Historia

Así es el pueblo más antiguo de Galicia

Ubicado en la ría de Pontevedra, este pintoresco pueblo conserva vestigios de su origen celta, romano y medieval, lo que lo convierte en un auténtico testimonio vivo de la historia gallega

Combarro, Pontevedra, Galicia
Combarro, Pontevedra, GaliciaLa Razón

Combarro, una joya del noroeste de España, no solo destaca por su belleza y encanto, sino también por su relevancia histórica. Es considerado el pueblo más antiguo de Galicia, un título que no es meramente simbólico, sino que está respaldado por su profunda conexión con la historia de la región y sus orígenes que se remontan a tiempos prehistóricos.

El origen de Combarro

Aunque hoy en día se le reconoce por su arquitectura pintoresca y su tradición marinera, Combarro tiene una larga historia que comenzó mucho antes de que se construyeran sus famosos hórreos o sus casas de piedra. La zona estuvo habitada desde la Edad del Bronce, y su territorio forma parte de una de las áreas de Galicia con mayor densidad de restos arqueológicos.

Los primeros pobladores

El origen de la villa se remonta a la época prehistórica, cuando la región estaba habitada por comunidades celtas que dejaron su huella en el paisaje gallego. Diversos yacimientos arqueológicos en los alrededores del pueblo indican la presencia de los castros, antiguos asentamientos fortificados que los celtas utilizaban en todo el noroeste de la Península Ibérica.

En Combarro se han encontrado vestigios de este tipo de estructuras, lo que sugiere que ya en la Edad de Hierro existía una población establecida en la zona, aprovechando la ubicación estratégica junto al mar para el comercio y la pesca.

Durante la época romana, la región de Galicia sufrió una profunda romanización, y Combarro no fue ajeno a este proceso. Aunque el municipio no conserva grandes monumentos romanos, el área que hoy ocupa el pueblo fue un punto importante de tránsito para los comerciantes y los marineros romanos. Éstos también introdujeron avances en la infraestructura portuaria que más tarde serían aprovechados por las generaciones posteriores.

La Edad Media y el auge del comercio marítimo

El verdadero desarrollo de Combarro como núcleo poblacional tuvo lugar durante la Edad Media, especialmente entre los siglos X y XIII. Se sabe que durante esta época el pueblo comenzó a adquirir importancia como un centro de comercio marítimo, gracias a su ubicación privilegiada en la ría de Pontevedra. Esta ría, una de las más productivas y bellas de Galicia, permitió a Combarro convertirse en un puerto pesquero clave en la región.

Las crónicas históricas del Medievo mencionan a Combarro como un punto de intercambio entre las zonas rurales del interior y las costas, facilitando el comercio de productos como el salazón de pescado, que fue una de las industrias más importantes de la época. Durante estos siglos, Combarro empezó a desarrollar una estructura urbana más definida, con calles y edificios que reflejaban el crecimiento del comercio.

La Influencia del Cister y el Camino de Santiago

Uno de los eventos clave que influyó en la consolidación de Combarro como pueblo fue la llegada del Cister en el siglo XII. En esta época, las órdenes religiosas como la del Cister comenzaron a promover la agricultura y la producción artesanal en Galicia. Aunque Combarro no fue un centro monástico en sí mismo, la influencia del Cister en la región permitió un auge en las actividades agrarias y comerciales.

Al mismo tiempo, Combarro se encontraba en una de las rutas secundarias del Camino de Santiago, que desde entonces comenzó a atraer a peregrinos y viajeros hacia Galicia. La afluencia de personas hacia Santiago de Compostela fortaleció las conexiones comerciales y culturales de Combarro, ayudando a forjar una identidad local que perdura hasta hoy.

Los siglos de oro

Ya en los siglos XVI y XVII, Combarro se encontraba en su momento de esplendor. Durante esta época, el puerto pesquero de Combarro experimentó un auge debido a la gran demanda de pescado y mariscos en las cortes y mercados gallegos. A medida que el comercio de la ría aumentaba, Combarro comenzó a ser conocido por sus hórreos, que se construyeron para preservar el grano y otros alimentos. Estas estructuras elevadas de piedra, una característica distintiva de la región gallega, no solo respondían a necesidades prácticas, sino que también se fueron adaptando a las características del paisaje, lo que contribuyó a la singularidad de Combarro.

