El desafío independentista
Ordenadores y móviles sitúan a Puigdemont como la "X"de los CDR
La Guardia Civil ha logrado avanzar en la investigación del contenido de los teléfonos y ordenadores incautados, en los que están las claves de la trama secesionista-terrorista
La Guardia Civil ha logrado avanzar en la investigación del contenido de los teléfonos y ordenadores incautados, en los que están las claves de la trama secesionista-terrorista.
Las conexiones políticas de los Equipos de Respuesta Táctica (ERT) de los Comités de Defensa de la República (CDR) pueden alcanzar a altas instancias políticas, entre ellas al entorno del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a través de alguno de los que fueron sus colaboradores más directos. Lo que hasta ahora son meras sospechas, se podría convertir en realidad.
La Guardia Civil tiene muy avanzadas las investigaciones sobre el contenido de los aparatos telemáticos que se incautaron a los detenidos y encarcelados de la célula del grupo extremista catalán, según han informado a LA RAZÓN fuentes de conocedoras del asunto.
Aunque la célula había adoptado todo tipo de medidas para que sus teléfonos, ordenadores, discos duros, estuvieran «acorazados» ante cualquier posible acción exterior y sólo ellos pudieran acceder los mismos, lo cierto es que los especialistas de la Benemérita han logrado ya superar algunas de esas «barreras» y las pesquisas, secretas, marchan a buen ritmo. Como se indica en los informes preliminares, a los que han tenido acceso las partes personadas en el sumario, la ERT desmantelada se había «dotado de preparación y formación y medios a sus integrantes en cuanto al empleo de teléfonos clandestinos, securización de las comunicaciones». Las investigaciones han permitido determinar que el integrante del grupo Ferrán Jolis «habría asumido las funciones de informático especializado en telecomunicaciones dentro del ERT, siendo su labor la de preservar la organización en la sombra antes, durante y después de las acciones, mediante la facilitación de teléfonos clandestinos, creación de protocolos, aseguramiento de las comunicaciones, etcétera. El rol de Jolis es, pues, una pieza clave en el éxito de la organización». Es decir, los integrantes de la célula hablaban por sus teléfonos con la «certeza» de que nadie iba a interferir sus comunicaciones y utilizaban la mensajería de igual manera.
Con ser importante el contenido de dichas conversaciones, ya conocidas, no lo es menos el de los contactos que mantenían mediante el uso de las redes sociales, que es lo que, entre otras cosas, se investiga. La Guardia Civil va a lograr reconstruir toda la trama de contactos y, por consiguiente, determinar si existían y dónde se localizaban las otras células de los ERT.
A este respecto, la filtración de lo instruido hasta ahora en el sumario, al levantarse el secreto de las actuaciones y tener acceso las partes personadas, ha perjudicado las pesquisas en marcha en aspectos relevantes. Ha llamado la atención que esa difusión se haya producido en los últimos días de la campaña electoral, pero los agentes, al margen de asuntos que no les conciernen, prosiguen su labor para llegar hasta los últimos extremos y poder presentar ante la Justicia a otros implicados, ya sea como autores o inductores.
Existe la sospecha en distintos medios conocedores del separatismo catalán, de que responsables políticos del independentismo radical están detrás de las instrucciones generales que recibían los ERT. Es decir, les marcaban las líneas generales de actuación y los presuntos terroristas las ponían en práctica. Algo así como lo que ocurría en ETA con su «aparato político» y los «comandos» del «aparato militar». Con el fin de no perjudicar las pesquisas, se mantiene el más absoluto secreto, pero lo cierto es que el nombre de Carles Puigdemont y personas de su entorno aparecen en todas las, de momento, inferencias que se realizan, a falta de confirmación por los datos que se puedan obtener de los aparatos telemáticos que se incautaron. Se trata de un prófugo de la Justicia, que no oculta sus aspiraciones a liderar el independentismo más extremo para lograr, casualidades de la vida, los mismos fines que los CDR: la instauración de una república independiente de España.
Es habitual que los delincuentes de todo tipo, una vez establecidos contactos que consideran que deben permanecer secretos, procedan al borrado de los rastros en los aparatos telemáticos que utilizan. Los especialistas, en este caso de la Guardia Civil, cuentan con la experiencia y tecnología para «reconstruir» todo lo que se haya borrado y, de esta manera, conocer esos contactos, mensajes, citas, etcétera, que pueden arrojar importantes datos para poder llevar las pesquisas hasta sus últimos extremos.
Parece evidente, según estas fuentes, que los ERT no surgieron por generación espontánea y que hubo elementos dinamizadores, probablemente al más alto nivel. Ahora se está en la fase de pasar de las fundadas sospechas a las certidumbres, pero aún queda algún tiempo. Lo que es absolutamente imprescindibles –subrayan– es que se mantenga el secreto para no alertar a otros implicados, como ha ocurrido por las referidas filtraciones.
No se trata de que un determinado político animara públicamente a los CDR, como ocurrió con el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, del que los investigadores no han obtenido aún evidencias judicializables de su posible conexión con los ERT, sino de determinar si desde instancias políticas se ha participado en la organización y dinamización de los ERT, un grupo embrionario de tipo terrorista.
Las investigaciones son paralelas y, a la vez, confluyentes con todo lo referido a la plataforma mediática Tsunami Democratic. No se descarta que en algún momento se pueda determinar que los responsables últimos de la célula y dicha plataforma sean los mismos.
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