Las otras grandes polémicas de Federico de Dinamarca sobre su vida sentimental

Son varias las historias de amor que se han atribuido, con y sin polémica, a Federico de Dinamarca. La más controvertida fue la que le valió el sobrenombre de "príncipe turbo". Tuvo lugar en la década de los noventa entre el primogénito de Margarita II y la modelo Malou Aamund. Ambos fueron detenidos en la Nochevieja de 1992, cuando ella condujo en estado de embriaguez el vehículo del príncipe superando los límites de velocidad. El escándalo fue tan grande que el parlamento danés llegó a pedir que Federico renunciara a sus derechos dinásticos. Algo que no llegó a suceder.

Años más tarde, el príncipe comenzó una relación con Katja Storkholm, modelo de lencería; una historia que escandalizó a Dinamarca. Estuvieron juntos dos años y medio. Se llegó incluso a especular sobre un posible embarazo de la maniquí. Las presiones de la familia real hicieron que Federico rompiera la relación. Pero después de Katja llegó, en 1999, Maria Montell, estudiante de arte dramático que tampoco recibió el visto bueno de la Reina Margarita.

Desde hace dos décadas, Federico de Dinamarca mantiene una vida familiar, y tranquila, junto a la abogado Mary Donaldson, a la que conoció durante los Juegos Olímpicos de Sídney, en el año 2000 y con quien se acabó casando cuatro años después. La llegada de la australiana a su vida fue entendida en el país nórdico como una forma de que el heredero "sentase la cabeza". Junto a ella ha sido padre de cuatro hijos: Cristian, Isabella, Vincent y Josefine.

Pero, tras su matrimonio, continuaron las polémicas. En 2017, la revista danesa Her & Nu acusó al príncipe de haberle sido infiel a su mujer, y de haber pagado 7.000 euros para silenciar el caso. Estos días, vuelve a la actualidad por su relación, de amistad, con la mexicana Genoveva Casanova, con la que ha sido fotografiado paseando distendidamente por Madrid, mientras su mujer, la princesa Mary, estaba en Estados Unidos.