Opinión
La crónica de Amilibia: La salvación está en Omar Montes
Observando el panorama, no es de extrañar que Pepe Sacristán diga que «antes monja que meterme a político». Porque a nada que se fijen un poco, verán que somos el país de los excluidos. Hay 11 millones de excluidos sociales por la pandemia y las consiguientes crisis económicas, vacas y cerdos excluidos por Alberto Garzón, viejos excluidos por la banca y su digitalización, agricultores excluidos por los planes de Planas, menesterosos energéticos excluidos por la factura de la luz, feministas de siempre excluidas por las feministas radicales de Irene Montero y su Ley Trans, autónomos excluidos por las subidas de impuestos, besucones excluidos por la distancia de seguridad, etc.
Hay muchos excluidos. La cantante Edurne dice sufrir muchísimo machismo por estar casada con el futbolista David de Gea: la culpan hasta de los goles que el portero encaja en el Manchester. O como yo mismo, que me siento excluido de la modernidad modernísima porque no entiendo la nueva canción de Rosalía: «Hazme un tape modo skipe. Yo la batí hasta que se montó, segundo es chingarte».
En fin, ante tanta exclusión quizá nuestra salvación esté en Omar Montes. Le ha dicho a Jesús Calleja: «Me veo de presidente. Tengo todas las cualidades necesarias para ser un buen presidente». Y las tiene, sin duda: ya ha aparecido como investigado como supuesto usuario de una red que vendía pasaportes Covid falsos. Falta que lo acusen de plagiar canciones y el descubrimiento de que su libro de memorias se lo escribió un negro. Por lo demás, un tipo que adora a su abuela, que reparte comida entre sus vecinos necesitados y que se pasea por Pan Bendito con un Mercedes dorado sin que se lo rayen inspira mucha confianza.
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