Terrorismo
La hija del juez Querol señala a la etarra Egües: «Esa mirada y esa cara no las he podido olvidar»
Amalia Querol dice al juez que vio a la terrorista junto a la casa de sus padres semanas antes del asesinato y la reconoció después al ver su foto en el periódico
Por primera vez desde el día en que ETA asesinó a su padre, el juez del Tribunal Supremo José Francisco Querol, hace casi 23 años, Amalia Querol, hija del magistrado, ha declarado como testigo en relación a este atentado. Y lo ha hecho para contar al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, según fuentes jurídicas, que a primeros de septiembre del año 2000 vio en el portal de casa de sus padres «a una chica que estaba mirando su coche» a la que más de un año después reconoció «sin ningún género de dudas» al ver su foto en un periódico.
Se trataba, asegura, de Ana Belén Egües, investigada junto a otros siete etarras –Gorka Palacios, Juan Luis Rubenach, Iván Apaolaza, Oier Goitia, «Txapote», Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica– por su supuesta responsabilidad en el atentado cometido el 30 de octubre de 2000, en el que también perdieron la vida el escolta y el chófer del magistrado y un conductor de la EMT.
Según vio su foto en el periódico, ha recordado según esas mismas fuentes, pensó: «A esta mujer la conozco». «Esa mirada y esa cara no las he podido olvidar nunca. Se quedan grabadas», asegura. Se enteró entonces de que era una integrante del sanguinario «comando Madrid» que había sido detenida, Ana Belén Egües. Ella era, «sin duda» –ha insistido al instructor– la mujer que vio mirando su coche cuando esa mañana acudió a casa de sus padres para dejar con ellos a sus hijos pequeños, porque todavía no había colegio, y acudir después al trabajo, que se encontraba cerca del domicilio.
Testigos recuerdan la presencia de una mujer
El testimonio de Amalia Querol, apuntan fuentes jurídicas, refuerza el resultado de la investigación policial, que apunta que los miembros del «comando Madrid» realizaron vigilancias del magistrado semanas antes del atentado para constatar sus rutinas y horarios cotidianos.
Varios testigos presenciales han explicado también a Pedraz estos dos últimos días que les sorprendió la presencia de una mujer en el lugar de los hechos que tras la explosión del coche bomba caminaba en dirección contraria y se reunió con otros dos supuestos terroristas en un coche en el que huyeron.
Un hombre que trabajaba en el número 75 de la Avenida de Badajoz ha declarado, por ejemplo, que momentos antes de la explosión «vio a una chica parada en actitud nerviosa». Otra testigo explicó que cuando bajaba al perro «coincidía con una mujer que siempre estaba en el mismo sitio, justo enfrente del portal, y acariciaba a su perro».
Huida en un coche
El pasado jueves, otra testigo presencial del atentado ratificó ante el juez Pedraz la declaración que prestó en su día a la Policía, cuando situó también a una mujer en las inmediaciones del lugar de los hechos.
Según su testimonio, desde la ventana de su domicilio vio «a un hombre que iba en sentido contrario al lugar de la explosión, sin prestar atención» a lo sucedido y con «un objeto pequeño» en la mano «parecido a un teléfono móvil» (según Dignidad y Justicia, que ejerce la acusación popular, se trataría supuestamente de Gorka Palacios con el detonador del explosivo en la mano), a quien esperaba otro supuesto terrorista en un Seat Ibiza blanco. Fue entonces, relató, cuando llegó una mujer «donde estaba estacionado el vehículo entrando por el lado del copiloto y marchándose del lugar» junto con los otros dos ocupantes.