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Primer ensayo de pacto entre PP, PSOE y C’s en el Congreso
Rajoy acepta que Patxi López presida la Mesa como gesto de diálogo y ofrece a Sánchez un programa de gobierno que incluya reformas para afianzar el Estado de Bienestar y luchar contra la corrupción
Rajoy acepta que Patxi López presida la Mesa como gesto de diálogo y ofrece a Sánchez un programa de gobierno que incluya reformas para afianzar el Estado de Bienestar y luchar contra la corrupción.
Primer ensayo de acuerdo en la nueva Legislatura entre PP, PSOE y Ciudadanos. El PP renunció ayer finalmente a presentar un candidato a la presidencia del Congreso, como estuvo defendiendo hasta el último momento, porque el acuerdo promovido por el PSOE, y al que se sumó Ciudadanos, no le dejaba margen para sacar adelante su propuesta. Pero también fue un gesto final para demostrar, asimismo, disposición al diálogo y flexibilidad ante la negociación del nuevo Gobierno, en la que, como incidió el presidente en funciones, Mariano Rajoy, «todos tenemos que ceder». Desde el inicio de la negociación parlamentaria, el representante de Ciudadanos aproximó posiciones con los socialistas sobre la base del nombre de quien hoy será elegido como nuevo presidente de la Cámara, Patxi López. Rajoy mantuvo hasta última hora la presión en privado, y la reivindicación en público, para mantener la presidencia del Congreso en su condición de partido más votado, ofreciendo también a Ciudadanos los dos puestos en la Mesa que le planteaban los socialistas. Pero los de Rivera se inclinaron por el candidato de Pedro Sánchez, y ante este escenario, Rajoy renunció a presentar un candidato propio frente a una votación que estaba perdida. El hecho de que en su negociación PSOE y Ciudadanos, por la presión de estos últimos, rectificasen su intención inicial de dejar al PP sólo con dos representantes en la Mesa –los mismos, con 122 escaños, que Podemos o Ciudadanos–, ayudó a que el PP se sumase a un pacto en el que salva tres puestos en el órgano de Gobierno del Congreso. Ésta era la cuota que reclamaban para sí los socialistas, con sus 90 escaños, y con la presidencia como uno de esos tres puestos.
Así, hoy ya no habrá sorpresas ni hará falta esperar a una votación a dos vueltas. El ex lendakari era la opción que partía con más opciones en todas las quinielas, pues contaba con un perfil valorado por la práctica totalidad de los partidos y era visto con buenos ojos más allá de sus propias filas, según resaltan fuentes socialistas. Del acuerdo, que podía haber sido global, se cayó la formación de Pablo Iglesias, al ver rechazada su exigencia de contar con cuatro grupos parlamentarios en la Cámara. Ningún partido se muestra favorable a admitir que Podemos se desdoble en sus candidaturas de confluencia, lo que le ha servido a la formación morada para marcar la nota discordante y advertir al PSOE sobre futuras dificultades en pactos posteriores concernientes a la investidura.
A priori, todas las partes sacan algo de la negociación. Sobre todo el PSOE, ya que se cumple el requisito de que el presidente de la Cámara no pertenezca a la fuerza más votada –como demandaban PSOE, C’s y Podemos– y el PP, principal perjudicado por este motivo, es recompensado con la mayor representación dentro de la Mesa del Congreso.
La composición del órgano estará encabezada por Patxi López y la vicepresidencia recaerá también en otra socialista, la andaluza Micaela Navarro, que es a su vez presidenta del PSOE. C’s que ha participado de lleno en las negociaciones para intentar conseguir representación en la Mesa, debido a sus exiguos 40 diputados, obtendrá dos sillones. Los mismos representantes que tendrá Podemos, a pesar de haber declinado formar parte del acuerdo al no ver satisfechas sus peticiones.
El PP será el que ostente una mayor representación, con dos vicepresidencias y una secretaría, y entiende que el acuerdo no es del todo malo, porque sumando los dos sillones de C’s puede forjar una mayoría de centro-derecha en la Mesa. Los populares mantienen por segunda Legislatura a la ex ministra Celia Villalobos, muy contestada internamente. De hecho, en el PP andaluz hubo una pugna por renovar las candidaturas de las generales y que saliese su nombre, pero aguantó no como cabeza de lista pero sí como «número dos» en la de Málaga. Rajoy incorpora a la diputada por Ciudad Real Rosa Romero y recompensa a la ex presidenta del PP catalán Alicia Sánchez-Camacho con otro de estos simbólicos y bien remunerados cargos en el órgano de gobierno del Parlamento. El peso de las negociaciones ha recaído, según fuentes socialistas, en el PSOE y Ciudadanos, con quienes declararon «haber llegado a un acuerdo», excluyendo al PP, para hacer presidente a Patxi López. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se reunió con Albert Rivera el viernes e hizo lo propio ayer con Pablo Iglesias para cerrar los flecos de la negociación. Desde el partido señalan que «han priorizado la máxima pluralidad en la Mesa y el diálogo con todos», aunque lamentan que las exigencias de Podemos les hayan impedido llegar a un acuerdo global.
Aunque el PSOE reivindicó su protagonismo, y Sánchez sigue negándose a apoyar a Rajoy, el presidente en funciones volvió ayer a tenderle la mano. Aprovechó la Junta Directiva Nacional de su partido, el máximo órgano entre Congresos, para lanzar al PSOE y a C’s la oferta de un «Gobierno de todos», basado en apoyos parlamentarios o incluso en un «programa concertado». Rajoy reclamó para su partido la presidencia de ese Gobierno en su condición de fuerza más votada, y apelando a la tradición que se ha seguido desde las primeras elecciones democráticas. Pero a partir de ahí se mostró muy flexible respecto a cómo podría concretarse la colaboración entre los tres partidos, abriendo la puerta hasta a negociar un nuevo programa de reformas que trascienda los programas electorales de cada uno. El líder popular apeló al diálogo y a la necesidad de entender el mandato que las urnas han dejado a los políticos, e instó al líder socialista a que renuncie a «satisfacer aspiraciones personales» por el interés general. Negó viabilidad a la alianza de izquierdas, con apoyo nacionalista, o al entendimiento del PSOE y de Podemos, bajo el paraguas de C’s. Ninguna de estas alternativas puede ofrecer un gobierno capaz de afrontar los desafíos «inmediatos» como «consolidar el crecimiento, salvaguardar la unidad de España, luchar contra la corrupción, luchar contra el terrorismo o asentar un Estado del Bienestar más sólido y con más igualdad de oportunidades». Rajoy incidió ante la plana mayor de sus cargos nacionales y territoriales en que el único «cambio sensato» es el que puede ofrecer ese acuerdo de Gobierno entre PP, PSOE y C’s. Y resaltó que comparten los principios básicos en defensa de la Constitución, de la igualdad y de la unidad nacional, en lucha contra el terrorismo, en política europea, de defensa y exterior. «Hay espacio para el diálogo».
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