Entrevista
Laurence Debray: “Don Juan Carlos debería venir a España a vivir, no de visita”
La periodista publica en España “Mi rey caído” con sus conversaciones con el monarca en Abu Dabi
Este lunes llega a nuestro país uno de los libros que más ha dado que hablar en España, pese a que hasta ahora solamente se había publicado en Francia. “Mi rey caído” (Debate) recoge las conversaciones que la escritora y periodista francesa Laurence Debray ha mantenido con el Rey Juan Carlos, una de las pocas personas que han podido hablar con él en Abu Dabi de manera regular. Desde París, Debray, que se define como “heredera roja, laica, republicana y cartesiana” nos habla sobre su trabajo.
Publica en España un libro escrito y pensado para el lector francés. ¿Qué le pide al lector español que se acerque a “Mi rey caído”?
Es una buena pregunta. Le pido primero un poco de clemencia porque esta es la visión de una francesa, que es distinta a la de una española. Entiendo que pueda molestar este libro. También pido tolerancia por el análisis que realiza alguien que viene de fuera, pero con un punto de vista que también existe. Uno necesita escuchar lo que viene de fuera. Es algo bueno. Por otra parte, es una prueba de amor hacia este país. España y, especialmente hacia Sevilla, que me han dado mucho.
¿Don Juan Carlos ha leído su libro?
Se lo mandé, pero no sé si lo leyó. No me he atrevido a preguntárselo.
Sin embargo, usted afirma en el volumen que el protagonista lee todo lo que se escribe sobre su figura.
Tenía la visión de que no era nada intelectual, nada culto, tenía la imagen de una persona ligera, pero no es así porque estudia y lee. Debo decir que nunca me controló mientras trabajaba sobre él. Cuando lo he entrevistado nunca me ha pedido previamente las preguntas. Siempre me ha dado libertad. Habría sido más molesto si tuviera alguien opinando. Sé que no me va a juzgar porque acepta todas las opiniones.
En una de las conversaciones del libro le asegura que “algunos están muy contentos de que me haya ido”. ¿Quiénes son los que están contentos?
No se lo pregunté directamente, pero lo interpreté como que se refería al Gobierno. No fui a los detalles. No me meto en la política española del día a día.
¿Cree que volverá pronto a España?
Ya se sabe que no porque no se dan las condiciones para ese regreso, aunque a él le gustaría. No se mucho más porque no estoy al corriente de las relaciones entre él y su hijo. Siempre ha pensado que si vuelve a España es para quedarse a vivir, no para pasear.
En “Mi rey caído” afirma que en Francia la situación de Don Juan Carlos se ve con otros ojos porque “los franceses, herederos de la Revolución, sabemos apreciar a un héroe de la democracia, aunque lleve corona”.
Para un francés es muy raro que un jefe de Estado no viva en su país. No hay nada más que ver nuestra historia, con un caso como el del mariscal Pétain. Murió en Francia, aunque no en su casa. El general Charles de Gaulle lo absolvió. Así que me resulta incomprensible lo que sucede con el Rey Juan Carlos. Piense que en Francia es alguien que tiene muy buena fama, que se elogia porque habla muy buen francés e hizo entrar a España en Europa. Es el primer rey que habló en la Asamblea Nacional Francesa desde la Revolución. Lo respetan por todo lo que hizo durante la Transición y el 23 F.
Pero no está ahora en Abu Dabi por su papel durante la Transición y el 23 F.
En Francia se distingue lo que hace un jefe de Estado en su casa y lo que hace en público. Mitterrand tenía dos familias, una de ellas escondida y eso no quiere decir que fuera un mal político. Nicolas Sarkozy ha sido condenado en dos juicios, pero se le sigue valorando como el ex jefe de Estado que es. Las noches que cuentan de Don Juan Carlos son las del 23 F, no las privadas.
En España hay muchos que no comparten ese punto de vista.
Lo sé. Por eso, como le decía antes, espero que el lector sea tolerante por esta visión de una francesa. No se pueden condenar treinta y nueve años de un reinado de esta manera, los mejores años para España en mucho tiempo. Los valores han cambiado con el paso del tiempo en España y en el mundo, pero el Rey es alguien que no ha mentido respecto a su personalidad. Nunca escondió que le gustaban las mujeres y la gente que hacía negocios, no los intelectuales y los artistas. En los años ochenta eso no molestaba.
¿Le ha reconocido que se equivocó con algunas de esas relaciones?
