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Protocolo

El incómodo minuto de la Reina Letizia esperando a Jill Biden: los motivos de su retraso

No suele ser habitual que se haga esperar a un monarca

La cumbre de la OTAN en Madrid ya ha comenzado y ha blindado por completo la capital española. Mientras el Rey Felipe VI y el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, se reúnen con los principales líderes mundiales, la Reina Letizia hace lo propio con sus acompañantes. Hoy, martes 28 de junio, se ha citado por segunda vez con Jill Biden, la primera dama estadounidense, y junto a sus nietas han visitado el centro de acogida de refugiados ucranianos en Pozuelo de Alarcón, y su encuentro ha dado lugar a una curiosa imagen que no suele ser habitual: la monarca esperando a su acompañante.

A lo largo de un incomodísimo minuto, doña Letizia ha esperado la llegada de Jill Biden a las puertas del centro de refugiados. La monarca se tocaba el pelo, miraba al cielo y a los lados, con la esperanza de que la esposa de Joe Biden por fin apareciera. Incluso abría sus brazos en señal de lo inaudito que le parecía la situación, mientras decenas de cámaras y fotógrafos recogían la situación. Lo cierto es que el protocolo es muy claro en este sentido, y pocas cosas hay peor vistas que hacer esperar a un rey o reina.

La Reina Letizia extiende sus brazos al recibir a Jill BidenMARISCALAgencia EFE

Cuando por fin ha aparecido la primera dama, la Reina Letizia ha extendido sus brazos, clamando una especie de “por fin” a través del lenguaje corporal. Desde el equipo de Jill Biden han apuntado a los controles de seguridad como motivo del retraso, aunque eran rutinas totalmente predecibles. Finalmente, la esposa de don Felipe VI ha recibido a la primera dama con dos cálidos besos, igual que a las nietas de esta, pero la mujer del presidente estadounidense ha incurrido en otra falta de protocolo que también ha llamado la atención...

Jill Biden, que lucía unas oscuras gafas de sol, ha tardado varios segundos en desprenderse de sus lentes tras encontrarse con la Reina Letizia. No ha sido hasta que han intercambiado unas cuantas palabras cuando se ha dado cuenta del error y ha dejado sus ojos al descubierto.