Relevo en el PP
La baja participación desata una guerra por las reglas de las primarias en el PP
Génova rechaza cambiarlas ante las voces que critican que se resta legitimidad al líder.
Génova rechaza cambiarlas ante las voces que critican que se resta legitimidad al líder.
El recuento de los datos territoriales confirmó ayer las malas previsiones que manejaban en la dirección popular sobre la baja cifra de afiliados con derecho a voto que participarán en la elección de su nuevo líder. Sólo 66.384 afiliados del Partido Popular, el 7,63 por ciento del censo, se ha inscrito para poder votar en el proceso de sucesión de Mariano Rajoy, según los datos provisionales facilitados por el PP. El partido cuenta con 869.535 afiliados de acuerdo con el último censo facilitado por Génova el pasado 6 de junio. La cifra definitiva de militantes con derecho a voto se conocerá el jueves: la anticipada ayer es superior a la de las primarias autonómicas, 64.300, pero sólo por unos miles de votos.
De los datos, destaca hasta qué punto Galicia se ha desatendido de la elección del nuevo líder después del inesperado «no» del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a asumir el papel de «sucesor natural» que le habían adjudicado dentro de su propia formación. Apenas ejercerán su derecho al voto 4.222 militantes de los 101.100 teóricos afiliados.
Además, al partido le preocupa que la lectura que se haga de esta baja participación es que la cifra real de afiliación al PP es inferior a la que se ha estado ofreciendo oficialmente. O que el hecho de haber dado por buena esa cifra, sin exigir que todos los afiliados estuvieran al corriente de pago de sus cuotas, demuestre la distorsión del resultado de algunas de las votaciones internas que ya se han producido en el PP en los últimos años. Ante esta versión personalizada de primarias, el PP había ofrecido a sus afiliados la posibilidad de pagar 20 euros para ponerse al corriente de pago y poder participar así en la elección del nuevo líder en la primera vuelta del proceso. Pero ni siquiera esto ha servido para animar el interés de la militancia en un momento histórico, ya que es la primera vez que pueden tener voz en la elección de su presidente nacional.
Oficialmente se quitó relevancia a esta baja participación, aunque en clave interna sí preocupa que reste legitimidad a todo el proceso y que el ganador de esta primera vuelta pueda llegar a ser elegido por un porcentaje muy poco representativo sobre el total del censo teórico de militantes. En los últimos días había llegado incluso alguna comunicación a gente que nunca había sido afiliada, lo que confirma el interés del «aparato» por conseguir un número de votantes afiliados que permitiera salvar la cara. Ante un momento tan delicado como éste, en el PP se ha abierto la reflexión sobre el sentido del nuevo sistema de designación a doble vuelta. El cambio estatutario fue aprobado en el último Congreso Nacional y respondió únicamente al interés por actualizar el partido ante el debate promovido sobre todo desde la izquierda bajo el mantra de la democracia interna. El PP fue muy crítico con el resultado de las primarias socialistas, pero es un hecho que el nuevo sistema también les coloca ante el riesgo de confrontación y división que denunciaron del proceso socialista. En éstas, aunque hay quien interpreta que la baja participación puede hacer más fácil al «aparato» controlar la orientación del voto, la realidad es que es difícil que alguien pueda tener un excesivo control sobre los inscritos ya que por mucho que las estructuras regionales y provinciales presionen, en la medida en que el voto es secreto se limita mucho la capacidad de injerencia en la libre decisión de cada militante.
No obstante, desde la candidatura de Cospedal valoraron que el porcentaje de inscritos para votar en las primarias no es «una mala cifra» teniendo en cuenta lo apretado de todos los plazos desde que se convocó el Congreso.
También rechazaron cambiar ahora las normas de funcionamiento del cónclave, los plazos de inscripción e incluso las condiciones para poder votar entre los seis candidatos a la Presidencia del PP, como han solicitado José Ramón García-Hernández y Pablo Casado. El primero reclamó al Comité Organizador del Congreso Extraordinario (COC) que todos los afiliados de la formación puedan votar a su favorito el 5 de julio en las urnas sin necesidad de inscripción previa. Esta propuesta la rechazó expresamente el coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maillo.
García-Hernández señaló que el partido está «bordeando el ridículo» si sólo puede votar algo menos del 10 por ciento de los afiliados. A su juicio, que solo puedan hacerlo los inscritos «falsea totalmente las primarias» del partido ya que «vulnera» no solo los principios de los Estatutos del PP, en su artículo 35, sino también «todos los principios electorales no solo de España, sino de otros países». También Pablo Casado, otro de los candidatos, anunció que planteará al Comité Organizador que dé plazo hasta el día 5 para que los militantes que no estén al corriente del pago regularicen su situación y se inscriban. Que el número de inscritos no alcance el 10 por ciento «nos obliga a ser autocríticos y reconocer que no es una buena noticia». «Ni siquiera nuestros militantes están ilusionados en participar en un Congreso, con lo que malamente los votantes van a confiar en nuestros proyectos para el país». Sugirió que se favorece a los «más cercanos al organigrama, los más vulnerables a las presiones».
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