Relevo

Federico de Dinamarca: un príncipe entre damas

El primogénito de la reina Margarita llega al trono envuelto aún en los rumores de infidelidad a su esposa, la princesa Mary.

Cincuenta y dos años ha durado el reinado de la reina Margarita de Dinamarca, lo que la ha convertido en la única reina reinante y la más longeva de los monarcas europeos, tras el fallecimiento de Isabel II. Un dato que convierte además a su primogénito, el príncipe Federico, en el heredero que más años ha esperado para subir al trono.

El camino hasta ser rey no ha sido fácil para Federico de Dinamarca, que desde niño manifestó su rechazo a ser rey. En 2018, confesó en un documental emitido con motivo de su 50 cumpleaños lo difícil que había sido para él asumir que algún día sería el rey de Dinamarca: «Vi mi vida apagarse, y que de pronto tendría que comportarme como un completo adulto. Fue muy incómodo. Sobre todo, porque no había mucha gente que pudiera explicarme lo que eso suponía». En otras ocasiones, Federico de Dinamarca no ha dudado en confesar que la idea de ser monarca le parecía «grande, intimidatoria, oscura, sombría y desagradable».

Quizá por ello, o simplemente por la rebeldía de la juventud, el hijo mayor de la reina Margarita se vio envuelto en varios escándalos.

La más controvertida fue la que le valió el sobrenombre de «príncipe turbo». Tuvo lugar en la década de los noventa entre el primogénito de Margarita II y la modelo Malou Aamund. Ambos fueron detenidos en la Nochevieja de 1992, cuando ella condujo en estado de embriaguez el vehículo del príncipe superando los límites de velocidad. El escándalo fue tan grande que el Parlamento danés llegó a pedir que Federico renunciara a sus derechos dinásticos para cedérselo a su hermano menor, el príncipe Joaquín, una crisis que la reina Margarita solventó enviándole a estudiar a la Universidad de Harvard.

Años más tarde, el príncipe comenzó una relación con Katja Storkholm, modelo de lencería; una historia que escandalizó a Dinamarca. Estuvieron juntos dos años y medio. Se llegó incluso a especular sobre un posible embarazo de la maniquí. Las presiones de la familia real hicieron que Federico rompiera la relación. Pero después de Katja llegó, en 1999, Maria Montell, estudiante de arte dramático que tampoco recibió el visto bueno de la reina Margarita.

Tampoco fue bien entendido por los daneses que el heredero se hiciera varios tatuajes y que hiciera sus pinitos como Dj.

Su imagen se vio más reforzada con la imagen de deportista que fue adquiriendo posteriormente. Federico de Dinamarca no solo ha corrido varias maratones, sino que además ha participado en expediciones con trineos en Groenlandia. En 2013, completó su primer Ironman, el triatlon más exigente al incluir cuatro kilómetros de natación, 180 de ciclismo y 42 kilómetros de carrera.

Pero quien realmente reforzó su imagen y por quien sentó la cabeza fue por Mary Donaldson, la abogada australiana a la que conoció en los Juegos Olímpicos de Sydney, en 2000, y con quien se casó el 14 de mayor de 2004 en la catedral de Copenhague y con quien formó una familia de cuatro hijos, Christian, Isabella, y los mellizos Vincent y Josephine.

Meteduras de pata

A Federico de Dinamarca se le ha criticado por la pobre retórica de algunos de sus discursos, así como meteduras de pata como la que cometió en 2018 al no asistir al cumpleaños de su madre y preferir irse a esquiar a Groenlandia con sus amigos. En los últimos meses además su imagen se ha vuelto a tambalear al salir a la luz su supuesta relación con la mexicana Genoveva Casanova, exesposa de Cayetano Martínez de Irujo. Las fotos del príncipe con la «socialité», en Madrid, reavivaron los rumores de divorcio de la princesa Mary e incluso se llegó a creer que la reina Margarita alargaría su reinado hasta su muerte, debido al escándalo. Algo que finalmente vemos que no ha ocurrido.