Conflicto futbolístico

Galicia y la polémica sede del Mundial de 2030

Mientras A Coruña, ya elegida, trabaja para poner de acuerdo a todas las partes, en Vigo exigen que se hagan públicas las puntuaciones de las candidaturas

Municipal de Balaídos.
Municipal de Balaídos. Concello de Vigo

Todo en el panorama futbolístico español debería ser casi miel sobre hojuelas. A la Liga de Naciones siguió esa Eurocopa que algunos tildan ya de “la más difícil de historia”, después de dejar en el camino a Italia, Alemania, Francia e Inglaterra. Y en el horizonte se vislumbra un nuevo mundial con una selección repleta de talento y juventud.

Será en 2026, antesala del siguiente Campeonato del Mundo, uno llamado a devolver el fútbol de élite de selecciones a España, en 2030, y que en Galicia se encuentra inmerso en la polémica desde hace meses. Tantos como el tiempo transcurrido desde que en verano la Federación hubiese de adaptar su propuesta inicial a 11 sedes, dejando fuera a Vigo y a Valencia.

En el caso de la ciudad olívica, la elección escuece de modo muy especial, teniendo en cuenta la inclusión en el listado de Riazor, en A Coruña, campo que todavía no ha iniciado la reforma necesaria que tiene, en sus tres cuartas partes, acometida Balaídos.

A este hecho se suma la indecisión del Deportivo, que en julio no titubeó a la hora de hacer pública una carta en la que dudaba de la conveniencia de un proyecto que podría “poner en riesgo” la viabilidad del Club.

Los coruñeses, recién ascendidos tras el calvario de la 1º RFEF, no acaban de ver claro ni el gasto ni el aumento del aforo del estadio, que pasaría de algo más de 32.400 localidades a 48.000.

En este escenario lidia Inés Rey, alcaldesa socialista de A Coruña, que esta misma semana reiteraba la apuesta del Ayuntamiento para que la ciudad herculina mantenga la sede del Mundial. Algo, eso sí, para lo que deberá “poner de acuerdo a las administraciones”.

Rey afirmaba que, tras garantizar la inversión privada en el estadio, su Gobierno busca evitar nuevas polémicas, pese a que la Diputación de A Coruña ha rechazado la propuesta de la Xunta de Galicia de asumir el 70% de la inversión a partes iguales entre el Ayuntamiento, el Consejo Superior de Deportes y el propio ente provincial.

Así, y mientras que en el norte tratan de ponerse de acuerdo, en Vigo otro alcalde socialista, Abel Caballero, reitera las dudas hacia la exclusión de Balaídos como sede mundialista.

Publicidad y transparencia

En este sentido, ayer mismo reclamaba a la Federación Española de Fútbol que haga públicas las puntuaciones de todas las candidaturas presentadas. “Publicidad y transparencia, es el exigible a cualquier institución financiada con dinero público”, apunta Caballero.

El alcalde recordaba que ya envió una carta a la Federación y la respuesta fue “que Vigo había obtenido en el procedimiento de selección los resultados más bajos en cuanto a la estructura financiera”.

Una contestación que genera las sospechas del alcalde, “porque Vigo es la única ciudad de las que se presentan que tiene deuda cero y porque no se hacen públicas las puntuaciones del resto de las candidaturas”.

Mientras tanto, Balaídos avanza hacia el final de una reforma que se inició ya hace prácticamente una década, que tiene todavía pendiente la acometida de las obras de una de las gradas -la de Gol-, y cuyo coste final superará los 60 millones de euros. Inversión que, hasta el momento, no le ha servido para ser sede mundialista.