Nueva vida
El mejor momento de la Infanta Cristina
Hace una semana, la exduquesa de Palma regresaba a Mallorca para la boda de la cantante e it girl Mafalda de Bulgaria
El sábado pasado la noticia corrió como la pólvora. La Infanta Cristina, exduquesa de Palma, regresaba por fin a su isla, el lugar donde tiene sus mejores recuerdos de infancia y juventud. El motivo fue la boda de la cantante Mafalda Sajonia, hija de Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal, todos ellos amigos de su infancia. Los vínculos de los hijos de Simeón de Bulgaria con los de Don Juan Carlos y Doña Sofía se han fraguado con fortaleza en muchos veraneos al abrigo de Mallorca. La Infanta acudió al evento con su hermana, Doña Elena. Ambas llegaron por separado y ni la revista “¡Hola!” ha tenido acceso al convite con lo que no podemos disfrutar de lo que han contado a La RAZÓN testigos oculares. Doña Cristina estaba radiante, estrenado figura y cautivando a los comensales con su simpatía.
Seis años después de la vorágine judicial la infanta ha vuelto por primera vez a Mallorca, pero en un momento de su vida totalmente diferente. Desde el pasado mes de enero está oficialmente separada de su marido, Iñaki Urdangarin, que fue condenado a cinco años y diez meses de prisión y desde el pasado mes de marzo está en libertad condicional. Y esta vez su llegada es para un evento de cariz bien distinto. En las fotografías publicadas por el periódico “Última Hora” se puede ver a Cristina de Borbón con un colorido vestido largo, alpargatas rojas y gafas de sol en la finca propiedad de Kyril de Bulgaria, ubicada en el municipio de Porreres, en la que los novios ofrecieron una cena a sus invitados el viernes pasado. En las imágenes aparece junto a otra pareja, pero no hay rastro de su hija Irene. La finca fue el escenario de la cena preboda que la pareja ofreció a los más de cien invitados a su enlace, que se alojaron en diferentes hoteles y agroturismos de la zona.
Han sido y siguen siendo meses doloroso para la Infanta Cristina, y ya la habíamos visto más delgada animando a su hijo Pablo, desde las gradas en un partido de Champions. Pero la hija de los Reyes está dispuesta a pasar página y a tirar para adelante, como siempre ha hecho. Solo el tío de la novia, Konstantín de Bulgaria, comentó sobre ella lo bien y contenta que estaba. Cristina acudió a la isla no solo con su querida hermana, la acompañó su hijo Miguel. La Infanta está muy unida a sus hijos, que la adoran y con los que mantiene una estrecha relación que ha cultivado con mimo en las situaciones más complejas. Siempre ha estado al pie del cañón y ahora sus hijos, saben devolvérselo. La Infanta Cristina está en un momento de cambio muy positivo. Está volcada en su trabajo en la Fundación Aga Khan, que le sirve como vía de escape y está dispuesta a recuperar poco o poco todo lo que había renunciado.
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