
Casa Blanca
Trump firma la orden que impone aranceles a México, Canadá y China que incluye una cláusula de represalias si hay respuesta
La subida arancelaria del 25% tendrá un fuerte impacto en los dos vecinos de Estados Unidos, que se preparan para responder con medidas recíprocas

No fue un farol. No fue un elemento para forzar la negociación. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió que impondría aranceles del 25% a todas las exportaciones de México y Canadá y cumplió su palabra. Trump ha firmado la orden que impone aranceles a México, Canadá y China que incluye una cláusula de represalias mediante un mecanismo para que los aranceles suban si hay respuesta por parte de los países afectados.
A falta de conformarse el desarrollo de los plazos y condiciones, los dos principales socios comerciales de Estados Unidos, y firmantes del beneficioso tratado T-MEC, serán castigados con elevadas tarifas en la venta de sus productos. Esta medida, sin precedentes en las relaciones recientes en los tres países de Norteamérica, es una consecuencia directa a tres agravios de los que Trump culpa a México y Canadá: no frenar el flujo de migrantes irregulares, no impedir la llegada de fentanilo y el desproporcionado déficit comercial que EE UU tiene con sus vecinos.
La diferencia entre lo que Estados Unidos importa de sus vecinos y lo que exporta es abismal. El déficit de Estados Unidos con México pasó de 106.000 millones de dólares en 2019 a 161.000 millones en 2023. Y con Canadá, más de lo mismo, de una diferencia de 31.000 millones en 2019 a más de 72.000 millones en 2023. La solución proteccionista de Trump pasa indudablemente por imponer aranceles.
Las tres economías, sin embargo, están tan entrelazadas, son tan interdependientes después de más de 30 años de libre comercio, que la aplicación de aranceles augura un terremoto financiero. «Los aranceles no provocan inflación. Causan éxito», dijo Trump en declaraciones en el Despacho Oval al insistir que no había nada que México, Canadá o China (los aranceles al gigante asiático se van a incrementar en un 10%) pudieran hacer para evitar a entrada en vigor de esta medida.
Trump anunció estas medidas unos días después de ganar las elecciones el 4 de noviembre y, desde entonces, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se han empleado a fondo para intentar disuadirlo. Trudeau fue a verlo a su residencia en Mar-a-Lago, y Sheinbaum habló con él varias veces por teléfono. En estos meses, se han desarticulado redes comerciales chinas en México. En diciembre se anunció la mayor incautación de fentanilo de la historia (800 kilos, equivalente a 20 millones de dosis o unos 400 millones de dólares) y han bajado los datos de migrantes irregulares que cruzan la frontera. Todo en favor de una cuenta atrás para intentar apaciguar a Trump.
Hace solo unos días el recién estrenado secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, dijo que creía que las acciones que México y Canadá estaban tomando eran positivas. «Hasta donde yo sé, están actuando rápido, si siguen así no habrá aranceles», dijo.
La preocupación por las catastróficas consecuencias que tendrán estos impuestos se oyen dentro y fuera de Estados Unidos. «Esta medida va a tener un impacto negativo, nunca la imposición de aranceles ha sido el camino para ningún país. La imposición de aranceles de un país va a incentivar a que también México y otros países empiecen a tomar medidas. Los aranceles van enfocados al sector automotriz y también al petróleo», asegura en conversación con LA RAZÓN Lucy Ponce, presidenta de la asociación Círculo de Exportadores que representa a 150 empresas exportadoras mexicanas. «México depende directamente de Estados Unidos en el consumo de hidrocarburos y gasolina.
El 60% por de los hidrocarburos que nosotros consumimos, como la gasolina, proceden de Estados Unidos. El arancel a las exportaciones mexicanas de petróleo van a encarecer la producción y nosotros vamos a importar gasolina a un precio más alto y eso va a afectar a toda la cadena de suministro», explica Ponce. «Nuestra dependencia con Estados Unidos es mucha, más del 80% de las exportaciones mexicanas se van hacia allá. Por ejemplo, en el estado de Michoacán 8 de cada 10 aguacates que producen van a Estados Unidos», insiste Ponce.
México es el principal exportador de automóviles y recambios en Estados Unidos. La aplicación de los aranceles podría afectar a 12 millones de familias americanas, según estimaciones del Gobierno de Sheinbaum. De México también salen muchos de los ordenadores personales que se compran en Estados Unidos; así que los aranceles impactarían en 40 millones de familias. Otro dato, uno de cada tres frigoríficos que se compran al norte del río Bravo tienen origen en México. Obviamente, también la industria agroalimentaria, carne, frutas y verduras.
Sheinbaum insistía en mantener su mantra de mantener «la cabeza fría» ante los anuncios de Trump. «Siempre vamos a mantener el diálogo con Estados Unidos. Tenemos un plan A, un plan B, un plan C, para lo que decida el Gobierno de Estados Unidos. Vamos a esperar con la cabeza fría, tomando las decisiones, estamos preparados y mantenemos este diálogo». Unas horas antes de que venciera el plazo para la aplicación de los aranceles, Sheinbaum se rodeó del Consejo Coordinador Empresarial para revisar el Plan México, su iniciativa para proteger la economía de México de las embestidas de Trump.
En Canadá la respuesta ha sido más enfática. De la misma manera que Trudeau se plantó en Mar-a-Lago para verse con Trump en persona, también ha dado una respuesta más contundente. El premier canadiense, que dejará el puesto el próximo 9 de marzo, dijo que su país responderá de forma «decidida y enérgica» al tiempo que «razonable e inmediata». Entre las medidas que baraja Canadá está contestar con la misma moneda. El 75 por ciento de las exportaciones de Canadá tienen destino Estados Unidos. El grueso se concentra en la energía, en petróleo. «No lo endulzaré: nuestra nación podría enfrentarse a tiempos difíciles en los próximos días y semanas», explicó Trudeau. «Sé que los canadienses pueden estar ansiosos y preocupados, pero quiero que sepan que el Gobierno federal y, de hecho, todas las órdenes de Gobierno, les cubren las espaldas».
A pesar de los mensajes de tranquilidad que envían los líderes de ambos lados de la frontera, la confusión sobre los detalles ante la entrada en vigor y las matemáticas arancelarias auguran un complicado escenario comercial.
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