MWC Barcelona
Un impacto de 4.400 millones
Dinero, mucho dinero es lo que se arriesga a perder Barcelona si la sede del Mobile World Congress (MWC) se mueve a partir del año que viene de la Ciudad Condal a Dubai. No sólo el que dejaría de ingresar la ciudad por la pérdida del certamen. También el que dejaría de recibir de futuros congresos de otro tipo que podrían no organizarse por el daño reputacional que una fuga tan renombrada ocasionaría a la Ciudad Condal.
Desde que en 2006 el MWC comenzó a celebrarse en la capital catalana, su impacto económico ha superado, en conjunto, los 4.400 millones de euros. Para este año se espera que la cifra alcance los 471 millones de euros, ligeramente por encima de los 460 millones de euros de la edición de 2017. Sólo en términos de empleo, la cita generará unos 15.000 puestos de trabajo temporales directos e indirectos, según los cálculos de la empresa de trabajo temporal Adecco, un 13,6% más que en la anterior cita. En el conjunto de sus ediciones, ha generado 115.000 empleos. Hostelería o restauración son algunos de los sectores más beneficiados por el certamen. Durante los días en que va a tener lugar, se servirán 60 millones de toneladas de comida en diversa forma: 225.000 bocadillos, 175.000 menús, 135.000 piezas de bollería o 430 litros de bebida. La organización ha bloqueado 27.000 habitaciones de hotel para atender la llegada de visitantes y Airbnb calcula que 45.000 personas usarán su plataforma para alojarse, un 12,5% más que en 2007.
Todo este caudal económico es lo que ahora está en riesgo por las tensiones políticas que los independentistas han introducido en los últimos meses en Cataluña con su desafío. En octubre pasado, John Hoffman, consejero delegado de GSMA, la compañía que organiza el MWC, ya advirtió de que se estaban planteando que Barcelona siguiese albergando desde el año próximo el evento si no se garantiza la «seguridad y estabilidad política» en Cataluña. Lo hizo a pesar de que la Ciudad Condal tiene contrato en vigor para el certamen del año que viene y romperlo le acarrearía a GSMA el pago de una indemnización. Cuatro meses y unas elecciones autonómicas después, los movimientos independentistas parecen empeñados en no garantizar esa seguridad exigida por sus organizadores. El último capítulo que ha añadido más inestabilidad ha sido la negativa tanto de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como del presidente del Parlamento de Cataluña, Roger Torrent, a recibir ayer a Su Majestad el Rey Felipe VI en la recepción oficial del congreso. Un gesto que tendrá gran repercusión a nivel mundial si se tiene en cuenta que hay acreditados 3.900 periodistas de los cuatro continentes para cubrir la cita barcelonesa.
Si GSMA anuncia el próximo jueves que el MWC emigra a Dubai, el mazazo para Barcelona iría más allá de la propia pérdida del congreso. Supondría un golpe a nivel reputacional para la ciudad, ahora entre las diez más prestigiosas del mundo, que sin duda haría que otros se pensasen dos veces seguir sus pasos. El negocio de los congresos no es menor en Barcelona y el efecto arrastre de la marcha del Mobile World Congress sería notable. Según un estudio de la escuela de negocios Esade, sólo los eventos que organiza la Fira de Barcelona tienen un impacto económico anual de 2.600 millones y generan 40.000 empleos directos.
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