Separación
La nueva vida de la Infanta Cristina y su esperado regreso a Palma
¿Servirá el cambio de estatus civil de la Infanta Cristina para su vuelta a la isla?
Estas Navidades, la hija pequeña de Don Juan Carlos acudía a Vitoria para celebrar las fiestas en familia, con su todavía marido, Iñaki Urdangarin, y tres de sus cuatro hijos. La agencia Contacto distribuyó unas fotos en las que se veía a la hermana de Felipe VI muy cómplice con Lucía y Laura Urdangarin, sus cuñadas en Vitoria. Juntas pasaron la Nochebuena y Nochevieja. Tras pasar unos días en el Valle de Arán con sus cuatro hijos, el matrimonio Urdangarin Borbón volvió a la capital vasca, que siempre ha acogido con cariño y una extrema discreción a la Infanta Cristina, que mantiene una relación muy cercana con sus siete cuñados. Es habitual verles de potes en el Bar Casa Felipe, un local sencillo del centro. Cuando ha habido grandes fastos familiares, como fue la boda, el pasado otoño, de la hija de Mikel, Arola Urdangarin, nunca la Infanta acaparó más atención de la debida. En la familia era y es una más.
El pasado día 24, la pareja comunicó, vía agencia Efe, que había decidido «interumpir su relación matrimonial», una fórmula jurídica que no suena tan tajante como la del divorcio, pero que lo vaticina. «Estas cosas pasan», declaró él cabizbajo ante la prensa. La Casa Real no se ha pronunciado al tratarse de un asunto privado y no formar parte ninguno de los dos cónyuges de la Familia Real. El mes de enero ha sido muy convulso y justo de esta ciudad tan querida han emanado noticias muy dolorosas para la exduquesa de Palma. Precisamente, en esta ciudad sí se elucubra sobre la posible vuelta de la Infanta Cristina. Ella no fue nombrada duquesa de Palma por casualidad. Su relación con la isla balear es previa a sus dos décadas con Iñaki Urdangarin. Pasó su infancia en las escalinatas de Marivent y su afición por la naútica la unió para siempre con una ciudad que la sigue esperando. Su madre, la Reina Sofía, y su tía Irene de Grecia acuden con regularidad cada verano e incluso no participan de la agenda oficial. Las últimas vacaciones que la Infanta pasó en Mallorca fue en 2013. Se le revocó el ducado de Palma dos años después. A partir de esa fecha aparecieron en escena los veranos familiares en Bidart, una preciosa localidad costera en el País Vasco francés, muy cerca de San Juan de Luz y no muy lejos de donde se hicieron las fotos de Urdangarin con Ainhoa Armentia, que precipitaron la decisión de la pareja, que no pudo anunciarse primero como un cese de la convivencia, como hizo la Infanta Elena, ya que la Infanta Cristina mantiene su residencia ginebrina, ciudad donde trabaja y donde todavía estudia su hija Irene, la benjamina de la familia que siente adoración por sus progenitores. ¿Servirá el cambio de estatus civil de la Infanta Cristina para su vuelta a la isla?
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