Es muy consciente de que cometió errores.
¿Se arrepiente de la relación con Corinna?
Nunca le pregunté. No es tonto y se ha dado cuenta de que todo salió mal. No vive en otro mundo.
Hablemos de su relación con su hijo. ¿Sabe cómo se encuentra en estos momentos?
Pienso que hay dos niveles de relación. Por un lado, está la de un rey con su heredero, y esa relación institucional se cortó, incluso antes, simbólicamente, cuando Zarzuela no invitó a Don Juan Carlos al 40 aniversario de la Constitución, pese a que él es el padre de la Constitución. Eso ya cortaba la relación entre los dos, mucho antes de los escándalos. Luego está la relación entre padre e hijo donde podría estar rota la institucional, pero no la personal. Yo a veces me peleo con mi padre por razones políticas, pero sigue siendo mi padre y seguimos pasando la vida juntos. Pero aquí el Rey Felipe toma en serio su papel y considera que la relación personal es igual que la institucional y corta las dos de manera muy radical.
Usted dedicó un libro a su familia “Hija de revolucionarios”. Con “Mi rey caído”, ¿habla del padre que le hubiese tenido tener?
Tengo suficiente con el mío. No me veo como una princesa. En realidad, no me interesan los reyes, pero sí su papel político. No necesito otro padre. El mío, Régis Debray, es un gran intelectual francés. Lo que me interesan son las contradicciones de alguien que ha tenido un gran papel político positivo, algo insólito porque los jefes de Estado, una vez en el poder, nos lo quieren dejar ir. Cuando devuelve el poder a los españoles lo vive como un éxito. Hay algo trágico en la política en España, lo mismo que pasaba en América Latina con las cárceles y las dictaduras... Don Juan Carlos transforma el ambiente político español en algo positivo. Sale de esa tragedia y reúne a los españoles. Para mí era insólito poder tomar tapas con un franquista mientras en Francia no podía ir de la mano de alguien de derechas. Había algo de reconciliación que ya no existe.
¿Cree que no hay reconciliación en España?
A algunos partidos en España les gusta animar una postura que es la de promover el recuerdo de la Guerra Civil, como es desenterrar a Franco. Eso es algo muy diferente a hacer un trabajo de memoria histórica reuniendo a historiadores.
Ya que cita a Franco, en su libro Don Juan Carlos habla con respeto de él.
Es quien lo puso ahí y dependía de Franco en todo desde que llega a España y hasta su muerte en 1975. Lo hace con respeto, no con admiración. A veces me molestaba cuando me hablaba de él.
También le dice que se sentía como una pelota de ping pong entre su padre y Franco.
Exacto. Eso era así porque su padre estaba muy alejado de la nueva realidad en España. Por otro lado, Franco no le contaba sus planes políticos.
Usted ha podido visitar al Rey Juan Carlos en Abu Dabi. ¿Cómo se encuentra?
Físicamente está muy bien, ha bajado mucho de peso. Toda la ropa que tiene le va grande. Tiene una vida muy sana, con un entrenador. Come poco. Desde el punto de vista moral, es muy digno en su posición, aguanta mucho.
¿Ha podido hablar con él sobre la reciente decisión de la justicia inglesa?
No he hablado con él de eso, pero está claro que Corinna todavía tiene energía para molestar.
Cuando se editó “Mi rey caído” algunos medios especularon sobre una relación entre usted y Don Juan Carlos que usted ha desmentido.
Sí. Es algo que me molestó. Me pareció algo ridículo, muy misógino. ¿Habrían dicho lo mismo de un hombre con la Reina de Inglaterra si le hubiera dedicado un libro? Me da pena por las mujeres en España, por el feminismo, que se digan estas cosas. Es el reflejo de algo triste para España. Después del #metoo, que el señor Erkaizer lanzara esto para ridiculizarme me da pena. Creo que todos somos adultos.
¿Cómo cree que juzgará la historia a Don Juan Carlos?
Quedará dentro de muchos años como el padre de la Constitución y de ese reinado de treinta y nueve años quedará su papel político. Los errores personales no pueden borrar su reinado, sería una equivocación para los españoles. En Francia estamos muy orgullosos de nuestro pasado, hay un orgullo personal. Los españoles lo devalúan, sin embargo. Al Rey Juan Carlos le reprocho que no haya querido construir su leyenda. Los españoles se autoflagelan a través de Don Juan Carlos.
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