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Díaz y Belarra, ¿como Jennifer y Ben?

El amor es el motor de la política y su combustible: las tácticas rastreras, la manipulación y la puñalada trapera

Yolanda Diaz durante el Debate sobre el Estado de la Nación
Yolanda Diaz durante el Debate sobre el Estado de la NaciónAlberto R. RoldánLa Razón

La política es la guerra por otros medios, aunque ya dijo Winston Churchill que «la política es más peligrosa que la guerra», porque en la guerra sólo se muere una vez Ione Belarra confesó en su día, quizá en un arrebato místico después de leer a Paulo Coelho o a Antonio Gramsci, que el amor es el motor de la política, pero se olvidó de mencionar el combustible: las tácticas rastreras, la mentira, la manipulación y la puñalada trapera. Minucias. Así que no sabemos si lo suyo conYolanda Díaz, o sea, lo de Podemos con Sumar, es o fue un amor de verano, polvo de un día o «coitus interruptus», porque ahora dicen que están a punto de firmar el divorcio, mayormente comoJennifer López y Ben Affleck, que se separan a las tres semanas de casarse y después de tomar el cielo por asalto en París.

Cuenta desde Hollywood que así, separándose eventualmente, hacen su peculiar relación más fuerte, o sea, que cuando se reencuentren en París o en Los Ángeles, el sexo será más potente y glorioso, como si hubieran estado recargando pilas en plan tántrico en el Tibet. No sé si Yolanda e Ione Belarra emplean una estrategia similar, con la esperanza de que la distancia alimente el deseo y actúe como afrodisíaco. Sabemos que a la Díaz le pone el marisco, pero ¿y a la Belarra? ¿San Valentín? El caso es podem que laita no sabe si se arrimará o no a sumar para restar, multiplicar o dividir. Todo puede pasar: la política hace extraños compañeros de cama y más si la cama la hace Irene Montero.

Se aclarará el lío en Navidades, cuando la Yoli nos deje como regalo de Reyes republicanos el anuncio de su candidatura. Con amor.