Elena Huelva, el emotivo adiós a una guerrera

Sabía que le quedaban pocos días de vida. Cuando Elena Huelvaingresó en la Unidad de Oncohematología del sevillano Hospital Infantil Virgen del Rocío, en la madrugada del 2 de enero, lo hizo con graves problemas respiratorios. Un tumor le oprimía de tal forma la tráquea que le faltaba oxígeno. Su vida se iba yendo poco a poco. El Sarcoma de Ewing que le dañaba los huesos se había extendido por todo su cuerpo. La metástasis ya le afectaba a los órganos principales. Desgraciadamente, no tenía solución. En uno de sus recientes mensajes en las redes sociales escribió: «Son días muy difíciles, pero yo estoy fuerte».

Por ello, Elena no cesaba en su actividad como influencer, narraba su vida cotidiana con la naturalidad de quien confiaba en vencer al cáncer que la quemaba por dentro. A su lado, incondicionales, sus padres y su hermana, Emi.

Ironías de la vida, su muerte se produjo el tres de enero, exactamente la misma fecha en la que cuatro años antes le habían diagnosticado la enfermedad. Su familia nunca perdió la esperanza de que Elena se curara. No querían ni imaginarse que pudiera morir tan joven. Un adiós con tan solo 20 años. Su oncólogo, el doctor Gutiérrez Carrasco, especialista en tumores óseos, le había prescrito un tratamiento de quimioterapia vía oral, a base de pastillas. Como último recurso, Ana Obregón intermedió para que la enferma fuera ingresada en el mismo centro sanitario de Barcelona en el que atendieron a su hijo Aless. Le iban a someter a un tratamiento experimental, pero no pudo ser posible porque la metástasis estaba demasiado extendida y ya le afectaba al cerebro. Imposible atenderla.

En su última noche fue sedada para evitarle el dolor y el sufrimiento ya que apenas podía respirar. El desenlace estaba demasiado cerca. Su fallecimiento se produjo a las dos y media de la tarde del día siguiente. Sus padres y su hermana no se habían separado de ella en esos momentos postreros, vivieron con angustia el dramático paso de la vida a la muerte, a sabiendas de que no había salvación posible. La sedación impidió la despedida. Pero, alrededor de su cama, su familia permaneció más unida que nunca, las manos entrelazadas y las caricias constantes a Elena. Su hermana, confidente, amiga, expresaba sus sentimientos con un emotivo mensaje en Instagram: «Juntas siempre, te amo hermanita. Sígueme siempre, yo te sentiré».

Se ha ido una mujer que es un ejemplo de amor a la vida, de lucha contra el cáncer, un símbolo de fortaleza y de humanidad.Una guerrera.