El futuro de la Legislatura
Puigdemont quiere ir a la segunda ronda, y que primero se estampe Illa
Carles Puigdemont ya ha cumplido su primera meta. Después de conseguir la Presidencia de la Mesa del Parlamento catalán, el segundo objetivo es que Salvador Illa sea el primero en presentarse a la investidura, y se estrelle.
Junts se ha impuesto al PSC y ayer consiguió la Presidencia del Parlament tras desobedecer al Tribunal Constitucional. El ex consejero inhabilitado Josep Rull presidirá la Cámara, de cuya Mesa ha sido excluido el PP pese a sus 15 diputados. No suena a reconciliación ni tampoco concuerda con esa nueva etapa de convivencia que el Gobierno anunció que se ponía en marcha con la amnistía. Y sí es consecuencia de las negociaciones de Junts con ERC, en una nueva alianza del independentismo que le permite controlar la agenda de la nueva Cámara. La hoja de ruta del ex presidente de la Generalitat puede que no llegue hasta el final, pero, de momento, ya ha alcanzado su primera meta volante.
La siguiente meta es llevar al ex ministro Salvador Illa a la investidura, pero para que la pierda. Y que Puigdemont tenga luego la opción de presentarse para exponer su programa desde la tribuna del Parlamento catalán, con todo el simbolismo que este momento tendría a su regreso del "exilio" (su huida de España para no responder ante la Justicia), con independencia de que tampoco él consiguiese sacar adelante la investidura.
Las negociaciones se mueven en varios planos. Y ERC tiene que estar a dos manos porque someterse al interés socialista de que se queden bajo su sombra les colocaría en una situación todavía más difícil de gestionar que en la que se quedaron tras el batacazo que recibieron en las últimas elecciones. Hay un sector de ERC que cree que lo mejor sería ganar tiempo y optar a una repetición electoral siempre y cuando pudieran contar con Oriol Junqueras como candidato. Para esto Junqueras necesita que le levanten la pena de la inhabilitación en aplicación de la amnistía. Que ERC haya dejado la decisión en manos de las bases añade una inmanejable dosis de incertidumbre a lo que puedan terminar haciendo al final de este proceso, aunque la razón indique que lo lógico es que eviten ir a un nuevo examen en las urnas porque supondría un nuevo recorte en su representación.
Puigdemont tiene dos exigencias: el referéndum y el pacto fiscal. Son las mismas que ERC ha puesto encima de la mesa a Illa para que le faciliten su investidura. Pero los republicanos saben que una vez que Illa alcance la Presidencia de la Generalitat, y con ellos fuera del Gobierno, las palabras se las lleva el viento, y el ex ministro socialista hará un barrido para librarse de "colocados" incómodos y que puedan traicionarle. El pacto que ya han alcanzado Junts, ERC y la CUP^ también provoca que los independentistas tengan mayoría en la Mesa, pues ocuparán cuatro de sus siete plazas. Dos son para Junts, otras dos para ERC y las tres restantes para el PSC. No es un buen inicio para una investidura de Illa y esto abre más la puerta a una posible repetición electoral.
En Moncloa vendieron la piel del oso antes de cazarlo: Puigdemont no está de retirada, y si tiene que irse, "lo hará llevándose por delante a Pedro Sánchez". En cuanto se publique en el BOE la ley de amnistía, el Supremo comenzará manejar su artillería legal para cortocircuitar lo que entienden que es una reforma que garantiza una impunidad "ad hoc".
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