Sánchez pugna por marcar la agenda tras la moción de censura

El Gobierno aspira a que la moción de censura sea un punto de inflexión. Después de semanas muy duras en las que la coalición ha estado al borde del colapso por polémicas autoinfligidas, como la de la reforma de la ley del «solo sí es sí», en Moncloa se conjuran ahora para volver a marcar los tiempos y, lo que es más importante, la agenda. En el Ejecutivo quisieron dejar aparcada cualquier controversia antes de arrancar 2023 para centrarse, este año netamente electoral, en vender gestión gubernamental y ampliar sus expectativas de cara a las urnas. Sin embargo, sin una oposición excesivamente incisiva, el principal foco de desgaste del Gobierno sigue estando dentro del propio Gobierno, en sus socios de Podemos que alimentan un «ruido» ensordecedor. Iniciativas como la subida del salario mínimo, los datos de paro, la inflación más baja de Europa o la reforma de las pensiones, entre otras, no se rentabilizan políticamente y acaban eclipsadas por los rifirrafes dentro de la coalición.

Esto genera cierta frustración en el Gobierno, donde esperan que los ciudadanos acaben por valorar la mejora en sus condiciones de vida cuando llegue el momento. En todo caso, los socialistas son conscientes de que su principal reto de cara al ciclo electoral es la movilización del electorado progresista. Aspiran a elevar la fidelidad de voto –la del PSOE es una de las más bajas de los principales partidos, si nos atenemos a las encuestas publicadas– hasta 10 puntos por encima de la actual. Un umbral que, consideran fuentes socialistas, sería suficiente para estar en condiciones de revalidar la Moncloa. En el Ejecutivo, tal como publicaba ayer este diario, creen que la moción de censura puede ser un catalizador para la izquierda y para otros votantes que ven el «tándem» Sánchez-Díaz una opción de referencia frente a la dupla Feijóo-Abascal. Una entente que, al incluir a la ministra de Trabajo, puede diluir las reticencias que despierta la figura del presidente del Gobierno. De ahí que la estrategia del Gobierno se centrase en asimilar al PP con Vox –por su abstención– y en dar oxígeno político a Díaz para presentarla como una vicepresidenta con continuidad en un futuro Gabinete.

¿Y ahora qué? Superada con éxito la moción de censura, «mejor de lo esperado», según reconoce un ministro, el objetivo de Moncloa es no ceder las riendas del debate público. Mantener el control de la agenda. Sánchez acometerá en los próximos días la crisis de Gobierno pendiente por el salto de las ministras de Sanidad, Carolina Darias y de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, a las candidaturas municipales de Las Palmas y Madrid, respectivamente. El cambio se limitará a estas dos carteras, según confirman fuentes gubernamentales, y aunque resulte poco práctico –los nuevos titulares apenas ocuparán nueve meses sus puestos– servirá para dar un ligero impulso político al Ejecutivo. El tipo de perfil que elija el presidente marcará la línea que busca seguir, si lo hace apostando por caras conocidas o por gestores; si opta por personas de partido o por independientes. El movimiento no dejará nada al azar porque todo se lee ya en clave de elecciones municipales y autonómicas.

Embridada la cuestión nacional, en la que todavía quedan flecos pendientes a nivel legislativo como la ley de Vivienda que debería cerrarse próximamente con sus socios de Podemos, Sánchez sigue cultivando la esfera internacional, con el semestre de Presidencia europea de España como telón de fondo. El presidente del Gobierno se encuentra hoy en Bruselas, participando el Consejo Europeo con varios objetivos, entre ellos, abordar la prórroga de la «excepción ibérica» que limita el precio del gas que se usa para generar electricidad. «Estamos trabajando con la Comisión Europea para poder extender la solución ibérica hasta el 31 de diciembre de este año», señaló, recalcando que esta medida está permitiendo ahorrar 5.000 millones de euros en la factura energética de los españoles.

Desde Bruselas, Sánchez viajará a Santo Domingo, donde participará en la XXVIII Cumbre Iberoamericana. España quiere que los acuerdos pendientes con Mercosur, Chile y México puedan cerrarse cuanto antes y hará los esfuerzos que sean necesarios durante la Presidencia de turno para que así sea. Sin embargo, la cita internacional de mayor relevancia se reserva para la próxima semana, cuando Sánchez viajará a China los días 30 y 31, invitado por el presidente Xi Jinping, recién llegado de Rusia y en pleno intento de mediación para un alto el fuego en la guerra de Ucrania.