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Gastronomía

Más de 300 nuevos Soletes con Solera Repsol: rincones históricos o casas de comidas de jóvenes cocineros en las que pedir “lo de siempre”

La guía coloca en el mapa gastronómico un total de 4.400 distintivos amarillos en los que la calidad-precio es un atractivo

Más de 300 nuevos Soletes con Solera Repsol: rincones históricos o casas de comidas de jóvenes cocineros en las que pedir “lo de siempre”
Más de 300 nuevos Soletes con Solera Repsol: rincones históricos o casas de comidas de jóvenes cocineros en las que pedir “lo de siempre”Alfredo Cáliz

Esta tarde asistimos en Córdoba a la ceremonia de entrega de los Soletes con Solera, que otorga Guía Repsol, porque bien es sabido que ese “lo de siempre” resulta de lo más atractivo. En total, la guía ha repartido por nuestro país más de 300 nuevas distinciones en esta décima edición, que reúne 4.400 distintivos amarillos. Recordemos que los Soletes Guía Repsol recogen las tendencias de cada momento, por eso hoy son unos reconocimientos que homenajean la tradición y reivindican tanto los negocios clásicos, que han resistido al paso del tiempo, como el empuje de los más jóvenes que han decidido apostar por lo auténtico. Sí, ponen en valor el trabajo de quienes arriesgan y abren nuevas casas de comidas tradicionales y también sobre esos bares antiguos recuperados en el centro de las ciudades, ya que los clientes muestran un interés por las raíces al reivindicar los sabores de toda la vida.

Es decir, estos premios ponen en el mapa las casas de comidas con arraigo, las barras que podrían contar miles de historias y a las familias que han transmitido el oficio de abuelos a padres y de padres a hijos hasta convertirse en una institución. Asimismo, en el listado encontramos tanto los lugares legendarios que tanto nos gustan como nuevos establecimientos, que escarban en el origen y buscan poner al día las recetas que son historia de este país, con cariño y respeto: “Queremos celebrar a quienes se han mantenido fieles a los sabores en los que se reconocen varias generaciones. Estos Soletes con Solera comparten una filosofía común, que se nutre del entorno y la herencia recibida, tan vigente en pueblos y ciudades pequeñas y que en los últimos tiempos ha contagiado de ese arraigo a las grandes urbes y a una parte de los que están estrenando sus negocios”, afirma María Ritter, directora de Guía Repsol.

En definitiva, esta décima edición de la clasificación más joven de la guía homenajea a sitios que han resistido durante décadas, fieles a un mismo concepto. Algunos de ellos son centenarios, como Casa Enrique, en Granada, Casa Montoliu, en Tremp (Lérida) y La Taberna de Antonio Sánchez y la Antigua Pastelería del Pozo, en Madrid.

Es decir, estos los Soletes ponen luz a esas cocinas donde las recetas se mantienen inalterables, aunque la experiencia las va enriqueciendo año tras año. También a las barras, donde el producto, las costumbres, la decoración y hasta el acento de los parroquianos habituales y el personal explican el lugar en el que te encuentras. Incluso, si no faltan las cafeterías y pastelerías, que tienen una representación muy especial. Y, tienen su protagonismo los jóvenes profesionales, que han apostado por la tradición. Como ejemplos, Zuriñe García, en El Txakoli de El Paladar, en Portugalete, Vizcaya.

Entre los más de 300 establecimientos, que a partir de ahora lucirán el distintivo amarillo en su puerta, encontramos proyectos que acaban de arrancar, pero que se han tomado muy en serio rescatar la memoria gustativa. Es lo que hacen Mario Pizarro y David Ripalda en el jerezano Matria. Además de cocineros desempolvando el recetario de sus abuelas, hay jóvenes reabriendo negocios míticos ya cerrados, como atestigua la historia de La Majada, en Artenara (Las Palmas). Hasta la guía ha puesto en el mapa gastronómico los bocadillos de autor con ganadería propia y pan de obradores locales, que se sirven en Chichalovers, en Santiago de Compostela, y Doble y Gilda, en Madrid, un espacio moderno, que rinde tributo a los aperitivos de siempre.

Buena parte de los bares, casas de comidas y cafeterías que han obtenido la distinción trabajan por convicción de una manera sostenible, porque también en eso consiste la tradición. Porque el producto de proximidad, el aprovechamiento y el ahorro de energía son, en muchos Soletes con Solera, una cuestión de sentido común.

Los expertos de Guía Repsol repartidos por España han trazado un listado donde todas las provincias están más representadas que nunca. Así, se refuerza el compromiso histórico de los Soletes con los lugares que, habitualmente, no aparecen en las guías y que en la app de Guía Repsol están a tu disposición en cualquier ocasión, ya sea durante una escapada o para salir por tu localidad y probar sitios que no conocías.

Recorrer los Soletes siempre es un viaje, pero en esta edición también es todo un viaje en el tiempo. Imagínense, en la Taberna Terrón, en Badajoz, tienen la carta en pesetas; en Silvestre, en Vila-Real (Castellón) se puede probar un menú del medievo; un hostal de 1524 alberga el Hostel Pinós, en Lérida, y en el Gafiq, de Benalcázar (Córdoba), el comensal se sienta en una mesa camilla con brasero de picón.

En concreto, en Madrid reciben su Solete con Solera la Antigua Pastelería del Pozo, Bora Bora, Casa Enriqueta, Casa Labra, Casa Mingo, Doble y Gilda, El Bierzo, El Cangrejero, El corral de la Abuela, El Greco, El Nuevo Zaguán, La Andaluza, La Balconada, La Castañal, La Gran Tasca, La Mina, La Taberna de Antonio Sánchez, la Tienta, La Venta Vieja, La Violeta y Trabancos