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Memoria Histórica
El Valle de los Caídos, blindado para la exhumación de Primo de Rivera 64 años después
La Fundación Franco habla de «acción ruin y guerracivilista» en un recinto de Cuelgamuros cerrado sin explicaciones hasta el 3 de mayo
Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera serán exhumados hoy, 120 aniversario de su nacimiento y 64 años después de su multitudinario entierro en el Valle de los Caídos, como fue deseo de Francisco Franco, para inaugurar el mausoleo el 1 de abril de 1959. Hoy solo estará presente su familia –unas 80 personas–, los operarios encargados de levantar la losa de granito de 3.500 kilos que cubre la sepultura con su nombre junto al altar mayor –al otro lado estuvo la de Franco hasta el 24 de octubre de 2019– y los empleados de la funeraria encargada del traslado.
A las 5:30 de la mañana comenzarán las tareas preparatorias y la apertura del suelo para que a las 9 de la mañana pueda llevarse a cabo la extracción del féretro, ya con los deudos presentes, que evitarán de ese modo los desagradables ruidos que escucharon los nietos de Franco durante la exhumación del 24-O de hace cuatro años: máquinas radiales y diversas herramientas para culminar la tarea. Luego se celebrará un responso a cargo del prior de la basílica, Santiago Cantera y, finalmente, se hará el desplazamiento hasta el madrileño cementerio de San Isidro, donde se encuentran las tumbas de la familia, entre ellas la de su hermana Pilar Primo de Rivera, junto a la que al parecer se depositará la urna del fundador de Falange –el féretro será destruido tras la reducción de los restos–, según ha sabido LA RAZÓN.
El camposanto adecentó el viernes el lugar, donde los encargados del mantenimiento esparcieron arena alrededor de cuatro de los seis sepulcros que la saga Primo de Rivera mantiene en el cementerio.
Previsiblemente, varios grupos falangistas se van a concentrar hoy en el acceso a la Sacramental de San Isidro y, según han trasladado fuentes del partido, realizarán otro homenaje en los próximos días. Ayer por la tarde, una treintena de personas asistió a un breve rezo a cargo de un sacerdote a la entrada del Valle de los Caídos. A todos les tomó su filiación la Guardia Civil.
La seguridad es una prioridad. De hecho, el renombrado Valle de Cuelgamuros se encuentra blindado desde el jueves –hay más de ocho vehículos de la Benemérita haciendo ronda estos días– para procurar la máxima discreción, y el recinto estará cerrado hasta su reapertura el 3 de mayo.
Esta clausura tan prolongada contrasta con los tres días que fueron necesarios para reponer el solado después de la exhumación de Franco. Fuentes de Patrimonio Nacional hablan de «razones de seguridad y por la propia intimidad de la familia», como señaló el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, pero no dan explicación alguna sobre el motivo de la tardanza en esta ocasión. Se da la circunstancia de que hay una boda prevista en el recinto el próximo 29 de abril, con cerca de 400 invitaciones cursadas para la ceremonia.
Mientras, la Fundación Franco ha tachado la exhumación de «actuación ruin y guerracivilista del Gobierno» y ha calificado al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, como el «indiscutible campeón mundial de la infamia» por su acción «miserable».
«La exhumación y traslado forzoso de los restos de José Antonio Primo de Rivera de la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática auspiciada por los socios de gobierno y amigos de ETA, pasará a la historia de la humanidad como una de las peores infamias cometidas por un gobierno en todos los tiempos», ha lamentado la fundación en un comunicado. A su juicio, el Ejecutivo quiere «reescribir la historia a su antojo» y «tratar de eliminar el recuerdo y homenaje» a Primo de Rivera, quien era «un modelo de nobleza en lo político y en lo personal, incompatible con un Gobierno enclenque que ha hecho de la mentira y la traición sus señas de identidad».
Cabe recordar que Primo de Rivera, como víctima de la Guerra Civil, tiene derecho a permanecer inhumado en el Valle de los Caídos bajo los preceptos de la nueva Ley de Memoria Democrática, que impide sin embargo la presencia de restos de dirigentes del golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la dictadura en lugares preeminentes de acceso público. Los Primo de Rivera se adelantaron a la normativa y solicitaron su salida, antes de que el Valle de los Caídos se convirtiese en cementerio civil. Según recordaban los familiares, José Antonio dejó escrito en su testamento que quería ser enterrado conforme al rito de la religión católica «en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz».
Ayer, a la entrada del recinto de Cuelgamuros pudo verse algún ramo con cinco rosas rojas, en alusión a la letra del 'Cara al sol', el himno de la Falange: «Volverán banderas victoriosas/ al paso alegre de la paz/ y traerán prendidas cinco rosas/ las flechas de mi haz». Como el que portó Luis Felipe Utrera-Molina, abogado de los Martínez-Bordiú Franco, el día de la exhumación de 2019, en idéntico escenario al de hoy.
“Desahucio forzoso”
La Fundación Franco cree que “se equivocan el Gobierno y sus secuaces si piensan que con esta nueva profanación (no puede calificarse de otra forma el desahucio forzoso de sus restos mortales) podrá borrar de la memoria colectiva el nombre de José Antonio, eterno capitán de juventudes y espejo de nobleza, de fe y de patriotismo que en sus últimas horas de vida tuvo la generosidad y la templanza de escribir el que para siempre sería su epitafio: “Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia”.
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