Ejército de Tierra
La Guardia Civil quiere patrullar las calles de Irak
Han pedido acompañar, en ciudades como Mosul o Ramadi, a los policías a los que entrenarán.
Han pedido acompañar, en ciudades como Mosul o Ramadi, a los policías a los que entrenarán.
Ya lo han hecho antes en Afganistán o en República Centroafricana y ahora confían en volver a hacerlo en Irak. La Guardia Civil, que ya está desplegada en el país asiático para entrenar a su Policía Federal, quiere ir más allá y que su misión de adiestramiento no se quede sólo en el interior de una base, sino que esperan poder salir a patrullar las calles con los alumnos para comprobar cómo ponen en práctica los conocimientos adquiridos. «Nos gustaría ver sobre el terreno el rendimiento de lo que hacemos en el campo de entrenamiento», asegura el teniente coronel Jesús Gayoso, jefe del Grupo de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil, al que pertenecen 21 de los 25 agentes que se encuentran en Irak (hay otros dos del Servicio de Desactivación de Explosivos, uno de Policía Judicial y un teniente coronel).
La misión tanto de las Fuerzas Armadas como del Instituto Armado es la de enseñar a los iraquíes en el interior de los acuartelamientos, algo que para Gayoso puede quedarse corto, porque «una vez salen de la base no sabemos lo que van a hacer, perdemos visibilidad porque estamos acuartelados». Por eso, su deseo es ver «cómo se defienden los iraquíes en el frente, ir con ellos en las poblaciones en las que ya está entrando la Policía. Porque cuando vas con ellos puedes ver sus fallos y evitar incluso abusos o acciones corruptas», explica.
Se trata de una petición que lleva peleándose más de un año por parte de la Guardia Civil y de las propias Fuerzas Armadas y que, como primer paso, implica que la Coalición Internacional contra el Estado Islámico «de el salto» y decida que este tipo de misiones «vayan en esa dirección», porque «si no pisas el terreno con ellos es como si les entrenaras en España». A partir de ahí, el Gobierno podría poner encima de la mesa esta oferta que, al implicar un cambio en la naturaleza de la misión, requeriría de la aprobación del Parlamento. Y es que cuando en octubre de 2014 el Congreso de los Diputados aprobó la participación de España en la misión de Irak, se dejaba claro que «en ningún caso los militares españoles intervendrán en operaciones de combate sobre el terreno», frase que se repetía en diciembre cuando se autorizó el aumento del contingente con los 25 agentes del Instituto Armado. El único cambio en este último texto era la extensión de la prohibición de pisar el terreno a los «guardias civiles».
Pero patrullar con la policía del país las calles de las ciudades recuperadas a los yihadistas, plagadas entre otras amenazas de artefactos explosivos improvisados (IED), sí que se consideraría pisar zona de combate. Así que sería el Consejo de Ministros el que, primero, debería solicitar a la Cámara Baja la autorización para un cambio en la naturaleza de la misión, lo que podría debatirse en la Comisión de Defensa del Congreso (como el pasado diciembre con el incremento de tropas) o en el Pleno.
Una autorización esta que, sin embargo, no fue necesaria en el caso de la docena de boinas verdes que se desplegaron a finales del pasado año en las inmediaciones de Mosul para adiestrar «in situ» a los soldados iraquíes que luchaban contra los terroristas. Lo hacían en el interior de bases, lo que sí permitían ambas autorizaciones parlamentarias: «Las actividades de adiestramiento podrán ser realizadas en territorio de Irak o en los países de la coalición donde se realice el mismo».
Y aunque los efectivos del GAR reconocen que «el riesgo es alto y habría que minimizarlo», consideran que estos acompañamientos o «acciones sobre el terreno» son más que necesarias. Y mientras Gayoso destaca que «la ilusión de la gente es patrullar con ellos y ver cómo lo hacen», recuerda y ensalza la experiencia de nuestro país contra ETA: «España exporta lucha contra el terrorismo».
Por eso, él no descartaría «ni habría problema en enviar más gente» si fuese necesario, apunta algo prudente, porque «de momento acabamos de poner gente allí». Con retraso, porque la primera petición expresa al Gobierno español para que adiestraran a los policías llegó en junio de 2015, pero la interinidad del Ejecutivo obligó a retrasarlo. En este punto recuerda que la Guardia Civil «es el segundo cuerpo policial del mundo que ha desplegado en Irak», después de los Carabinieri italianos.
Pero aunque al final no puedan salir a patrullar con sus alumnos y ver cómo aplican lo aprendido, Gayoso tiene claro que «vamos a darles un entrenamiento de calidad. Eso seguro».
Una instrucción que llevarán a cabo los 23 guardias civiles que ya están en la base «Gran Capitán» de Besmayah (hay otros dos en los cuarteles generales de Bagdad) y a los que dirige el capitán González. A mediados de este mes confían en empezar los cursos para que los agentes iraquíes «sean más eficaces, más efectivos, tengan menos bajas y ganen terreno al Daesh», explicó a este periódico. Durante 4 semanas, sus 40 alumnos recibirán «un adiestramiento dirigido a enfrentamientos con elementos terroristas». La idea es «enseñarles técnicas especiales de intervención, como asalto a una vivienda, neutralizar a un individuo, hacer un apostadero para detectar actividades durante varias semanas, tiro...».
Ellos, los policías iraquíes, son los que, una vez preparados, tendrán que velar por la seguridad en ciudades como Ramadi o Mosul usando para ello las enseñanzas de los guardias civiles, quienes, de momento, no podrán ver si lo hacen bien o no.
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