Memoria Histórica
El quinto entierro de Primo de Rivera: en una urna junto a su hermana Pilar
Los restos del líder de Falange se exhumarán el lunes a las 9 de la mañana con el Valle de los Caídos blindado
Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera serán exhumados el próximo lunes del Valle de los Caídos, donde a las 5:30 de la mañana comenzará el proceso de retirada de su ubicación actual, junto al altar mayor de la basílica, su tumba desde 1959. Con el recinto de Cuelgamuros blindado por la Guardia Civil –y cerrado a las visitas ya el fin de semana–, las 80 personas autorizadas –miembros de su propia y numerosa familia– presenciarán a las 9 de la mañana la extracción del féretro, por lo que no habrá lugar a la tensa espera «con radiales y un ruido horrible» que describieron en el mismo lugar los Martínez Bordiú-Franco la mañana del 24 de octubre de 2019. Esta vez no asistirá ningún miembro del Gobierno, ni habrá medios de comunicación. A continuación, el prior Santiago Cantera rezará un responso. La operación coincidirá con el 120 aniversario del nacimiento del fundador de Falange y el recinto cerrado al público desde el sábado. Todo en absoluta intimidad, como ha sido deseo expreso de la familia desde un principio.
El siguiente paso será el traslado al cementerio de San Isidro –también cerrado–, donde se procederá a la reducción de los restos de Primo de Rivera en su nueva sepultura. En un lateral del camposanto más antiguo de Madrid hay tres enterramientos con miembros de su familia, donde se hallan, entre otros, Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, ministro de Franco y hermano de José Antonio; su tío Fernando Primo de Rivera, y Pilar Primo de Rivera, su hermana, aunque en principio serían depositados en una urna junto a la fundadora de la Sección Femenina de Falange, fallecida en 1991. La caja que ha albergado su cuerpo hasta la fecha será incinerada. En ningún caso permitirá la familia que pueda caer en manos no deseadas, según ha sabido LA RAZÓN.
El pasado mes de octubre, los deudos de José Antonio Primo de Rivera solicitaron la exhumación para proceder al entierro «en el lugar que su familia ha decidido», según hicieron saber a través de un comunicado, adelantándose a la intención del Gobierno de que se aplicara la Ley de Memoria Democrática, que le permitía seguir en Cuelgamuros, pero no en «lugar preeminente».
Como víctima de la Guerra Civil, la norma contempla esta opción. Ya en 2011, la «Comisión de Expertos» creada por José Luis Rodríguez Zapatero determinó que para «dignificar» y «democratizar» Cuelgamuros había que sacar el cadáver de Franco de su tumba y «reubicar» a José Antonio. «Es un paso más en la resignificación del Valle», dijo ayer el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños.
Parte de la familia estaba de acuerdo en mover sus restos a una de las capillas laterales, pero quería que se pusiera una placa en la pared con el nombre de «José Antonio». El Gobierno se negó en rotundo a marcar el lugar, aunque sí admitía el cambio, que se hubiera llevado a cabo en el osario de la Virgen de la Merced, que está vacío, junto a las otras 33.847 víctimas de la contienda. Finalmente ha prevalecido el deseo de inhumarle fuera antes de que el Valle sea de hecho cementerio civil y para cumplir la voluntad manifestada en el testamento del líder falangista: «Deseo ser enterrado conforme al rito de la religión Católica, Apostólica, Romana, que profeso, en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz».
El Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial concedió el pasado 23 de febrero la licencia urbanística para la retirada de la losa de granito y la reposición por seis baldosas de mármol Negro Marquina –con un presupuesto de 8.630 euros– junto al altar mayor de la abadía benedictina; la Guardia Civil organizó el dispositivo de seguridad y, finalmente, fueron concedidos el permiso eclesiástico y el de la Dirección General de Salud Pública de la Comunidad de Madrid. Una vez culminados los trabajos, la basílica permanecerá cerrada al público menos de una semana.
Primo de Rivera fue fusilado por la República en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936, y después de tres inhumaciones –en Alicante (en una fosa común en 1936 y un nicho en 1938) y el monasterio de San Lorenzo de El Escorial (1939)– sus restos se llevaron en 1959 al Valle de los Caídos, tras la inauguración del recinto que mandó construir Francisco Franco. Su tumba es la única individual que queda en el mausoleo, ya que los demás enterrados de ambos bandos de la Guerra Civil que descansan en los columbarios están en emplazamientos colectivos.
Más allá del cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática en este aspecto, el Gobierno reanudó en diciembre los trabajos para exhumar los restos de 106 víctimas de la Guerra Civil, también a petición de sus familias, una vez superada la paralización de las labores impuesta cautelarmente por un juzgado de Madrid. Los familiares de otras 261 se oponen y reclaman «respeto» para el «descanso» de los suyos. Y lo harán de nuevo ante la Justicia si lo consideran necesario.
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