La vida entre rejas de Pantoja (I)
La vida entre rejas de Pantoja (I): Edredones de plumas, presas a su servicio y veto a Telecinco
Seis años después de que la tonadillera ingresara en la cárcel de Alcalá de Guadaira, funcionarios y presas desvelan a LA RAZÓN el trato de favor que recibió por parte de la dirección de la prisión. Aseguran que no lo hacen para vengarse de la artista, que vive sus horas más bajas, sino para que se conozca la verdad que tuvieron que callar.
Las reclusas de la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira que, entre el año 2014 y 2016, compartieron con Isabel Pantoja estancia en prisión atesoran anécdotas que darían para escribir un libro. Conscientes del poder de la tonadillera, durante el tiempo que estuvieron encarceladas, callaron por miedo a las represalias. Pero ahora, una vez cumplidas sus condenas, son muchas las que quieren gritar a los cuatro vientos como fue, realmente, la convivencia con la que fuera la reclusa estrella de esta pequeña prisión andaluza que está a punto de echar el cierre.
Pero no sólo las presas hablan. Funcionarios que en su día apoyaron a la directora del centro, Maribel Cabello, cuando otros compañeros denunciaron los privilegios que gozaba Isabel Pantoja en Alcalá de Guadaira reconocen ahora, arrepentidos, que “todo fue cierto”. La reciente jubilación de su directora hace unos meses y el anuncio del cierre de esta cárcel de mujeres, hace aflorar las confidencias de los funcionarios de prisiones, después de años de miedo y represión.
De la mano de algunos de ellos, conoceremos en los próximos días, los privilegios que tuvo Isabel Pantoja mientras estuvo encarcelada: su “chabolo” de lujo con edredón de plumas y microondas, el servilismo de sus compañeras y su actitud contra las presas que no se plegaban a sus deseos, la comida a la carta que le servían en prisión, su negativa a que se sintonizara Telecinco...
Pero la excesiva cercanía de la directora de la prisión y la protección que dispensó a la reclusa más famosa de España, iba a tener consecuencias. Las denuncias del trato de favor por parte de la dirección, así como de otros funcionarios y educadores, tendrían secuelas no sólo para los que se atrevieron a denunciar sus privilegios, sino también para la propia beneficiada, Isabel Pantoja.
“Muchos de los funcionarios apoyamos entonces a la directora, aún sabiendo que lo que denunciaron algunos compañeros y varias presas era cierto-nos confiesa un trabajador del centro penitenciario-Todos éramos conscientes de la debilidad que sentía la directora y otros funcionarios por ella- dice nuestro confidente-Actuaban como catetos, como fans, fascinados y cegados por la estrella. Entonces, unos callaban por miedo a las represalias, otros por su buena relación con la directora y los más, por no meternos en líos. Hubo consecuencias de esta actitud poco profesional para todos, incluso para Pantoja. Como ella misma decía, para lo bueno y para lo malo: “Aquí unas veces soy Maribel y otras Isabel Pantoja“.
Los problemas comenzaron antes del encarcelamiento de Isabel Pantoja
Los problemas comenzaron antes incluso de que Isabel Pantoja llegara a la prisión de Alcalá de Guadaira para cumplir sus dos años de condena por blanqueo de dinero. Tras filtrarse que la cárcel de mujeres sevillana sería el lugar donde cumpliría su condena, todo estalló. La presencia de la prensa en la entrada de la cárcel facilitaba que, familiares y presas en tercer grado, hicieran confidencias a los reporteros. Así, apenas tres días después del ingreso de Isabel Pantoja, en noviembre de 2014, saltó la primera denuncia de un supuesto trato de favor: habían pintado su celda y le habían dado un colchón nuevo.
Maribel Cabello, al frente de la cárcel de mujeres de Alcalá desde 2008 y subdirectora desde su creación en los años noventa, es una funcionaria con 30 años de carrera, curtida en los asuntos penitenciarios. Ante el escándalo, dicen que trasladó a sus superiores en Madrid que quería dejar su cargo. Aunque la revista Interviú publicó que había dimitido dos veces por este asunto, consiguió salir indemne de las acusaciones y contó con el apoyo de Instituciones Penitenciarias que la mantuvo en el puesto hasta su jubilación, en septiembre de 2020.
Pero la repercusión mediática de la filtración de las medidas especiales adoptadas en la prisión para recibir a la famosa reclusa iba a tener consecuencias tras abrirse una investigación. El sindicato de funcionarios de prisiones Acaip no estaba dispuesto a que se colocara “el cartel de sospechosos de filtraciones” a los trabajadores amonestados por Cabello y, tras denunciar que “la única que conocía el ingreso voluntario de esta señora en ese centro era la directora”, elevaron una queja contra ella a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Un total de 56 funcionarios de los 110 que trabajaban en Alcalá de Guadaira se sumaron a la denuncia que acabarían presentando en la Delegación de Gobierno en Andalucía.
El sindicato pidió que se investigara si es cierto o no “lo aparecido en prensa de que la dirección ha dado órdenes de preparar una celda especial para la reclusa Isabel Pantoja y que dicha preparación ha consistido en pintar una celda, pulir los azulejos, dotar un colchón nuevo y limpieza extraordinaria”, reclamando además información sobre un supuesto recorrido en el que la directora y parte de su equipo directivo habrían “enseñado las dependencias de la prisión a esta interna, como si de una visita organizada de cualquier autoridad se tratase”. Ahora nuestras fuentes, aseguran que no sólo todo aquello ocurrió, sino que Isabel Pantoja cometió graves infracciones del reglamento penitenciario, acalladas por la Dirección, y con la aquiescencia de todos los que las vivieron en primera persona.
