Elecciones andaluzas
PP y Cs elevan la presión sobre Vox
Partido Popular y Ciudadanos aceleran y tratan de trasladar a Vox la presión final del cambio político en Andalucía. Con el pacto programático ya bajo el brazo, ambas formaciones se apresuraron ayer, en plena festividad de la Epifanía, a transmitir públicamente la cercanía del acuerdo para la formación de Gobierno. Una estrategia lógica a escasas horas del encuentro previsto mañana con la cúpula que lidera Santiago Abascal para sentar las bases del acuerdo de investidura de Juanma Moreno.
Así, de una semana en la que Vox ha presionando de forma incesante a los que han de ser sus socios –de forma especialmente dura a Ciudadanos– con la amenaza de una repetición de elecciones, PP y Cs pretenden situar la pelota en el otro tejado. Con todo prácticamente cerrado entre ellos, la responsabilidad del cambio recaería en los 12 parlamentarios que lidera en la comunidad el juez Francisco Serrano. Los 47 escaños de populares y naranjas anulan los 33 con los que Susana Díaz aún pretende ser reelegida, a expensas de una última intentona (poco real a tenor de la respuesta que Díaz recibió de Teresa Rodríguez) de convencer a Adelante Andalucía y plantarse con un respaldo superior en la ronda de contactos con los grupos que iniciará el miércoles la presidenta del Parlamento, Marta Bosquet.
La presión cambia de bando
Desde Ciudadanos, Juan Marín emitió un comunicado en el que afirmaba que las negociaciones con los populares «siguen su curso y avanzan a buen ritmo». A falta de «flecos», el acuerdo «podría anunciarse en breve», incluso hoy, y en él se definirá la estructura elegida para remodelar la Junta de Andalucía. «Se trata de un buen acuerdo para regenerar la política andaluza, desmantelar los chiringuitos del PSOE, bajarles los impuestos a los andaluces, revitalizar la economía y el empleo e innovar en Educación y Sanidad», detallaba el líder naranja. Marín insistía en que las medidas ya acordadas «son intocables», incluido el refuerzo del plan contra la violencia de género, porque «suponen la base del cambio político que pidieron los andaluces en las urnas el 2 de diciembre». Cs aceptaría el respaldo a la investidura de Vox pero no su entrada en el Gobierno. «Los dos partidos implicados comparten el objetivo de contar con una Administración más efectiva y a la vez reducir costes innecesarios».
En la misma sintonía se expresaba la secretaria general del PP-A, Loles López, destacando que el acuerdo responde a la petición de los andaluces de «negociación y entendimiento para que el cambio político» llegue a la comunidad después de casi cuatro décadas de socialismo. La dirigente popular manifestó su satisfacción por «el buen trabajo que están realizando los equipos negociadores, con rigor y seriedad» con el reto de «ofrecer a la ciudadanía una Administración más eficaz, más eficiente y más cercana». En el papel de enlace de las tres formaciones de la derecha española, el PP-A reclamó «altura de miras a todos los actores del cambio para no defraudar esta oportunidad histórica en nuestra tierra».
El trabajo de ambas formaciones se fundamenta en la reducción a diez el número de consejerías actuales (13), con la consiguiente reasignación de áreas de trabajo, y la eliminación de delegaciones territoriales (altos cargos, a la postre). Será la primera vez que Ciudadanos entre a formar parte de un Gobierno a nivel autonómico –con Susana Díaz sólo cerró un pacto de investidura y acuerdos puntuales para sacar adelante los presupuestos–, algo que desde el propio partido de Albert Rivera asumen como «un riesgo» pero que prefieren ver «como una oportunidad», un «escaparate» bajo la premisa de iniciar un proceso de regeneración en la política, alejada de los vicios del PSOE-A.
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