Rebelión
Podemos reniega del "fetiche de la unidad de la izquierda" y acusa a Díaz de querer situarle en el "cementerio de la política"
Echa en cara a la vicepresidenta que la unidad haya consistido en «matarles». Echenique cree que el error de Podemos fue "no impugnar" la idea de la "unidad estratégica" con quienes están más cerca del PSOE
Podemos hace sus primeros balances sobre el coste de su anexión a Sumar para el nuevo ciclo político. Y es un análisis negativo e, incluso, una especie de rendición de cuentas con la vicepresidenta Yolanda Díaz, a la que arrojan los resultados obtenidos en las elecciones generales –donde perdió más de 700.000 votos respecto a 2019 con Pablo Iglesias a la cabeza– para preguntarse de qué sirvió «invisibilizar» a Podemos. La formación morada se unió a las siglas del partido de la vicepresidenta Yolanda Díaz después de una ardua batalla en la que perdieron a su principal activo político, la ministra de Igualdad, Irene Montero. Además, por el camino, asumieron que no serían ellos quienes marcarían la agenda política ni la de campaña para las elecciones generales del 23 de julio. Ahora, con los resultados ya escrutados, los morados solo cuentan con cinco de los 31 diputados de Sumar, cifra que limita las posibilidades a emprender una revancha real dentro del grupo parlamentario en la próxima legislatura. Ante este escenario, los morados han decidido enmendar a la plana la llamada «unidad de la izquierda» que ha sido uno de los mantras más defendidos por Sumar.
Si bien, algunos sectores del partido piden una autocrítica y una «reflexión» en el conjunto del partido, abriendo una «conversación con las bases» como ya publicó este diario, en la formación morada, lejos de rendirse, se defienden y apuntan a una operación orquestada por el resto de partidos de la izquierda a la izquierda del PSOE dirigida a «matar a Podemos». Según el partido, el «fetiche de la unidad de la izquierda» se ha convertido en un «dispositivo político-comunicativo que sirve para matar a Podemos y para impedir cualquier unidad real». Así lo defiende el hasta ahora portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, quien tras abandonar la Cámara Baja, se reincorporará a su plaza en el CSIC.
El análisis del ya exdiputado morado pone en duda que se haya forjado una «unidad real» de la izquierda en la actualidad. Corrige este argumento y carga contra Sumar en este sentido. A su juicio, esa «unidad» construida ha devenido «en un dispositivo que sirve para matar a podemos reduciendo su autonomía política». Y en contra del análisis que él mismo hacía hace pocos meses, de la necesidad de albergar un espacio político amplio de unidad, ahora cree que esa unidad busca acabar con el «alma más partisana de la izquierda», que sería Podemos. Defiende que su partido «confronta con el verdadero poder establecido» y que hay otra izquierda que «en momentos clave transa con él». Se ve reflejado en la izquierda que quiere «transformar los cimientos del sistema en clave republicana y otra que piensa que solamente tiene que ocuparse de las cosas de comer». Se refrenda en su formación porque «está dispuesta a decir la verdad sobre los poderosos y otra que prefiere no hacer ruido para no recibir la venganza de los cañones mediáticos».
El dirigente morado cree que las aspiraciones del proceso de unidad han acabado en «robarle» la capacidad de transformar a su partido, al entregarse a un modus operandi diferente de entender la política. Sin nombrar ni una sola vez a la vicepresidenta Yolanda Díaz ni a su partido, Echenique se cobra la pérdida de la batalla de Podemos en la negociación electoral y cree que la líder del partido les ha lanzado al «cementerio de la política». «Y dónde acaba el alma más partisana de la izquierda –dónde acaba Podemos– si le roban su capacidad de transformar?», se pregunta. A su juicio, los morados acaban «en el cementerio de la política». En su artículo en Canal Red, Echenique cree que a Podemos no le ha penalizado las «divisiones internas», que considera «inevitables», sino «no impugnar la idea de la unidad estratégica con actores que tienen una praxis política mucho más cercana a la de la socialdemocracia del PSOE que a la nuestra». Un análisis que fue refrendado ayer por Ione Belarra, secretaria general del partido.
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