Análisis
Una Monarquía renovada
Durante estos diez años se han dado pasos para actualizar la Corona y las normas que regulan ya las actividades de los integrantes del núcleo duro de la Familia Real
«Encarno una Monarquía renovada para un tiempo nuevo». Así se expresó el Rey Felipe VI la mañana del 19 de junio de 2014, hace ahora diez años. A las 10:47, juraba la Constitución, las leyes, los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas para posteriormente ser proclamado Rey de España. El Himno nacional precedía, con las Cortes Generales en pie, a su primer gran discurso a la Nación. Acompañando al nuevo Jefe del Estado se encontraban su esposa Doña Letizia y sus hijas, la Princesa de Asturias –que entonces tenía ocho años– y la Infanta Sofía, de seis. Don Felipe vistió el uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra, el mismo con el que se casó hace ahora 20 años. Minutos antes, su padre, el Rey Juan Carlos I le había entregado la faja de Capitán General en una ceremonia en el Palacio de la Zarzuela.
El Salón de Columnas del Palacio Real fue el escenario en el que se sancionó y promulgó la ley orgánica por la que se hizo efectiva la abdicación de Don Juan Carlos I. Al acto solemne asistieron 150 representantes de las instituciones del Estado, que fueron testigos del histórico traspaso del poder del emérito, que reinó durante 39 años. Como presidente del Congreso fue Jesús Posada quien abrió la Sesión, tomó juramento y pronunció un discurso en el que alabó la labor de los anteriores Reyes. En un discurso de aproximadamente 25 minutos de duración, elogió el papel de España, «una gran Nación a la que quiero y a la que admiro»; también tuvo unas palabras para describir la labor de su padre al frente de la Jefatura del Estado, «un reinado excepcional que pasa a formar parte de la historia»; y que consiguió «la reconciliación de los españoles».
Su llegada al trono se produjo en unas circunstancias difíciles en el seno de la Institución. Es por ello que se puso como meta renovar e insuflar aire fresco para silenciar las voces críticas tras el viaje de su padre a Botsuana y por el «caso Nóos», que salpicaba directamente a la infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarin. El recién proclamado Jefe del Estado se echó la institución a la espalda y señaló como principal objetivo de su reinado: recuperar la credibilidad y la imagen de una Monarquía «honesta, íntegra y transparente», ya ausente entre la sociedad. No lo tuvo fácil al llegar.
Como primer gesto, desde la Zarzuela se anunció que se auditarían sus cuentas anualmente y se reduciría el núcleo de la familia a los nuevos Monarcas, sus hijas, y Don Juan Carlos y Doña Sofía. En este sentido, con el cambio en la titularidad de la Corona, las infantas Elena y Cristina pasaron a convertirse en «familia del Rey» y entre sus consecuencias directas estuvo la cancelación de la agenda institucional. Paralelamente, se impulsó una normativa sobre regalos. Desde 2015, se publica anualmente la relación de presentes que reciben en aras a la transparencia anunciada desde su llegada a la Jefatura del Estado.
Al mismo tiempo que velaba por la dignidad de la institución, afrontó en los primeros compases de su reinado una situación inédita en casi cuarenta años de democracia. La fragmentación parlamentaria –con el retroceso del bipartidismo y la irrupción de dos nuevos partidos– o la celebración de diez rondas de consultas, las mismas que protagonizó su padre, Juan Carlos I, en los casi 39 años que estuvo en el trono. De hecho, se han celebrado cinco procesos electorales frente a los diez del anterior Jefe del Estado. En el plano político, Don Felipe fue proclamado un mes después de las elecciones europeas de 2014, unos comicios históricos por la irrupción con fuerza de Podemos. Unos desconocidos Pablo Iglesias y Pablo Echenique llegaban a la Eurocámara pidiendo una reforma de la Constitución y una consulta entre monarquía y república. La irrupción de formaciones abiertamente republicanas, además de las investigaciones a Don Juan Carlos I llenaron la Cámara de comisiones de investigación sobre las finanzas del padre de Felipe VI. En más de una decena de ocasiones, Unidas Podemos y los socios habituales del Ejecutivo, intentaron que el Monarca desfilara por los pasillos del Congreso para ser interrogado por infinidad de motivos. Paralelamente, el partido morado quiso impulsar en la Cámara el registro de una ley sobre libertad religiosa para derogar los delitos a la Corona. Por primera vez, los enemigos del Rey se sentaban en el Consejo de Ministros.
