Cataluña
FAES ve en el secesionismo una «variante» del populismo en la UE
El libro que presentó ayer la Fundación FAES recoge las ponencias más significativas, organizadas en los últimos meses por la misma fundación en Barcelona, alrededor de cuestiones relativas al secesionismo catalán. Lo más discutido del libro «Cataluña en claro: Economía, Derecho, Historia, Cultura» fue precisamente el título. Mientras que el secretario general de la FAES, Javier Zarzalejos, dijo que bien podría haberse llamado «Cataluña en serio», pues aborda el debate desde la razón y no la emoción, el catedrático Francesc Granells consideró que al título le faltaba una palabra clave, «Política», según este último, la única manera de solucionar el conflicto. Además, desde FAES se alertó de que el secesionismo en cataluña es una «variante más» de los populismos que recorren Europa.
La permanencia en la UE
en caso de secesión es la cuestión que centra buena parte de los debates catalanes. En la conferencia de los expertos en Derecho, como son el profesor José María de Areilza y el abogado Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez Martín, despejaron las dudas al respecto. Cataluña pertenece jurídicamente al Estado español, por lo que al salir de éste, también dejaría de figurar en los tratados internacionales. Y en cualquier caso, la secesión no estaría exenta de dificultades y esperas, porque antes de entrar en la Unión Europea, el territorio debería ser reconocido por las Naciones Unidas.
El nacionalismo populista
en Cataluña es el título con el que inicia su análisis el crítico y escritor Miquel Porta Perales. Una de sus ideas es «la espiral del silencio» en que está sumida parte de la sociedad catalana por miedo a ir en contra de la opinión publicada o publicitada, el mismo silencio que la FAES rompe sin miramientos.
El coste de la separación
entre España y Cataluña es el tema de la disertación de Gabriel Tortella Casares, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá de Henares. Durante su conferencia, celebrada18 de noviembre de 2013 en Barcelona y recogida ahora en el volumen presentado ayer, Tortella afirma que «si Cataluña se encontrase fuera de la Unión Europea desandaría en muy corto espacio de tiempo el camino que España recorrió desde su ingreso en 1986, es decir, una trayectoria de 28 años, suponiendo que la secesión tuviera lugar en 2014». Otra de las nocivas repercusiones que para Cataluña tendría la separación del resto de España sería que «en materia monetaria, Cataluña podría seguir utilizando el Euro, pero el ''euro catalán'' no estaría sometido a, y a la vez defendido por, la política monetaria del Banco Central Europeo».
La factura económica
El coste de la independencia de Cataluña en el terreno económico también fue el tema elegido por Clemente Polo Andrés, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad Autónoma de Barcelona, para la conferencia que pronunció el pasado mes de noviembre en el marco del seminario de FAES «La factura económica del nacionalismo». De especial relieve son los datos aportados por Polo sobre el peso que las «exportaciones» al resto de España tienen en la economía de esta comunidad autónoma. Las exportaciones al resto de España de bienes y servicios catalanes supusieron en 2005 nada menos que 62.654,4 millones de euros. Las exportaciones al resto del mundo ascendieron a 42.294,4 millones. Estas cifras –que representan el 38,6% y el 28,5%, respectivamente, del valor añadido bruto generado por la comunidad autónoma– hablan a las claras de la abultada factura económica que el tejido empresarial catalán tendría que pagar de producirse la secesión.
La perspectiva jurídica
El director del Área de Constitución e Instituciones de FAES, Ignacio Astarloa Huarte-Mendicoa, incluye también una conferencia sobre los aspectos jurídicos del proceso secesionista pronunciada el 23 de noviembre de 2013, pero que ha sido actualizada para incluir la sentencia del TC del pasado 25 de marzo que declaró inconstitucional la declaración de soberanía del Parlament. Astarloa no duda en afirmar que «a cualquier jurista que crea firmemente en el Derecho y en la Ley sólo le cabe observar con asombro, con preocupación, e incluso con tristeza, muchas de las afirmaciones, planteamientos, informes, y también acuerdos institucionales que se han sucedido en Cataluña en los últimos tiempos».