Patrimonio

"Héroes del Simancas": urgen medidas cautelares ante el riesgo de demolición "por hostilidad ideológica”

Sus valedores alegan que «el daño» en el monumento «podría ser irreversible» mientras el Principado de Asturias analiza la petición para que sea Bien de Interés Cultural

El "monumento franquista" dedicado a los "Héroes del Simancas", ubicado en la fachada del colegio de la Inmaculada en Gijón
El "monumento franquista" dedicado a los "Héroes del Simancas", ubicado en la fachada del colegio de la Inmaculada en GijónLRLa Razón

La Asociación Reivindicativa de la Memoria Histórica Raíces, que reclamó el pasado 6 de agosto la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del monumento de los «Héroes del Simancas» –ubicado en la fachada del Colegio de la Inmaculada de Gijón–, pide ahora «medidas cautelares que aseguren» su «preservación» durante la «tramitación de la solicitud», que invoca su valor artístico.

Esta petición «va a ser analizada por los técnicos de Patrimonio», ha asegurado la consejera de Cultura, Política Lingüística y Deporte de la Junta General del Principado de Asturias, Vanessa Gutiérrez, quien garantizó que el proceso se realizará conforme a la Ley de Patrimonio Cultural y que será el Consejo de Patrimonio quien se pronuncie al respecto.

Asegura la asociación peticionaria que, con posterioridad a su solicitud, «se están produciendo diversas iniciativas para la eliminación del monumento, de las que se vienen haciendo amplio eco los medios de comunicación social», alusivas a las «propuestas de los grupos municipales PSOE, IU y Podemos de su retirada».

Por ello «se hace preciso», en opinión de la entidad, «adoptar medidas cautelares que asegurasen» su «preservación durante el tiempo de tramitación de la solicitud de declaración como BIC» y, en este tiempo, permitir la «intervención de todas las personas que pudieran tener interés en manifestar su apoyo y la oportunidad de presentar las opiniones más contrastadas de todo tipo de instituciones de defensa del arte y de la cultura», hasta que «esa Consejería adopte la correspondiente resolución». Advierte la Asociación Reivindicativa de la Memoria Histórica Raíces que, «de lo contrario, quedaría el monumento en una situación de absoluta desprotección, cuando se trataba de una obra claramente amenazada».

Y esto es así, alertan sus responsables, porque hay «asociaciones y entidades que fomentan la demolición del monumento por razones de hostilidad ideológica, lo que le amenaza muy seriamente ante este riesgo, cierto y real». Por este motivo consideran que «se impone una medida cautelar positiva», al objeto de «garantizar el cumplimiento de la protección», caso de que la resolución que en su día se dicte «fuera favorable a la declaración de BIC, pues de otro modo el daño podría ser irreversible, si dictada esa resolución de la que se pudiera alcanzar algún tipo de protección al monumento, este hubiera sido demolido».

Aseguran desde Raíces que la medida cautelar de protección es «pertinente porque el monumento tiene más de medio siglo de existencia –66 años para ser exactos, desde octubre de 1958–, lo que redunda en que pueda protegerse sin afectar al interés general el tiempo que dure un procedimiento administrativo».

Asimismo, que «tiene un innegable valor» y «merece la protección durante el tiempo que dure la discusión sobre su interés cultural en base al principio de conservación de la riqueza, principio sostenido largamente por la jurisprudencia del Tribunal Supremo». Además, «porque en caso de verse afectado de alguna manera en su integridad, la resolución que eventualmente se dictara a nuestro favor provocaría la pérdida de la finalidad legítima del procedimiento destinado a la declaración de BIC».

Y, por último, «porque el artículo 11 de la Ley de Patrimonio Histórico Español –y en idénticos términos el artículo 15.3 de la Ley regional 1/2001, de 6 de marzo, del Patrimonio Cultural de Asturias– establece la aplicación provisional de protección al bien de que se trata durante toda la tramitación del procedimiento» para la catalogación como bien protegido.

«Es cierto», alegan sus defensores, «que no se ha producido aún ningún acuerdo de incoación de procedimiento de declaración BIC, pero no lo es menos que la doctrina judicial contencioso-administrativa ha venido admitiendo la procedencia de medidas cautelares protectoras del bien en esa fase previa de decisión administrativa». Y en este sentido ponen como ejemplo la «sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias –núm. 4/2023, de 10 de enero– confirmada al no haberse estimado el recurso de casación interpuesto frente a la misma por el Cabildo Insular de Tenerife». Un fallo que incide en el «peligro de la pérdida de la finalidad del recurso», algo que «para los demandantes interesados sería “clamoroso”».

Recuerdan los valedores del conjunto escultórico que «la conservación y protección de los bienes portadores de un valor o interés artístico o arquitectónico, como es aquí el caso, gozan de un reconocimiento expreso en el artículo 46 de la Constitución», lo que «obliga a los poderes públicos a su “reconocimiento, respeto y protección”, que “informará la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos”, según el mandato que se contiene en el artículo 53.3 de la misma Constitución».

Y añaden además el «principio general» del Tribunal Supremo que «postula la defensa del derecho a la cultura como finalidad última de la legislación protectora del patrimonio cultural, lo que se traduce en la necesidad de interpretar y aplicar todo el ordenamiento jurídicoen el sentido más favorable para la conservación de aquellos elementos incluidos en su ámbito».

«Murieron matando»

El monumento a los “Héroes del Simancas” se hizo en honor de los resistentes en el cuartel gijonés, cuyo asedio en el verano de 1936 se ha comparado con el del Alcázar de Toledo o el del madrileño Cuartel de la Montaña.

Las fuerzas republicanas quisieron rendir el enclave donde hoy se sitúa el colegio concertado de la Inmaculada de Gijón, propiedad de la Compañía de Jesús y, aunque toparon con la resistencia numantina de las fuerzas sublevadas en el cuartel, el bombardeo constante por tierra y por aire, durante un mes, doblegó a los sitiados del regimiento Simancas. Los supervivientes “murieron matando”, como escribió Indalecio Prieto en “El Liberal” de Bilbao.

Al final de la Guerra Civil, Francisco Franco visitó las ruinas y concedió al colegio la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar española, que aparece a día de hoy en el escudo del centro.

El pasado agosto, el Pleno del Ayuntamiento de Gijón rechazó eliminar o resignificar la fachada donde se erige el monumento levantado en 1958.