Castilla y León
Récord Maroto: el único senador en 36 años sin vínculos con Castilla y León
Fue designado a dedo tras perder su escaño en Álava y se empadronó de manera exprés en Sotosalbos.
Fue designado a dedo tras perder su escaño en Álava y se empadronó de manera exprés en Sotosalbos.
Sin solución de última hora y con el reloj en marcha hacia las nuevas elecciones se rumia ya la planificación de las listas electorales. Debido al poco tiempo transcurrido desde abril no se esperan grandes cambios aunque sí surgirá algún ajuste que pueda dar que hablar. Empieza el temido baile de sillones. El que puede permanecer tranquilo es el número tres del Partido Popular, Javier Maroto, senador por designación autonómica y a dedo por Castilla y León.
Su nombre nunca figuró en las papeletas de color salmón con las que los ciudadanos eligieron a los 208 senadores electos. Su residencia tampoco estaba fijada en el pequeño municipio segoviano de Sotosalbos el 26 de mayo cuando los españoles acudieron a las urnas para elegir a los representantes municipales y autonómicos. Es más, casi toda su trayectoria está ligada al País Vasco, región donde concurrió en las listas electorales al Congreso de los Diputados en las elecciones generales del 28 de abril por Álava sin lograr el deseado escaño. Si dura fue la derrota del PP en el conjunto de España, especialmente lo fue en Álava, el tradicional bastión de los populares en el País Vasco donde el PP vasco se quedó por primera desde 1989 sin representación.
Condenado a desaparecer de la vida política, la maquinaria del partido se puso a funcionar y encontró para el jefe de campaña de Casado en las pasadas generales un puesto ad hoc: senador de libre designación por Castilla y León. La elección de esta comunidad no fue baladí ya que el Parlamento castellanoleonés es de los pocos que no exige que los senadores por designación autonómica sean diputados territoriales, solo exigen un vínculo con el territorio, que, dicho sea, tampoco era su caso hasta que se produjo su tan polémico empadronamiento exprés en el municipio segoviano de Sotosalbos.
Aunque su triquiñuela no incurre estrictamente en un fraude de ley, sí lo hace en su espíritu. Según el profesor de Derecho Constitucional de las Universidad Cardenal Cisneros, Ibor Fernández, existen una serie de criterios objetivos que delimitan quién puede ser senador y él los cumple. Maroto se empadronó un mes antes del pleno en el que fue designado –el 26 de junio–, en Sotosalbos, en concreto en la casa de un alto directivo de una empresa. Ese empadronamiento era una condición indispensable para poder obtener la condición de vecindad que le permitiese ser propuesto como senador, lo que provocó fuertes críticas, entre ellas, en el PSOE, formación que desde el primer minuto reclamó que se declarase nulo dicho empadronamiento.
De hecho fuentes socialistas de Castilla León confirman a LA RAZÓN que el vasco es el único senador sin vínculos con Castilla y León en 36 años. Es más, en un principio su nombre no estaba en la quiniela. Aspiraban a esa plaza el ex alcalde de León Antonio Silván, y la ex consejera de Hacienda de Castilla y León Pilar del Olmo, ambos con probados lazos a dicha comunidad. Y es que desde 1983, todos lo senadores designados por las Cortes de Castilla y León compartieron un requisito tan imprescindible como fundamental: su vinculación política a la Comunidad. Dicho sea que con los años el puesto de senador se ha convertido en una especie de tobogán de escape para dirigentes que en el pasado ostentaron obligaciones y también para aquellos que atravesaron problemas. Un refugio político.
De lo que no hay duda es de que el «segoviano de adopción» puede respirar tranquilo porque a medio plazo cuenta con un puesto fijo en la política regional. Todo pese a que en su etapa en Vitoria fue hiriente contra los intereses de Castilla y León en asuntos como la integridad territorial del condado de Treviño o su apoyo a que el puerto seco de Pancorbo se fuera a Bilbao.
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