Terrorismo
"Txapote" guarda silencio sobre el asesinato del juez Querol
El exjefe "militar" de ETA y otros dos antiguos dirigentes etarras se niegan a declarar sobre su supuesta responsabilidad en el atentado como integrantes de la cúpula
El exjefe "militar" de ETA Javier García Gaztelu, "Txapote", no ha querido declarar sobre el asesinato del magistrado del Tribunal Supremo José Francisco Querol el 30 de octubre de 2000. En una comparecencia por videoconferencia desde la prisión de Álava, "Txapote" -condenado por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco y Gregorio Ordóñez, entre otros- se ha acogido a su derecho a no declarar. Además, su defensa ha esgrimido que Francia no le entregó por estos hechos, por lo que no puede ser investigado sin el permiso de las autoridades galas.
Lo mismo han hecho otros dos exdirigentes etarras, Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Múgica, citados como imputados por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que tras admitir a trámite una querella de Dignidad y Justicia (DyJ) en diciembre de 2021 investiga si se puede achacar responsabilidad penal a la cúpula de ETA en el momento del atentado -en el que también fueron asesinados el escolta y el chófer del juez de la Sala Militar, así como un conductor de autobús de la EMT- como autores mediatos dada la posición preeminente que ostentaban en la organización terrorista.
Sí ha declarado, según fuentes jurídicas, Oier Goitia, supuesto integrante del "comando Buruhauste" (una de las denominaciones del "comando Madrid"), al que se atribuye el atentado. Él ha sido el único que no ha declarado desde prisión (cumplió su condena en junio de 2020), pues al encontrarse ya en libertad ha comparecido, también por videoconferencia, desde los juzgados de Bilbao. Tanto la Fiscalía como Dignidad y Justicia, la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y la acusación particular que ejerce la hija de Querol han solicitado a Pedraz que imponga a Goitia la obligación de comparecer una vez al mes en el juzgado y que le retire el pasaporte, prohibiéndole salir de España, para garantizar que no intente darse a la fuga. Sin embargo, el magistrado ha desestimado acordar esas medidas cautelares y solo le ha obligado a facilitar un domicilio y un número de teléfono para estar localizado.
Goitia admite que gestionó el piso franco
Goitia, que solo ha contestado a las preguntas del fiscal Carlos Bautista y de su abogada, Amaia Izco, ha reconocido que fue captado por ETA por correo (no ha querido identificar quién se lo remitió) mientras estudiaba en la universidad de Barcelona y que tras una reunión en Francia le propusieron colaborar con la organización terrorista, lo que finalmente aceptó y llevó a cabo entre marzo y diciembre de 2000.
Su cometido, según ha explicado, era gestionar el piso franco del "comando Buruhauste" en Salamanca, pero ha insistido en que en ningún momento formó parte del "comando" ni vio los explosivos utilizados para el atentado ni tuvo noticias de que se fuera a cometer. Goitia ha asegurado que su contacto en todo momento fue Juan Luis Rubenach, "Zurdo", quien le pidió que se encargara de que el buzón de la vivienda estuviese siempre vacío, así como de subir y bajar las persianas del piso para dar la impresión de que estaba habitado.
Según ha contado se desplazaba periódicamente desde Barcelona a Salamanca y viajó también a Portugal, Asturias y Castilla y León por encargo de ETA para localizar pisos franco para terroristas, aunque no utilizó documentación falsa.
Niega que redactara la nota sobre objetivos
En la vivienda de Salamanca coincidió en alguna ocasión con más gente, ha reconocido, pero no ha identificado a ninguna persona. Goitia -que fue condenado por depósito de explosivos- ha negado que preparara la bomba lapa que se utilizó para asesinar a Querol (según se versión en el piso había una habitación cerrada con llave en la que nunca entró) y que manipulara las matrículas falsas que se usaron para despistar a las Fuerzas de Seguridad. Asimismo, pese a que una prueba caligráfica concluyó que su letra se correspondía con una nota manuscrita donde se anotaron posibles objetivos, el imputado ha negado su autoría y ha explicado que en alguna ocasión únicamente ayudó a Rubenach a meter datos en un ordenador.
Y respecto a la coincidencia de que dejara de colaborar con ETA justamente en las fechas del atentado, Goitia (que ha negado el alias de "María Jesús" que se le atribuye), ha asegurado que en diciembre de 2000 recibió una nota de la organización criminal en la que se la trasladaba que "había terminado su función", por lo que dejó la universidad y regresó a su casa.
Al enterarse del atentado contra el juez Querol, ha afirmado que no vinculó el asesinato con los etarras del piso de Salamanca.
El silencio de los miembros del "comando"
Tampoco quisieron declarar ayer los otros cuatro etarras investigados, todos ellos exmiembros del citado "comando": Ana Belén Egüés, Gorka Palacios (que en 2023 también estuvo al frente del "aparato militar"), Juan Luis Rubenach e Iván Apaolaza. Este último se limitó a mostrar su sorpresa por ser investigado en relación al asesinato del juez Querol porque, según afirmó, en esas fechas "ya no estaba en Madrid".
Tras ser detenida, Ana Belén Egüés aseguró en su declaración policial y en su «cantada» (mensaje a la dirección de ETA tras la detención para ponerle al corriente de sus declaraciones) que los integrantes del «comando Buruhauste» se reunieron días antes del atentado con la cúpula de la organización terrorista en la localidad francesa de Argelès-sur-Mer. Una cita en la que habrían abordado -supuestamente con «Txapote», Olarra Guridi y Ainhoa Múgica- los pormenores de "su campaña en Madrid», por lo que según la Guardia Civil es «altamente probable que uno de los temas a tratar fuese el atentado» contra Querol.
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