Balonmano
El balonmano gallego se jugará a puerta cerrada hasta el 18 de enero
La decisión busca sensibilizar a la comunidad deportiva y provocar una reacción institucional para reforzar la seguridad en los recintos deportivos
El balonmano gallego ha adoptado una firme postura contra la violencia que ha sacudido recientemente a este deporte, tomando una decisión rotunda: suspender la presencia de público en todos los encuentros oficiales de la categoría autonómica hasta el 18 de enero de 2025. Esta medida se ha consensuado tras los actos de violencia ocurridos el pasado fin de semana, cuando un padre de una jugadora de la categoría cadete femenina agredió al abuelo de un árbitro durante un encuentro entre el Sanxenxo Balonmán y el Rasoeiro.
La Federación Galega de Balonmán, junto a los clubes y el colectivo arbitral, ha impulsado esta iniciativa con la esperanza de sensibilizar a toda la comunidad deportiva sobre la "responsabilidad conxunta" en la lucha contra la violencia. Se busca actuar en bloque para frenar una lacra que ha ido en aumento en los últimos años, y que ha tenido consecuencias muy graves, como la agresión sufrida en Sanxenxo.
El objetivo de esta medida de jugar a puerta cerrada no es solo sensibilizar, sino también generar una reacción por parte de las instituciones competentes. La Federación exige una regulación más contundente que proteja a todos los estamentos del balonmano y evite situaciones tan peligrosas como la ocurrida. Además, se pretende que este suceso sea un punto de inflexión para generar un cambio significativo en el deporte.
A nivel institucional, la Comisión Galega de Control da Violencia ya ha iniciado un expediente sancionador contra el agresor, al que se le podría imponer una multa de entre 60.001 y 650.000 euros, junto a trabajos sociales en el ámbito deportivo y una prohibición de acceso a recintos deportivos durante un periodo de entre dos y cinco años.
El balonmano gallego también hace un llamamiento a nivel nacional, solicitando el apoyo de los clubes, las instituciones y los aficionados para que este suceso no quede en el olvido, sino que sea un catalizador de cambio, un cambio necesario para la seguridad y la integridad del deporte. "Non queremos que a seguridade no noso deporte sexa un problema; non queremos que se normalicen os insultos, as protestas ou as agresións", expresaron desde la Federación.
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