Crónica
Isabel Pantoja o los fans como contribuyentes
Lo de Isabel Pantoja sí que es una auténtica revolución que no supieron ver Frank Sinatra, Los Beatles, Lady Gaga ni Julio Iglesias: la conversión de sus clubes de fans en ONGs o en sus particulares Reyes Magos. Un integrante de su club canario reveló que se habían gastado más de 200 euros en comprarle tabaco a su artista como regalo de cumpleaños, tal como les habían solicitado. Dicen que desde Cantora se demandó otras contribuciones a los partidarios: una thermomix, una lavadora, farolas para iluminar la piscina, etc. Su hijo Kiko Rivera confesó en su día que mamá también utilizaba a sus seguidores más fervientes para pintar la casa o hacer reparaciones en ella. El admirador canario añadió: «Nos ha pedido más cosas, pero no se las hemos enviado porque no hemos podido. También nos pidió regalos por Navidad». Así, tacita a tacita, con esta ingeniosa metamorfosis de sus seguidores en ciudadanos contribuyentes a su causa, Isabel no solo podrá salir de la ruina y pagar a Hacienda, sino comprarse una casa en las Bahamas y un barco con marinero de luces. Lola Flores tuvo la intuición, pero no acabó de rematar la faena: pidió una peseta a cada español (año 87) para saldar su deuda con el fisco. La idea no prosperó porque entonces no había una Irene Montero para apoyarla desde la tele en su empoderamiento. Si culmina felizmente su revolucionario proyecto de donaciones en aniversarios y navidades, yo no dudaría en situarla en la Mesa de Diálogo con Pere Aragonès: casi seguro que en vez de dar, recibimos algo. Al menos un caganer por Navidad.