En Sanxenxo
El Rey Juan Carlos, lamido por un perro en la cara: su inesperada reacción
Una señora se acercó a hablar con el Emérito, pero el protagonismo se lo llevó su perro, que se atrevió a darle sus particulares besos sin previo aviso
El Rey Juan Carlos ya se ha dejado ver en Sanxenxo, donde tiene intención de participar en las regatas junto a su hija, la infanta Elena. Lo hace tras haber compartido tiempo también con su hija Cristinaen Ginebra, desde donde tomó un avión privado con destino a España para disfrutar de una de sus grandes pasiones y motivo de sus últimas visitas a territorio patrio. Mucho se ha hablado sobre los planes del Emérito durante su nueva aparición, destacándose lo que ha hecho con amigos y los lugares en los que se ha dejado ver, pero un protagonista inesperado le ha robado, en parte, el foco este mismo viernes por su atrevimiento. Y es que no es muy común ver cómo lamen la cara del Rey, aunque él se lo tomase a risa y recibiese este aparente desaire con su buen sentido del humor habitual.
Tras hacer escale en Vitoria para someterse a una batería de pruebas médicas con su buen amigo, el doctor Eduardo Anitua, puso rumbo a Vigo. Con el permiso médico para participar en las regatas, llegó a Sanxenxo, estableciéndose una vez más en casa de otro íntimo, Pedro Campos, presidente del Real Club Náutico de la ciudad. Este jueves se quedó en tierra por el mal tiempo, pero el viernes nada le impidió echarse a la mar y practicar la estrategia a seguir en el campeonato de este fin de semana. Pero lo curioso ha sucedido en tierra, en el propio puerto, cuando el Emérito se paró a conversar con una mujer que llevaba a su perro en brazos.
Como le sucede también a la Reina Sofía, el Rey Juan Carlos siente predilección por los animales. Así, antes de poner un pie en el Bribón con el que vuelve a competir, el monarca charló animadamente con su tripulación y la propia infanta Elena. Pero la nota de color la ofreció el perro que llevaba una de las mujeres con las que hablaba, que terminó sobrepasando los límites y lamerle la cara. ¿Su reacción? La mejor posible. Recibió encantado las muestras de cariño inesperadas del can, correspondiéndole con una amplia sonrisa, varias caricias para calmar sus ansias de contacto y palabras de agradecimiento por sus besos.
Más allá del perro que le ha robado el protagonismo al Rey Juan Carlos, también hay otra anécdota que ha llamado poderosamente la atención de todos. Se trata del cariñoso gesto que tuvo la infanta Elena con su padre cuando ambos se subieron al Bribón. Para inmortalizar el recuerdo de los buenos momentos que van a pasar juntos, compartiendo una de sus grandes pasiones, no dudó en fotografiar personalmente con su móvil al Emérito con el mar de fondo. Una foto que se guardará en su carrete privado, que no verá la luz, pero que deja muestra gracias a los gráficos congregados en el puerto de Sanxenxo del profundo amor que siente la hija por su progenitor. Algo que quedó patente ya con la curiosa forma que tienen de saludarse, que se convirtió en fenómeno viral y ha sido muy imitado.