. Su vecino Manuel cuenta a LA RAZÓN que «es una gran cocinera, los guisos se le dan muy bien, los potajes, las lentejas... No hace vida social, prefiere recibir en casa a su familia y amigos, o disfrutar del huerto y las gallinas que tiene en su finca de la zona de la Axarquía. Pero donde se siente más feliz es rodeada de sus hijas y sus nietos».
En su barrio la reconoce todo el mundo, aunque ella se empeñe en salir a la compra con gafas oscuras y un pañuelo en la cabeza. Su rostro conserva la belleza de antaño, esos ojos azules que enamoraban al público y su sonrisa angelical. Hay cosas que no se borran nunca.En sus recuerdos del pasado quedan más de quinientas canciones y películas como «Ha llegado un ángel», «Un rayo de luz», «Tómbola» o «Cabriola», y producciones televisivas como «Proceso a Mariana Pineda», que pertenece a su etapa vital más combativa cuando fue militante del Partido Comunista de España.
Su íntimo amigo, el pintor Antonio Montiel, nos desvela que «Pepa practica la meditación desde hace años, se interesa por todo lo que suponga la superación personal». En los últimos tiempos ha dirigido un coro de mujeres, impartió clases de castañuelas, potenció su lado más solidario colaborando con una asociación contra la esclerosis múltiple…
Su hija, la actriz María Esteve, me contó en una ocasión que «mi madre no tiene ni móvil. Respeta a todo el mundo y lo único que quiere es paz». Y otra de sus hijas, Celia, define claramente la realidad de su progenitora: «Hubo un momento en que ya no podía hacer más en el cine y la música, y optó por la tranquilidad y disfrutar del anonimato y la soledad». Así sea.