No es ningún secreto que al Rey Carlos III le cuesta controlar su pronto. Muy polémicas fueron las imágenes en las que aparecía ordenando de muy malas maneras a su ayudante que retirara una pluma de su escritorio, y esa es solo una de las muchas ocasiones en las que se ha visto la cara menos amable del monarca. Dicen que de tal palo, tal astilla, y parece que su hijo mayor ha heredado ese mal carácter. Así lo asegura Robert Lacey, un escritor que colabora con la serie “The Crown”, en su libro “Batalla de hermanos”, en el que profundiza en los conflictos entre el príncipe Guillermo y el príncipe Harry.

“No se le ha mostrado cómo tratar los traumas. Vive en represión, incapaz de hablar y comunicarse, como le ocurre a muchos británicos”, explica Inés Barcenas, psicóloga clínica y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria, en la obra. Por lo visto, la “violencia intrafamiliar repetida”, tal y como desliza “Mujer hoy”, que sufrió el príncipe Guillermo cuando era pequeño ha marcado su personalidad y le ha llevado a reaccionar con agresividad a cualquier contratiempo.

De hecho, el autor explica entre las páginas del libro que, tras la polémica entrevista de Lady Di en la BBC, el príncipe Guillermo desató su furia porque no aceptaba que su madre hubiera hablado tan mal de su padre de forma pública, y en su casa se vivió “un infierno” en aquel momento. “Comenzó a gritar y a llorar, y cuando ella trató de abrazarlo, él la empujó”, cuenta el escritor.

Se trata de un violento episodio que, aunque Lady Di sí perdonó, nunca pudo olvidar, según Lacey: “Ella sintió que se había hecho un daño irreparable”.

Sobre su relación con la Reina Camilla, el autor explica que a la consorte le costó ganarse la confianza del príncipe Guillermo y que, al principio, sus encuentros estaban marcados por una fuerte tensión.