Un funcionario, denunciado por la dirección por favores sexuales, acabaría condenado a tres años de cárcel.
Lo que era una cárcel tranquila, una de las cuatro que existen en España sólo para mujeres, se convirtió en un polvorín. Al clima enrarecido en las celdas por los supuestos tratos de favor a la tonadillera se unió el malestar que desató entre los funcionarios el comienzo de una investigación que se iba a volver en contra de los que se rebelaban ante los privilegios de la tonadillera. No encontraron ningún sólo indicio de trato de favor a la cantante pero sí de conductas delictivas de sus trabajadores.
Justo cuando Interior investigaba los supuestos tratos de favor a Isabel Pantoja, se hizo pública una denuncia de la fiscalía contra uno de los funcionarios de la prisión, acusado de supuestas peticiones sexuales a varias reclusas a cambio de favores. Según se supo entonces, los hechos salieron a la luz tras una investigación del Servicio de Inspección de Instituciones Penitenciarias que concluyó en expediente disciplinario contra el trabajador. Este expediente fue posteriormente trasladado desde la dirección de la cárcel a la fiscalía. El funcionario se defendió argumentando que todo era un “complot” contra él orquestado por la directora del centro penitenciario, que presionó a las presas para que declararan en su contra y aseguró que la directora podía “mover voluntades” gracias a su amplio poder para conceder permisos de salidas, progresiones a tercer grado y demás beneficios penitenciarios.
La noticia coincidió con el anuncio del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, del fin de la investigación reservada sobre el supuesto trato de favor a la cantante Isabel Pantoja por parte de la directora del centro, Maria Isabel Cabello Vázquez y cuyas conclusiones se harían públicas unos días después. Así, el 3 de julio de 2015, se concluye que no hubo trato de favor a la tonadillera. Prisiones aseguró que los dos inspectores encargados de las pesquisas “han desmontado” en su informe “punto por punto” la existencia de supuestos privilegios a la artista. Para llevar a cabo la “exhaustiva” investigación, en la que se han analizado 15 supuestas irregularidades, todas rechazadas, se ha tomado declaración a una muestra “significativa” de la plantilla y a varias internas, se ha analizado documentación y se ha realizado un registro “sorpresivo y minucioso” en la celda de la cantante.
Casi en paralelo al cierre de la investigación interna, Maribel Cabello declaró en el Juzgado de Instrucción de Alcalá de Guadaira, confirmando los abusos sexuales del funcionario, al que había suspendido de empleo y sueldo desde noviembre de 2014, coincidiendo con el ingreso de Isabel Pantoja en la cárcel y las denuncias de los funcionarios. La directora negó que estos hechos tuvieran relación ya que, ella entregó su informe a Instituciones Penitenciarias sobre los supuestos abusos del funcionario en junio de 2014, cinco meses antes de que Pantoja entrara en prisión.
El funcionario Luis A.F. G fue condenado en enero de 2020 por el Tribunal Supremo a tres años de prisión, a diez de inhabilitación y al pago de una multa de 3.960 euros por abusar sexualmente de una interna y vejar tanto a ésta como a otra reclusa.
Tres presas fueron trasladadas de prisión por su apoyo a los funcionarios que denunciaron los privilegios de la Pantoja
También hubo represalias contra las presas que encabezaron la sublevación contra Isabel Pantoja. Ese mismo verano, la dirección general de Instituciones Penitenciarias trasladó de la cárcel de mujeres de Alcalá a otras prisiones a tres presas que presionaban al resto para que se sumaran a las denuncias de trato de favor en la prisión hacia Pantoja. El 24 de junio hubo un conato de motín: las presas en el comedor pedían un aplauso para los funcionarios que no transigían con los privilegios a Isabel Pantoja.
El 9 de julio, tras conocerse la denuncia por abusos sexuales al funcionario y el resultado de la investigación que negaba las acusaciones de trato de favor a Isabel Pantoja , se produjo un nuevo incidente, más violento y que provocaría el traslado de varias internas a otras prisiones del país. Según fuentes del Ministerio del Interior esta medida se decidió tras el “enfrentamiento” que mantuvieron las presas con los educadores de la cárcel, que intervinieron ante los problemas que estaban surgiendo entre las internas de la prisión. Según las mismas fuentes, hubo gritos y conatos de violencia, en una reunión de las presas, por lo que intervinieron los educadores.
Unas semanas después se produjo el traslado de tres presas. Una de ellas, Cristinela G.S. fue trasladada a la cárcel de El Puerto de Santa María (Cádiz) tras un informe de un educador de la prisión en el que resaltó el liderazgo que jugó la presa en el aplauso a 56 funcionarios “que enardeció al resto de la población a que aplaudieran y vitorearan en el comedor”.
A pesar de que Maribel Cabello salió victoriosa de la investigación, aquellos privilegios acabaron costando caros a Isabel Pantoja ya que le perjudicaron de cara a que se le concedieran su primer permiso. Isabel Pantoja no pudo disfrutar de su primer permiso hasta “Digamos que desde arriba taparon el asunto del trato de favor pero tuvo consecuencias directas para ella.”
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