Protocolo
Guillermo de Gales ya tiene quien le vista
El príncipe heredero ha aceptado el servicio de un ayudante de cámara. Se ocupará de que su presencia sea impoluta
Hasta ahora, el príncipe Guillermo se había resistido a tener su propio ayudante de cámara. Un valet, que es como se llama a la persona que se encarga, entre otras tareas, de vestir a un miembro de la realeza. Finalmente, ha decidido contratar sus servicios de forma permanente. ¿Qué le ha hecho cambiar de parecer?
Tal vez su negativa se debía a que algunos de los empleados que han ocupado este puesto en Buckingham habían roto la máxima que se les exige: «Aprender todo sobre el rey o príncipe a quien visten y luego operar con la máxima discreción». Es el caso de Paul Burrell, que fue valet de la princesa Diana y hoy es un exitoso autor de bestsellers, además de fuente inagotable de detalles sobre la vida de los Windsor. Cabe también la posibilidad de que el príncipe de Gales considerase un tanto anticuada la necesidad de ser vestido, un pensamiento que habría modificado con el tránsito de duque de Cambridge a príncipe de Gales y, por tanto, el primero en la línea sucesoria. Su presencia en eventos oficiales y actos ceremoniales será cada vez mayor, lo que exigirá un impoluto mantenimiento de los uniformes y un uso muy riguroso de cada símbolo. De eso es de lo que se ocupará el valet que ha contratado Guillermo, una tarea que, hasta ahora, hacía un exempleado de Clarence House, la residencia del rey Carlos. Lo que parece claro es que, una vez que ha cedido, el heredero no querría un confidente, sino un profesional. A diferencia de Diana o la reina Isabel, él disfruta de su propio círculo íntimo para intercambiar confidencias o desahogar sus tristezas.
Según Dickie Arbiter, exsecretario de Prensa de Isabel II, esta figura es imprescindible porque cada detalle importa. Desde las medallas e insignias hasta el último botón. La presencia de un valet será fundamental para conseguir que el vestuario del futuro rey esté perfecto y siempre a punto.
Buena parte de los uniformes se diseñaron en el siglo XIX, cuando cada caballero contaba con su propio valet.La situación en la que se encuentra ahora el hijo del rey Carlos, con su padre y su esposa convaleciente, habrían motivado la urgencia de un ayudante de cámara permanente, a pesar de que él habría preferido prescindir de esta figura y contribuir a esa idea de modernidad que quiere aportar a la Corona.
Alexandra Parker-Larkin lo ve, sin embargo, como una normalidad. Trabajó como valet durante seis años y 25 como formadora del oficio en la agencia de servicios domésticos Mayfair, de Londres. En su opinión, el ayudante de cámara ofrece un nivel alto de cuidados y atención personalizada, adelantándose incluso a lo que el cliente necesita con pequeñas cosas que, en realidad, acaban siendo las importantes en la rutina diaria. Su sueldo, unos 90.000 euros anuales, no está nada mal.
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