Durante los siglos XVIII y XIX, Combarro se consolidó como un pueblo marinero tradicional, pero a la vez, mantuvo una estructura rural que perduró incluso con la llegada de la industrialización en otras partes de Galicia. Las generaciones posteriores cuidaron y conservaron las tradiciones heredadas, lo que permitió que muchas de las construcciones históricas se preservaran hasta nuestros días.

Combarro en la actualidad

Combarro es, por tanto, un testimonio vivo de la evolución histórica de Galicia, desde sus raíces prehistóricas hasta su consolidación como un próspero puerto pesquero en la Edad Media. Su consideración como el pueblo más antiguo de Galicia no solo responde a su longevidad, sino también a la profundidad de su historia, que se refleja en cada rincón de su paisaje.

La singularidad de Combarro reside en su capacidad para conservar casi intacta su estructura original, en la que las tradiciones se mantienen vivas, no solo en los edificios, sino también en las costumbres diarias. El pueblo sigue siendo un referente del patrimonio cultural gallego, donde cada piedra, cada calle y cada estructura cuentan la historia de siglos de existencia.

Así, Combarro no solo es un destino turístico popular, sino un lugar donde los ecos de su pasado resuenan en el presente, ofreciendo una experiencia única para quienes desean adentrarse en las raíces más profundas de Galicia.

Qué ver en Combarro

Combarro es un pueblo donde cada rincón cuenta una historia, y su belleza se despliega tanto en su arquitectura como en su entorno natural. Aunque su pequeño tamaño lo convierte en un lugar ideal para pasear, hay varios puntos de interés que hacen de este pintoresco pueblo un destino turístico completo.

El puerto de Combarro es uno de sus elementos más característicos. A pesar de su tamaño reducido, es el corazón del pueblo, donde el bullicio de los pescadores y las embarcaciones tradicionales ofrecen una atmósfera auténtica. Desde aquí, los visitantes pueden disfrutar de impresionantes vistas panorámicas de la ría de Pontevedra y respirar el aire fresco del mar, lo que convierte al puerto en un lugar ideal para un paseo relajante.

Otro de los iconos de Combarro son los hórreos, esas construcciones elevadas de piedra utilizadas tradicionalmente para almacenar el grano y proteger los alimentos de la humedad. Estos se encuentran repartidos por todo el pueblo, y muchos de ellos están en primera línea del mar, lo que les da una vista espectacular. Ver los hórreos al borde de la ría es una experiencia única, que ofrece una sensación de estar en otro tiempo.

En lo alto del pueblo se encuentra la Iglesia de San Roque, un ejemplo de la arquitectura religiosa gallega. Desde aquí, los visitantes pueden disfrutar de unas vistas excepcionales de la ría, que complementan el valor histórico y religioso del lugar. Esta iglesia ofrece una panorámica inigualable del pueblo y su entorno natural.

Un edificio emblemático en el pueblo es la Casa de los Abogados, que destaca por su elegante diseño y su ubicación privilegiada. Esta casa es un claro reflejo de la importancia que tuvo Combarro en tiempos antiguos, siendo una muestra destacada de la arquitectura civil del pueblo.

A lo largo de Combarro, el recorrido se ve salpicado de cruces de piedra y pequeñas capillas, testigos de la devoción religiosa que ha marcado la historia del pueblo. Estas estructuras forman parte de la esencia espiritual y cultural de Combarro, y son perfectas para quienes desean sumergirse en el patrimonio religioso gallego.

Aunque Combarro es un pequeño pueblo, cuenta con varias playas cercanas donde los visitantes pueden disfrutar del mar. Las playas, como la de Portonovo, son tranquilas y pintorescas, lo que las convierte en el lugar ideal para relajarse y disfrutar de un día de sol y mar, con vistas a la ría y el entorno natural de la región.

Finalmente, no se puede visitar Combarro sin probar su deliciosa gastronomía, especialmente sus mariscos y pescados frescos provenientes de la ría de Pontevedra. Los restaurantes locales sirven platos típicos gallegos como la empanada gallega, el pulpo a la gallega y los mejillones, ofreciendo una auténtica experiencia culinaria que refleja la riqueza del mar gallego.

Cada uno de estos atractivos, junto con la belleza natural que rodea el pueblo, hace de Combarro un lugar incomparable, perfecto para los amantes de la historia, la cultura y la tranquilidad.