Pero además, ¿qué otros gestos han tenido en aras de esa transparencia? Anualmente, la Casa Real publica los sueldos de sus miembros, por lo que sabemos que Don Felipe cobra 269.296 euros y Doña Letizia, 148.105. Otro de los rasgos de la Familia Real durante estos diez años que define sus características es la apertura a distintos colectivos. De hecho, su primer acto oficial fue con asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo. El segundo, una recepción a 350 representantes de organizaciones, colectivos de gays, lesbianas, transexuales, desfavorecidos, víctimas de violencia machista y afectados por diversas enfermedades.
Estructura orgánica
Desde la llegada de los nuevos Reyes al Palacio de Zarzuela se ha apostado por un perfil más familiar de Don Felipe y Doña Letizia, incluso de sus hijas, la Princesa de Asturias y su hermana, la Infanta Sofía, con detalles de su vida colegial. Prueba de ello son las imágenes que difundió la Casa Real con motivo del 20 aniversario en las que se mostraba una familia natural y unida.
En esta renovación de la Monarquía ocupa un lugar destacado Jaime Alfonsín, que dejó de ser la mano derecha de Felipe VI después de haber sido su principal colaborador durante casi tres décadas. Tras haber sido su sombra durante su madurez como Príncipe, Felipe VI le encomendó construir los cimientos de su reinado, primero con un amplio paquete de medidas de regeneración para marcar distancia de la etapa anterior y frenar el deterioro de la imagen de la institución generado por Juan Carlos I. Su andadura ha sido ardua y ha tenido que enfrentarse a grandes retos. Primero el desafío independentista en Cataluña, con el discurso del 3 de octubre de 2017 del Monarca, el de mayor calado político de los que ha pronunciado en su reinado por la firme condena del plan separatista y del referéndum ilegal. Posteriormente, tuvo que lidiar otra tormenta de gran magnitud cuyos efectos aún siguen vigentes: los escándalos personales y financieros de Juan Carlos I y su marcha a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), una operación de Estado en la que se otorga a Alfonsín un rol relevante. También se le atribuye ser el promotor del paso de Felipe VI de renunciar a la herencia de su padre para establecer un cortafuegos con él y de apostar por medidas inéditas como la de revelar el patrimonio del actual Jefe del Estado.
Paralelamente, durante esta década de reinado y precisamente coincidiendo con la efeméride, la Casa Real ha renovado parte de su estructura orgánica. En concreto, se ha puesto en marcha una etapa de cambios en la estructura que sostiene el funcionamiento de Zarzuela. A la salida de Alfonsín y la llegada de Camilo Villarino como nuevo jefe, hay que sumar el nombramiento de la abogada del Estado María Dolores Ocaña Madrid como nueva Jefa de la Secretaría de Doña Letizia en sustitución del general José Manuel Zuleta, de 63 años, quien ocupaba el cargo desde la proclamación de Felipe VI.
Cuando se cumplen diez años de aquel momento, las luces brillan en esta primera década de un reinado pegado a la calle y en el que el contacto con la gente ha sido cada día mayor.
NECESITA MEJORAR EN EL IMPULSO DE LAS REDES SOCIALES
Si bien es cierto que uno de los rasgos de estos nuevos aires fue su adaptación a las nuevas tecnologías y redes sociales, todavía tienen margen para mejorar en esta área. Buena parte de las comunicaciones oficiales de la Zarzuela se hacen ahora a través de la red social «X», que a día de hoy cuenta con un millón de seguidores. Sin embargo, se le critica que no use otras plataformas como «Instragram» o «Tik Tok». Es cierto que muchas reinas europeas también viven dentro de esta estructura de Internet, sin embargo, no es el caso de Doña Letizia, quien no está presente en ninguna red social.En 2014, con la llegada de Don Felipe se abrió el perfil en «X» y en la actualidad se trabaja en la apertura en la cuenta de «Instagram», pero todavía se encuentra en fase de estudio con el objetivo de que sea un éxito. En concreto, a través de «X», la Casa Real informa de las actividades de sus miembros, felicita a algún deportista o también envía mensajes de condolencia. En la actualidad cuenta con un millón de seguidores y sigue a tan solo 16, entre los que se encuentra el Senado, el Congreso y otras casas reales como la noruega o la británica. Por otro lado, dispone de un canal de YouTube en el que cuelgan vídeos de actos relevantes de los miembros de la Familia Real.