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Cáncer

La droga que ayudó a Dani Rovira a superar la quimio

El actor de “Ocho apellidos vascos” confesó que “tenía dos opciones: estar hecho un trapo o ir pedete”

Dani Rovira recuerda a Pablo Ráez en la imagen con la que celebró que había superado el cáncer InstagramArchivo

“Amigo mío, hay saltos mortales que vienen repletos de luz para hacernos más fuertes. ¡Eres inmenso boquerón mío!”, esta dedicatoria de Vanessa Martín que le ha escrito a Dani Martín en la portada de su último disco define mucho lo que han sido los últimos meses del humorista y actor malagueño.

Este 2020 arrancaba lleno de proyectos para Dani Rovira, uno de ellos titulado “2020: mi año favorito”, una premonición o un desastre. Cuando Pedro Sánchez decretó el confinamiento de todos los españoles, Dani Rovira casi lo agradeció. A pesar de ser una persona muy inquieta e inmersa en mil proyectos, se sentía cansado y no se encontraba bien. Una semana después, los médicos le darían la noticia que la cambiaría la vida. Tenía cáncer. Un linfoma de Hodgkin al que ha logrado vencer.

Rovira fiel a su forma de ser, se abrió al mundo y lo contó abiertamente. “Si decido hacer esto público es porque, para lo bueno y para lo malo, soy un personaje público. Y antes de que comience el circo de especulaciones y sensacionalismo en cierta prensa y en redes sociales, prefiero ser yo la fuente principal de información. Tengo cáncer. Ya tiene nombre y apellidos: LINFOMA DE HODGKIN. Hoy es mi primer día de quimio y por delante una larga lucha contra el “bicho”. No tengo miedo. Estoy tranquilo. Llevaré estos meses una mochila, quizá, un poco más pesada en tiempos de incertidumbre, miedos y pandemia. Pero no me faltan fuerzas ni ganas para salir airoso de esta. Tiene buen pronóstico y los doctores me transmiten muy buenas sensaciones. Eso sí, pasaré a formar parte de esa población de alto riesgo cuando las defensas y el sistema inmunitario empiecen a fallarme en unos días, así que tendré que cuidarme, cuidar y dejarme cuidar un poco más”.

Para ganar la batalla ha contado con muchas ayudas. Los médicos, sus amigos y seres queridos, su fuerza de voluntad y el humor, su forma de vida, y el ejemplo de otro malagueño Pablo Ráez, que luchó contra la leucemia hasta el último aliento y fue una fuente de inspiración para miles de personas.

Pero además, contó con otras ayudas. Las sesiones de quimioterapia son bombas de relojería para el organismo. fueron ocho sesiones en cuatro meses. Se le cayó el pelo, perdió mucho peso,” las venas de los brazos duras como bridas y cabeza de hipopótamo (de ésta última no me comentaron nada). Si a alguien más le ha pasado esto, que me escriba, con cuatro que seamos, organizamos un Tragabolas”, comentaba al finalizar el tratamiento.

Para sobrellevar las náuseas, vómitos y dolores contó con un aliado especial, que le hizo sobrellevar la situación y le sirvió para abrirle el apetito. El actor recurrió al THC, conocido como “aceite de marihuana”, porque según confesó recientemente en una entrevista en la Cadena Ser, “tenía dos opciones: estar “hecho un trapo o ir pedete”.

El 15 de agosto anunció que había superado la enfermedad. Había vuelto a nacer y se había convertido en alguien más fuerte, que veía la vida de otra forma. Y en ese proceso llegó su 40 cumpleaños, una celebración que hizo sobre dos ruedas, en una bicicleta, uno de los deportes que más apasionan al boquerón.

Aficionado al kickboxing y sufridor en los deportes de agua, a pesar de ser malagueño, Rovira compartió con sus seguidores como fue la celebración con sus amigos “Pasaré esta noche de Halloween y día de cumpleaños con personas que quiero, pero no con todas las que quisiera, porque la vida sigue empeñada en ser una gymkhana y seguir poniéndonos a prueba. Toda la vida por delante. Y enamorado de todas las muescas, anhelos, colores, arrugas, amores, canciones, personas, sabores, paisajes, olores y cicatrices que se han ido adhiriendo a mi cuerpo, como una segunda piel. Pero quiero más. No me conformo. Lo mejor está por venir. Agradecido a la vida por esta segunda oportunidad. No la pienso desaprovechar”.

Y es lo que hace cada día. después del atropello que supuso el éxito de “Ocho apellidos vascos”, ha sabido saborearlo con el tiempo y ahora dedica el suyo a las cosas que más le gustan. A gestos solidarios, a recaudar fondos para las personas desfavorecidas y a tratar de hacer a la gente “inmortal” porque “el humor alarga la vida”.

Pero también ha recuperado el gusto por la frases que representan una filosofía de vida y también las ha compartido con sus fans.

De las propias como “A veces los caminos se convierten en carreteras intransitadas, desiertas, donde las suelas se pegan al asfalto en rectas que parecen no tener fin. Pero siempre hay luz, y si no la hay te la inventas. Hay que seguir apretando los dientes y avanzar, aunque la humedad de la nostalgia y el cansancio te empañe los ojos. Y si el mundo se derrumba, que lo haga siempre detrás de tus pies”, ha pasado a las ajenas: “Hoy seré impecable con mis palabras, no me tomaré nada personalmente, no haré suposiciones y haré lo máximo que pueda”, de La Mari de Chambao o No pudiste hacer otra cosa porque no la hiciste. Todo lo que hiciste en el pasado es perfecto de acuerdo al nivel de conciencia que tenías en aquel entonces. Puedes ver diferente, celebra tu toma de conciencia pero no le des el gusto al ego de controlarte con su arma más potente, la culpa” o “si conseguimos desprender los patrones adquiridos volveríamos a las virtudes del niño que fuimos”.