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Granada

La revolución de los alfajores: de paseo por el feudo de Torres Hurtado

El alcalde de Granada dice que resistirá como «hombre de monte», mientras sus vecinos se quejan de que la ciudad es un plató de televisión.

Torres Hurtado
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El alcalde de Granada dice que resistirá como «hombre de monte», mientras sus vecinos se quejan de que la ciudad es un plató de televisión.

María Luisa ha venido a la confitería con la idea de aprovisionarse, soliviantada por la meteorología. «Dicen que empezará a llover a partir de mañana», advierte mientras recoge su «docenita» de alfajores. Fuera de la confitería, en abril, huele parecido a como lo hace el obrador. En esta parte del centro granadino, la arquitectura estrangula los siglos, del barroco a una construcción de hace dos días en cuestión de un paso. Y al revés en la siguiente esquina. Es la calle Obispo Hurtado, seña postal de José Torres Hurtado, alcalde de Granada.

«A mí no me ha extrañado», explica al salir de la pastelería María Luisa, vecina de calle del alcalde. «Aquí se han visto cosas raras, como que bloques que empezaron a construirse antes que los pisos del alcalde terminaban después». El edificio en cuestión, donde también reside la concejala de Urbanismo, Isabel Nieto, investigada junto al alcalde y otras quince personas más, guarda una historia de polémicas. Hasta la altura se excedió de lo establecido. Y hubo expediente sancionador.

«Esto se veía venir», relata un librero que tiene su establecimiento junto a la residencia de los munícipes. «Esto era un plató de televisión el miércoles. La Policía cortó la calle y todos querían hacerse fotos, había cámaras, periodistas... No se podía transitar. Ese día no vendimos ni la de Stephen King», recuerda Daniel, quien sí coincide con Pepe Torres, «Pepeto», en la magnitud del acontecimiento. «Se mezcla todo, el mundo de las redes con la cantidad de información sobre corrupción y política que se demanda. Uno no acaba de acostumbrarse a ese circo».

En dirección a la Plaza del Triunfo, uno se encuentra en la calle Gran Capitán, otro de esos escenarios de luminarias el miércoles de autos. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF) y la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Granada registraron, entre otras, la antigua sede de la Gerencia de Urbanismo después de confiscarle el móvil y el ordenador al alcalde. El 12 de mayo, Torres está citado a declarar en el Juzgado de Instrucción número 2 de la capital, justo un mes después de bailar lo que supo en la Feria de Abril. Malditas sevillanas.

«A mí, ahora mismo, se me quitan incluso las ganas de verlo en las fotos del periódico», comenta Andrés, jubilado y votante confeso del PP, que lee la prensa en uno de los bancos de la plaza del Gran Capitán. El alcalde se ganó a la gente en la calle, a ritmo de foto diaria, y esta zona de la ciudad era feudo asegurado. Torres Hurtado exportó con éxito el uso de la alpargata entre los alcaldables del PP. A Zoido y a Nieto, en Sevilla y Córdoba, no les fue mal con el manual del casi septuagenario, cuyo cuarto mandato consecutivo, en minoría esta vez, está en trance de terminar abruptamente.

Campechano y lenguaraz, el regidor se aferra a su Alcaldía mientras le llueve presión en metralla. Dice que resistirá, como «hombre de monte» que se considera, pero la sentencia está dictada y pendiente de ejecución. Es cuestión de horas. El Partido Popular le ha anulado provisionalmente la militancia, a él y a la concejala, imputada además por otro caso en diciembre. El urbanismo está siendo la piedra en el zapato del PP granadino. Quién sabe si también en el regional. Desde ambas sedes han pedido su dimisión. Aunque el detonante de la llamada «operación Nazarí» sean las operaciones del Pabellón Mulhacén o la promoción de Ciudad de Luz, se sospecha con tramas más alambicadas. Y no sólo vinculadas al urbanismo.

A Torres Hurtado le está pesando su tendencia al verso libre, sus divergencias con su dirección provincial y andaluza, más que las investigaciones judiciales. Gabriel, un vecino, muestra el apoyo en el que siempre se ha mecido el munícipe. «La sensación es que se lo quieren quitar de en medio. El Ayuntamiento siempre ha estado con confrontaciones con la Junta por lo del metro ligero. Pero con su partido tampoco ha logrado ventajas para que el AVE llegue a Granada. Por pelearse, se ha llegado a enfrentar con el presidente del Granada, Quique Pina, cuando ascendió a Primera», relata, y luego, aparte, está el centro comercial del Serrallo, con la pista de patinaje y la discoteca que abrieron donde había un quiosco en una zona verde.

Quique, nombre figurado de un militante granadino de Nuevas Generaciones del PP, se apunta a la tesis del lío en el partido. «El Partido Popular siempre es el ganador de las elecciones en Granada, también lo fue en diciembre. Ha demostrado tener una estructura sólida más allá de las personas. Torres Hurtado ha desarrollado una labor valiosísima pero igual el mensaje de los ciudadanos es que debemos cambiar algunas cosas». La nueva guardia del PP abomina del pelo del monte, sin glamur ni telegenia. La batalla está servida.